«La línea roja de Quincena para vetar a un músico es que defienda una agresión, no por su nacionalidad»
El director del festival donostiarra muestra su cautela ante eventuales vetos a intérpretes rusos y avisa que tampoco está previsto que tengan gran presencia en la 83 edición
A falta de seis meses para la 83 Quincena Musical donostiarra, su director, Patrick Alfaya, considera que «por cuestiones éticas, creo que no deberíamos invitar ... a alguien que apoya la invasión de Ucrania», aunque descarta de plano que alguien pueda ser vetado en razón de su nacionalidad. «Yo creo que la línea roja sería fomentar la agresión física, económica o social a un tercero». En cualquier caso, Alfaya reconoce que ni estaba prevista una gran presencia rusa en la programación del festival de música clásica, ni tiene mucho margen de maniobra: «La presión de tomar una decisión me la he quitado de encima porque es que tampoco hay vuelos desde Rusia».
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Así se manifestaba ayer Patrick Alfaya respecto al impacto que pueda tener el aislamiento internacional en el que se encuentra Rusia a consecuencia de la invasión de Ucrania. «En las orquestas internacionales siempre hay muchos músicos rusos, pero no teníamos previsto un gran movimiento de músicos rusos. Otros años sí ha habido porque sigue siendo el país con más grandes intérpretes. Eso es así».
«No nos afecta demasiado»
Alfaya adelanta que aunque aún «tenemos que ver, en un principio, no nos afecta demasiado» las medidas internacionales contra Rusia, aunque admite que se dan casos como el de la Filarmónica Checa, encargada de clausurar la 83 edición y cuyo director es el ruso nacionalizado estadounidense Semión Bychkov. «Es verdad que ha salido a decir que está completamente en contra de la invasión, pero ese tipo de cosas también se puede volver en contra: ¿ahora todo el mundo tiene que denunciar la invasión? No lo tengo claro. ¿Le tenemos que preguntar a cada artista qué opina?»
En donde sí se muestra tajante el responsable del festival donostiarra es en la posibilidad de vetar a alguien por su nacionalidad. «Ni de broma -concluye-. Tú no eres responsable de lo que hagan los dirigentes políticos de tu país. Yo creo que la línea roja sería fomentar la agresión física, económica o social a un tercero. Si un director se define mañana abiertamente como nazi, yo no le invitaría». En este sentido, admite que en el caso de que un músico ruso se posicione en favor de la invasión, quedaría excluido de la programación de Quincena. «Una cosa es que se pida comprensión para el punto de vista ruso y otra, que te posiciones a favor de bombardear un país. Es una barbaridad. Aunque sólo sea por un punto de vista práctica, es que nos generaría a todos tal follón con el público y con nosotros mismos, que probablemente lo vetaríamos».
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Alfaya se muestra convencido de que se trata de un tema delicado en el que es fácil deslizarse hacia posiciones censoras o doctrinarias. No es su caso. «Que una persona apoye por los cauces democráticos a determinado partido político, por muy distante que esté de mí o del consejo de administración de Quincena, es legítimo». En el caso de Bychkov, no hay problema porque «ya se ha manifestado en contra de la actuación rusa». Alfaya contempla la posibilidad de que «la guerra acabe pronto, pero la crisis con Rusia se mantenga», panorama ante el que se pregunta: «Ante cada pianista o violinista ruso que venga con una orquesta -y hay muchos-, ¿qué vamos a hacer? ¿Preguntarle cómo se posiciona?».
En cuanto al caso de Valery Gergiev, director del Mariinski y cuyos conciertos han sido cancelados por el Carnegie Hall neoyorquino, Alfaya señala que «veremos que pasa porque hoy (por ayer) tiene que empezar a mover ficha. También hay una cosa que debemos tener en cuenta. Por ahora sobre la guerra no ha dicho nada, pero Gergief se ha significado siempre a favor de Putin. Ahora, la gente tiene que saber que Gergiev tiene a su familia en Rusia, lo cual te coloca en una circunstancia compleja porque el director se puede quedar en Munich pero los suyos tienen que vivir allí».
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Hoy (por ayer) tocó en Madrid el pianista Grigory Sokolov, que ya pasó el pasado año por Quincena. «Es anti Putin y desde hace años. Lo he hablado mil veces con él. Vive en Verona porque no quiere vivir en Rusia, entre otras cosas, por Putin, pero ya habido gente llamando a boicotear su concierto. ¿Pero qué tiene que ver que sea ruso? Si además es un señor que no habla nunca, que no da ruedas de prensa...».
«Hay que pensar qué pedimos a los artistas en temas políticos»
El director de la Quincena Musical donostiarra, Patrick Alfaya, confiesa que no suele abordar asuntos políticos en su trato con los músicos que actúan en Quincena. «Hace años, en momentos muy duros para los territorios ocupados, yo he visto a la Filarmónica de Israel actuar en la Quincena y nadie decía nada. Y la situación allí es casi de guerra, pero a nadie en toda Europa, ni en Estados Unidos le parecía mal que la Filarmónica de Israel actuara en un lugar y en otro. Y me parece bien», aclara Alfaya, antes de añadir que «si aplicamos un rasero, debemos ser para todos. Nadie le preguntó a Zubin Mehta qué opinaba de lo que estaba haciendo Israel en los territorios ocupados». A su juicio, «todos tenemos que pensar un poco qué vamos a pedir a los artistas en cuanto a que definan sus posiciones políticas».
A modo de ejemplo, Alfaya se remite al caso de la soprano rusa Anna Netrebko, «que se ha manifestado en contra de la guerra, pero añade que no entiende por qué tienen los artistas que definirse y dar su punto de vista sobre todo esto. Ella denuncia la presión que han ejercido sobre ella desde las redes sociales para que se posicione y dice que no está de acuerdo con que le obliguen a dar su opinión. Netrebko vive en Rusia y su familia, también».
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