FOTOS: JOSEBA URRETAVIZCAYA

La sombra del vuelo de 'Las golondrinas'

Migración ·

Un libro recrea la epopeya de las muchachas de los valles pirenaicos que en los siglos XIX y XX cruzaban a pie la frontera para trabajar en las fábricas de alpargatas de Francia

Borja Olaizola

San Sebastián

Miércoles, 2 de diciembre 2020, 06:28

«Ir a la alpargata» fue durante muchos años la actividad principal de cientos de muchachas de los valles pirenaicos de Salazar y Roncal ( ... Navarra) y de Hecho (Huesca) que cruzaban en otoño el Pirineo para trabajar durante el invierno en las fábricas de alpargatas del sur de Francia. Conocidas como 'Las golondrinas' porque, como las aves, desaparecían antes de las primeras nieves y regresaban con la llegada de la primavera, fueron durante décadas uno de los principales soportes de la precaria economía de muchas familias del sur de la cordillera. El escritor roncalés Fernando Hualde y el fotógrafo tolosarra Joseba Urretavizcaya han recuperado la figura de 'Las golondrinas' y recreado su actividad en un libro titulado 'Alpargateras roncalesas. Erronkari ibaxeko ainariak' que se presentará el próximo viernes en Pamplona.

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Vistas con ojos de ahora, las muchachas que iban todos los años 'a la alpargata' desprendían un aura de heroínas sacadas de una vieja fotografía en tonos sepia. «La mayoría eran niñas de entre 12 y 15 años de familias que tenían pocos recursos», explica Fernando Hualde, un escritor de Isaba apasionado por la etnografía que se ha encargado de los textos del libro. «De esa forma, además de obtener unos recursos extra, los padres tenían una boca menos que alimentar durante los inviernos». El fenómeno de 'Las golondrinas' se inició en las primeras décadas del XIX, cuando Mauleon, capital de Zuberoa, empezó a convertirse en el principal centro de fabricación de alpargatas del continente. «La producción creció de tal forma que en Francia no había mano de obra suficiente para todas las fábricas que se crearon en la zona, así que tuvieron que recurrir a las muchachas del otro lado del Pirineo», apunta Hualde.

El boom de las alpargatas, continúa el escritor y etnógrafo, fue consecuencia de un doble fenómeno: «Por un lado todos los emigrantes vascos de ambos lados de la frontera que se fueron a América a lo largo del XIX seguían demandando alpargatas y por el otro los mineros franceses descubrieron que era el calzado más seguro porque el esparto mantiene la adherencia incluso cuando el suelo está mojado. Esa doble demanda desde América y desde el norte de Francia hizo que Mauleon se convirtiese en la capital mundial de la industria de la alpargata».

La prosperidad de la industria alpargatera radicada en Zuberoa se expandió a través de 'Las golondrinas' al sur de los Pirineos. «Las vecinas del otro lado de la frontera eran la principal mano de obra de aquellas fábricas, que adaptaron sus ciclos de producción a su presencia durante el invierno». Las muchachas solían partir a principios de octubre hacia Francia. Lo hacían a pie y llevando lo imprescindible. «Eran trayectos muy duros y cuando el invierno se adelantaba no era extraño que algunas de ellas muriesen en la nieve. Hay relatos de muchachas sorprendidas por ventiscas que aparecieron días más tarde muertas y con las manos entrelazadas bajo la nieve».

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Lobos y osos

La distancia que mediaba entonces entre Isaba y Mauleon era bastante mayor que los 70 kilómetros que separan en línea recta ambas localidades. «Había que atravesar barrancos, bosques, ríos y puertos que tenían más de 2.000 metros de altura», observa Hualde, que recuerda que en aquellas épocas las manadas de lobos y los osos constituían una amenaza real en muchos rincones de la cordillera.

Nadie sabe a ciencia cierta cuántas mujeres solían trasladarse a Francia aunque las pesquisas realizadas por el etnógrafo y escritor roncalés apuntan a que podrían ser unas 1.500 en cada campaña. Las condiciones de trabajo no eran nada fáciles. Las muchachas trabajaban en jornadas de más de doce horas diarias y apenas se relacionaban con los franceses. «Muchas veces se llevaban de las fábricas material a los lugares en los que se alojaban para seguir trabajando, tenían claro que su principal objetivo era ganar dinero».

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La llegada de la primavera marcaba el fin del ciclo laboral. Con el despertar de la naturaleza las muchachas emprendían el camino de regreso a sus hogares. Compraban todo tipo de productos en Francia con el dinero que habían ahorrado durante el invierno y se las ingeniaban para trasladarlos a España sin pasar por las aduanas. «Solían escribir desde Francia a sus familias para comunicarles la fecha de su regreso y sus parientes se acercaban en caballerías hasta la muga para ayudarles a transportar lo que habían comprado al otro lado», cuenta Hualde.

El fenómeno de 'Las golondrinas' se prolongó hasta bien entrados los años 30 del siglo pasado. «Las secuelas de la crisis de 1929 acabaron con los desplazamientos de las muchachas. Cuando el paro empezó a crecer en Francia las españolas empezaron a estar mal vistas, al fin y al cabo no dejaban de ser unas inmigrantes. Para ese tiempo habían surgido además otros calzados que habían desplazado a las alpargatas».

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El libro, primorosamente editado, contiene 86 fotografías que recrean la epopeya de 'Las golondrinas'. Son imágenes realizadas con la colaboración de vecinas de Isaba, muchas de ellas descendientes de las alpargateras, ataviadas con trajes de la época. «Son reproducciones de los vestidos originales aunque en algún caso se trata de trajes de aquellos años conservados por las familias», explica el fotógrafo Joseba Urretavizcaya, que es también el editor de la obra.

Reconocimiento a una labor no demasiado bien vista

Las alpargateras de los valles pirenaicos desaparecieron de la escena cuando el fenómeno empezó a declinar en la década de los 30 del siglo pasado. «No era algo de lo que se solía presumir, entre otras cosas porque significaba reconocer que se pertenecía a una familia humilde», indica el escritor y etnógrafo Fernando Hualde. A finales del pasado siglo, sin embargo, varias asociaciones navarras y oscenses empezaron a reivindicar la labor llevada a cabo por 'Las golondrinas' con actos como la recreación de su partida hacia Francia, que solía realizarse el 7 de octubre coincidiendo con la festividad de la Virgen del Rosario. Desde 2017 los roncaleses celebran ese día en Isaba un homenaje a las alpargateras que este año ha cobrado forma de libro.

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