¿Recuerdas Donostia 2016? Lo que pudo haber sido y no fue
Nadie anuncia conmemoraciones por los diez años de la capital europea de Donostia, pero aún caben reflexiones: más 'imanoles' y menos 'moyes' / Los libros de Mikel Santiago y Lide Aguirre
Hubo un estallido de alegría, aplausos y un irrintzi. Recuerdo bien aquel momento, al igual que todos los vascos que estábamos ese día ahí: auditorio ... del Ministerio de Cultura, Madrid, 28 de junio de 2011. El austriaco Manfred Gaulhofer, presidente del Comité de Selección de la Capital Europea de la Cultura 2016, anunció el nombre de San Sebastián como ciudad ganadora. Los representantes de otras ciudades no acababan de creerlo, y menos la embajada de Córdoba, gran favorita. Podía haber sido para Donostia como aquel «à la ville de Barcelone» pronunciado por Samaranch el día que se anunciaron los Juegos de 1992. Pero no lo ha sido.
Publicidad
Vivimos días de aniversarios. El DIPC, el centro que sitúa a Gipuzkoa y a Euskadi en la élite de la ciencia,celebró esta semana por todo lo alto su 25 cumplaños. La próxima semana Tabakalera conmemora oficialmente sus diez años. Pero de momento nadie parece moverse para festejar los diez años de Donostia 2016. Cuando Odón Elorza y Kepa Korta anunciaron al inicio de todo esto que San Sebastián se postulaba para esa carrera muchos pensamos que era el título ideal para esta ciudad, que nunca hará unos Juegos pero sí puede presumir de capital cultural olímpica. Luego, de la mano de Santi Eraso y su equipo, fueron perfilando un programa que propugnaba «hacer las cosas de una manera como no se habían hecho antes». No entendíamos mucho, pero sonaba bien.
Los acontecimientos se precipitaron. Coincidió el proceso con el final de ETA. Justo antes del examen final hubo elecciones y Bildu reemplazó al odonismo. Y de manera inesperada Donostia fue la elegida. Aquella tarde de la elección Elorza, ya desalojado de la alcaldia, lloraba, e Izagirre, que apenas sabía de qué iba a eso hasta una semana antes, festejaba. En un proceso tan largo fue el PNV, con Eneko Goia y Miren Azkarate al frente, quienes tuvieron que gestionar la hora de la verdad.
Siempre nos quedó la frustración de lo que podía haber sido y no fue. El inicio, con el ya mítico espectáculo inaugural de Hansel Cereza, marcó la primera desafección popular. Su modernidad viejuna nos dejó fríos y encima nos llamó paletos por no entenderla. Hubo cosas buenas, claro. Aún recordamos ese 'sueño de una noche de verano' en Cristina Enea absolutamente mágico. Se dijo que el legado incluiria volver a montar espectáculos así pero de eso nunca más se supo. Fernando Bernués fue el alma de ese montaje y durante un tiempo director cultural de Donostia 2016: mejor nos habría ido si hubiese seguido al frente.
Publicidad
Las instituciones ficharon a Pablo Berastegui y Xabi Paya, dos estupendas personas, pero desconectadas con la ciudad. Berástegui llegó a la vez que Moyes a la Real. A los dos les falló la conexión. Mejor hubiese venido un Imanol en el banquillo del 2016, un Rebordinos o el propio Bernués. Berástegui es ahora diretor de La Casa Encendida de Madrid y Paya de la cultura de Getxo. Recordar que a veces es mejor un Imanol que un Moyes es oportuno ahora que el Jazzaldia y el Zinemaldia preparan los relevos en la dirección.
A fin de año se hace el primer filtro entre las ciudades que optan a capital europea en 2031, año que toca otra vez a España. Pueden aprender aquí lo malo y lo bueno.
Esta semana Donostia quedó segunda en la carrera para capital europea de innovación. Ya nos enseñó Zuhaitz Gurrutxaga que a veces 'subcampeón' es el mejor título.
Publicidad
Euskandinavos: Quintana Torres y Piero Garza son mis vecinos
Llevo días entre novelas negras vascas, misterios y algunas muertes. Hablemos de libros, que son días de puente.
El jueves el escritor vizcaíno Mikel Santiago vino a Aula DV a presentar 'La chica del lago', su nuevo libro. Era una tarde-noche de olas y tormentas, pero sus fieles se acercaron hasta el Aquarium a escuchar a un autor que además de escribir con eficacia hipnótica habla con claridad sobre su oficio y su vida. Es uno de los magos del thriller: vende decenas de miles de libros. Acaba de cumplir los 50 y, según bromea, la crisis de la edad le ha llevado a comprarse una tabla de surf y a escribir esta historia que empieza en Bilbao y termina en un pueblo inventado del interior de Álava, protagonizada por todo un personaje, Quintana Torres.
Publicidad
Su amigo Ibon Martín fue quien inventó el término euskandinavo para definir esta novela negra vasca que puede recordar a la que cultivan los nórdicos. Esta vez Ibon no vino al Aquarium porque está inmerso en la feria de Durango.
Lide Aguirre fue periodista en DV hasta que pasó a mejor vida: la literatura. Con una de sus primeras novelas llegó en 2018 a la final del Planeta sin seudonónimos y con el único apoyo de las letras: ella no es Juan del Val. Ahora lanza 'La vida privada de Piero Garza', también negra y de intriga pero poco euskandinava: transcurre en la luminosa Donostia de agosto. Es la historia de un estafador del amor, aunque inesperados giros guion consiguen que al final nada es lo que parece: inquietante y adictiva como la vida misma.
Publicidad
mezquiaga@diariovasco.com
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión