Una inauguración en clave de emoción y alma popular
El festival arrancó este viernes con una jornada diversa que combinó música clásica, danza actual y acción social en distintos espacios de Donostia
Empezó con un piano y una promesa. A las 12.00, en la Sala Club del Victoria Eugenia, la joven pianista donostiarra Sofía Huerta inauguró ... su primera Quincena sentada ante el teclado como quien abre una puerta al futuro. Porte sobrio, atuendo oscuro, mirada firme y un programa que atravesó épocas y emociones, desde la precisión arquitectónica de Beethoven hasta el lirismo suspendido de Chopin y la melancolía luminosa de Granados. El público la rodeaba en un silencio cómplice, consciente de estar ante un acto de amor a la música nacida en casa.
Publicidad
Mientras tanto, a las 11.30 en la residencia Berra, la faceta más solidaria del certamen cobraba vida con el dúo Ametsa Bikotea —la soprano Ainhoa López de Muniain y la pianista Leyre Sáenz de Urturi—, que ofreció un repertorio que iba desde Mozart a Guridi. Por la tarde, esta iniciativa se repitió en Aldakonea a las 17.30, con la soprano Lorea López y la pianista Lucía Arzallus. A la misma hora, el claustro del Museo San Telmo se transformó en un escenario íntimo para la danza con 'Humana', de Lasala Dantza Konpainia, donde las coreografías dialogaron con el espacio, fundiendo movimiento y arquitectura en un solo mensaje. Una experiencia profunda, en la que cada paso y gesto parecían resonar con la memoria y el presente de la ciudad.
A las 18.00, el foyer del Kursaal acogió 'Sustraiak eta hegoak' de Verdini Dantza Taldea. Un espectáculo que celebró la diversidad cultural a través del movimiento. Simultáneamente, en el Victoria Eugenia, el txistulari Jagoba Astiazaran y el pianista Iñar Sastre homenajearon a Maurice Ravel con 'Ravelen dantza', una propuesta que entrelazó danza y música popular vasca. También fue un homenaje a las raíces el primer concierto del Ciclo de Órgano, donde Ana Belén García y la soprano Miren Urbieta-Vega ofrecieron en San Ignacio una alegoría sinfónica a los 'Ecos del alma vasca'. Con alma popular y cargada de emoción, arrancó ayer la 86ª Quincena, reafirmando la diversidad y la inclusión como partitura social.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión