José Mari Echarri: «Llevo más de 25 años al frente del Orfeón y se acerca la hora de ir pensando en el relevo»

- El fin de semana pasado vivieron una intensa celebración con tres conciertos en Roma.

- Sí, ha sido un broche de oro fantástico que llevábamos trabajando durante años. Cuando yo llegué a la presidencia del Orfeón me marqué varios retos que hemos ido cumpliendo. Actuar en los Proms de Londres, en Viena... y quería actuar en el Vaticano, quizás por mi vertiente religiosa. Este año la embajada española en la Santa Sede, ahora a cargo de Isabel Celaá, promovía una programación cultural especial. A eso sumamos la posibilidad de actuar en el Vaticano, y de la mano de la Compañía de Jesús, un tercer concierto en la iglesia de San Ignacio. Todo resultó fantástico.

- Solo faltó la presencia del Papa en la actuación en San Pedro.

- Habíamos contactado, pero no acudió. Sí mandó un saludo al Orfeón en el Ángelus de mediodía en la plaza. En la misa también agradecieron nuestra presencia.

- ¿Qué balance hace de este 125 aniversario que termina en diciembre?

- No puede compararse con el centenario, que tuvo una programación que resultó espectacular, pero ha ido muy bien. Nuestro objetivo era repetir un gran concierto en el estadio de Anoeta, y trabajamos para ello con Iñigo Argomaniz y Get In, pero resultó complicado. Tuvimos contactos con el Ayuntamiento y la Real Sociedad, y hubo un momento en que estuvimos a punto de concretarlo, aprovechando el montaje de otro concierto, pero no salió adelante. No descarto la idea: quizás podría hacerse a lo largo de 2023. No importa si alargamos la celebración unos meses más...

- Hay otro reto pendiente que también podría hacerse el año próximo.

- Sí, una gran exposición. En el centenario hicimos una muestra en San Telmo llamada 'Otras voces' y ahora queríamos contar la historia de los últimos 25 años, también en San Telmo, pero parece que han cambiado los criterios a la hora de pensar este tipo de exposiciones. Nos propusieron que contactáramos con la empresa Morgan Crea para hacer una exposición diferente, más contemporánea, y la tenemos ya en marcha. Están avanzados los contenidos y solo faltaría encontrar el lugar donde realizarla.

- Sí ha sido un año con más actuaciones que la media, en cualquier caso.

- Sí, cuando lleguemos a 31 de diciembre habrán sido unas 50 actuaciones. Otros años suelen ser unas 35 o 40 actuaciones.

- ¿Qué hitos destaca entre lo realizado este año?

- Es difícil elegir. Desde el punto de vista artístico destacaría la Misa Glagolítica que hicimos en Quincena Musical, o la Segunda de Mahler que cantamos con la Euskadiko Orkestra en su programa de abono, con momentos especialmente brillantes tanto en Donostia como en Bilbao. Y fue muy emotiva la celebración en Madrid con nuestro público de allí. El 'bravo' fue un rugido colectivo. Madrid es donde más se nos aplaude desde el mismo momento en que salimos al escenario.

- ¿Cuál es la salud del Orfeón ahora mismo, tanto a nivel artístico como institucional?

- Artísticamente la salud sigue siendo muy buena, y así lo atestiguan los directores con los que hemos trabajado y los públicos que nos reciben. Otra cosa es el mundo de la contratación. El sector ha cambiado muchísimo en los últimos años y especialmente tras la pandemia, que nos ha hecho mucho daño. Cada vez se contratan menos conciertos sinfónico-corales. Puedes verlo en cualquier festival, desde Lucerna a Granada. Ocurre en el mundo y en el Estado. En Madrid hay ahora mismo cinco coros profesionales y es más difícil entrar, y eso que en breve actuaremos en el Real. Es una de las asignaturas que el Orfeón debe abordar en los próximos años: estar en los espacios que ahora mismo se nos están resistiendo.

- Hace falta actuar por proyección del coro pero también para lograr ingresos...

- Sín duda. El Orfeón vive en parte de las subvenciones pero sobre todo del caché. Necesitamos esa media de 35 conciertos anuales, aunque los que den ingresos de verdad sean 20.

- Hay voces de recambio.

- Sí. Funcionan los coros de cantera y hay renovación en el coro principal, que suma en torno a 240 voces. Han ido entrando muchos jóvenes en los últimos tiempos, muy bien preparados y enseguida adaptados a la dinámica y el compromiso del Orfeón, en la asistencia a los ensayos y participación en las actuaciones. En los conciertos normales necesitamos unas 100 voces, y no hay problema.

- ¿Hace falta una modernización del Orfeón?

- No hay que olvidar la música sinfónica coral pero seguir haciendo otras cosas. Siempre las hemos hecho: en el pasado hemos actuado en el festival de jazz, cantado rancheras o hasta escenificado zarzuelas en nuestro concierto de socios, pero hay que seguir ofreciendo otros perfiles. Lo nuestro no es organizar conciertos, sino que nos contraten. Solo durante la pandemia lo hicimos. En 2020 solo habíamos dado tres conciertos y en el 21 nos pusimos a organizar: contratamos el Kursaal y actuamos. No ganamos dinero, pero tampoco perdimos, y sobre todo mantuvimos la maquinaria en marcha. Y sí, no hay que cerrarse a nada, ojalá cantar con Rosalía o con quien sea. Lo ideal es mantener la actividad sinfónica y ampliar públicos. ¿Por qué no puede cantar el Orfeón con C. Tangana?

- Tomó posesión de la presidencia en junio de 1996. Ha cumplido 28 años al frente y tiene 87 años. ¿Ha pensado en la posibilidad del relevo?

- Son muchos años los que llevo y los que tengo... Hombre, veo a Joaquín Achúcarro tocar el piano con 90 años o recuerdo a Vicente Zaragüeta al frente del Aquarium con 88 y me veo con fuerzas. Pero siempre recuerdo lo que decía el futbolista David Villa: hay que irse antes de que te echen.

- ¿Lo ha comentado en la junta directiva?

- Cuando ya había decidido dejar la presidencia de la Cámara de Comercio opté por callar hasta el final porque no hay que adelantar debates. Aquí diría lo mismo. Hay que ir pensando en un relevo en la institución. A mí me gustaría seguir vinculado de alguna forma, como la nueva sede.

- ¿Hay relevo?

- Hay que hacer un trabajo interno previo. Yo pasé de ser un presidente institucional a presidente gestor: cada día vengo a trabajar cuatro o cinco horas. Eso no puede segur así: necesitamos un presidente institucional con un respaldo interno de gestión que busque contratos o lleve la comunicación. Estamos en ello, y contamos con el estupendo equipo que ya trabaja en el Orfeón. Mi antecesor, José María Vizcaíno, me decía 'tu no te preocupes, que los contratos llegan a la mesa'. Pero el tiempo ha cambiado, insisto, y hay que ir a buscar las contrataciones.

- Este martes el Orfeón actúa en el Kursaal dirigido por Luis Cobos. Es una actuación sorprendente a ojos de cierto público habitual.

- Se plantea como un homenaje de Luis Cobos al Orfeón con motivo del 125 aniversario, y va dentro de un 'paquete' más amplio: un acuerdo con SalvaMúsica, una plataforma que busca mejorar la conservación de viejas grabaciones, como todas las que conforman el archivo del Orfeón, digitalizarlas, masterizarlas y comercializarlas. Dentro de ese grupo figura el trabajo de Luis Cobos, que se reunió con nuestro director artístico, José Antonio Sáinz Alfaro, que codirigirá parte de las veinte piezas incluidas en el programa.