Maddalen Dorronsoro, con niños del coro infantil de Landarbaso , durante el ensayo. Arizmendi

Alarma en el coro infantil y juvenil vasco: un estudio constata la crisis y las causas

Gipuzkoa concentra más de la mitad de estas agrupaciones, según un estudio pionero, que radiografía los retos de esta actividad cultural

Alberto Moyano

San Sebastián

Martes, 22 de octubre 2024

La cantera coral vasca está en crisis. Así se constata, con los datos en la mano, con que ya era algo más que una intuición ... en el Informe sobre la actividad de las agrupaciones corales infantiles y juveniles de la Comunidad Autonómoma Vasca 2022 elaborado por la Confederación que agrupa al sector en colaboración con el departamento de Cultura del Gobierno Vasco. El estudio, pionero en Euskadi, en España y en Europa, ha radiografiado la situación y actividad de 4.719 cantantes de entre seis y 23 años, pertenecientes a 134 agrupaciones.

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Las conclusiones del trabajo firmado por la profesora y directora de coro Nuria Fernández-Herranz y la investigadora y profesora Marta García son claras e incluyen la autocrítica: la falta de coordinación y atomización del coralismo vasco, las tendencias individualistas en su organización y gestión, y la baja presencia de esta actividad en las escuelas amenazan con laminar una tradición cultural fuertemente arraigada en la sociedad vasca, al menos hasta hace poco.

Y también el fuerte desequilibrio tanto territorial como de género. Respecto al primero, el 52% de los coros infantiles y juveniles vascos están en Gipuzkoa, frente al 37% de Bizkaia y el 11% de Araba. En cuanto al segundo punto, la implicación femenina en esta actividad es mucho mayor que la masculina: son un 68% en la infancia y un 75% en la adolescencia, aunque con marcada tendencia a la baja en los dos grupos. Los colegios tampoco pasan el corto: sólo un 5% de los públicos incluyen el coralismo entre sus actividades, una cifra que aumenta ligeramente hasta el 16% en el caso de los centros privados y concertados. La media en Euskadi no llega al 10%.

El estudio también recoge cuántos de los conciertos que estos coros ofrecen al cabo del año son autogestionados y contratados de forma externa, y cuántos se realizan en su propio municipio. Pues bien: el 66% son fruto de la autogestión y el 72% se celebran en la propia localidad del coro.

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De la situación que atraviesa el coralismo infantil y juvenil da buena cuenta un dato anecdótico, pero ilustrativo: durante el año que se ha tardado en completar el estudio, desaparecieron los coros Gaudeamus de Gernika –con más de treinta años de trayectoria–, y el infantil del Orfeón Donostiarra –aunque hay un intento de reflotarlo–.

El viceconsejero de Cultura, Andoni Iturbe, ha presentado hoy el trabajo junto a la autora Marta García, la presidenta de la Asociación de Coros del País Vasco, Eva Ugalde; y su secretario técnico, David Azurza. Junto al diagnóstico, las autoras del estudio han incluido algunas posibles soluciones, que pasarían por la creación de un marco laboral de referencia, la redacción de un estatuto coral vasco, y un plan estratégico que incluya formación en dirección y gestión de coros, una estrategia de dinamización y otra de comunicación.

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Los responsables de la Asociación indicaron que aunque carecen de datos exactos sobre la situación del sector en el pasado, todos los participantes coinciden de forma unánime en que hay una crisis, básicamente provocada por el auge del individualismo en la sociedad frente al trabajo colectivos o en grupo, con es el caso de coralismo.

El informe está a disposición de quien quiera consultarlo en profundidad, tanto en euskera como en castellano, en la web koralakeae.eus/ediciones.

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