Loquillo, a las nueve de la noche en el Kursaal

Loquillo ya ha dicho que «la banda viene como una moto, somos los mejores rockeros del país de largo». El de esta noche será, presumiblemente, el último vuelo de un trabajo discográfico que, aunque siempre mantendrá una distancia preventiva con sus grandes éxitos de siempre, conserva la esencia y el sonido genuino de Loquillo. Son temas como «La mafia del baile, la ley del compás», donde el cantante se rinde a la música que gobierna la actualidad; o «La Libertad», un canto optimista cuya letra firmaría hoy en día el propio Lennon.

Tampoco faltarán ninguno de sus clásicos, desde aquel «Cadillac solitario» que condujo a finales de los 80 junto a los Trogloditas mientras seguían «El ritmo del garaje». Hasta ese «Balmoral» (2008) con el que se asentó en solitario y que dejó un inmortal dúo junto al rockero francés Johnny Hallyday en «Cruzando el paraíso». Sobre el Kursaal, se le puede adivinar vestido de un pulcro negro, dado que nunca ha sido de quedarse anclado «en el 73 con Bowie y T-Rex» y esas «hombreras gigantescas» que más que de «El Rey» parecieran de un «Rey del Glam».

Ahora bien, ya admitió que este concierto «tendrá algo especial» y no se trata de una cuestión de compromiso: aunque estaba previsto para el pasado mes de mayo, el show finalmente fue suspendido y pospuesto a la fecha actual. Poco más de un mes después de llenar el WiZink Center de Madrid, Loquillo pondrá un punto y final, pero no por mucho tiempo. «Cuando no estoy trabajando me muero de pena y esto es real ¿eh?», adelantaba, con lo que no es aventurado prever una nueva salida a la carretera para el año entrante.