Ana María Matute firma un libro ante la playa de La Concha.

«Hay que enseñar a los niños que no hay un placer como la lectura»

Ana María Matute tenía ya en 1998 más de 50 años de carrera literaria a sus espaldas. Visitaba San Sebastián, como tantas otras veces. En este caso dentro de una campaña de animación a la lectura. Una excusa ideal, decía, para volver a una ciudad que le encantaba. Poco antes de una conferencia confesaba que pese a todo aún le asaltaba por sorpresa el miedo a hablar en público. Con voz suave, encantadora y firme decía ser muy tímida. Un fino sentido del humor, agudo y reposado al mismo tiempo, revoloteaba por cada una de sus frases.

Jesús Falcón

Miércoles, 25 de junio 2014, 11:26

¿Se puede animar a los adultos a que lean?

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Yo también me lo pregunto,.. creo que no hace falta, los adultos o son adictos o no lo son. A los niños sí se les puede descubrir lo maravillosa que es la literatura.

«He sufrido y he gozado mucho, nunca me he aburrido»

  • Usted se ha definido como rara.

  • Hombre,.. la verdad es que sí soy un poco rarilla, pero bueeena, muuuy bueeena persona (risas).

  • ¿Qué significa el humor para usted?

  • Es fundamental en la vida. Si no fuera por él ya podíamos tirarnos por un puente. El humor da ganas de vivir y enfoca de otra manera los problemas. Y el que no ríe de si mismo, con cariño, no con mofa, va dado en este mundo... Yo me río mucho de mí, es muy sano.

  • Pero usted lo ha llegado a pasar mal.

  • Una cosa no desdice otra. He tenido una vida muy intensa, con momentos muy malos pero con otros fenomenales. He sufrido y he gozado mucho, y nunca me he aburrido, no sé lo que es eso, lo cual es un éxito, ¿no?, je, je.

Usted ha defendido que no se obligue a leer a los niños, ¿qué hay que hacer?

Hacerles ver que no es un deber o un castigo, sino un placer. Hay que abrirles la ventana para que descubran que pocas cosas te dan el placer que da la lectura,.. bueno, a parte de cuestiones amorosas y de otro tipo,.. (risas).

-¿Los placeres del espíritu?

-Sí, es la ilusión de crear un mundo, porque un libro no es sólo lo que dice el escritor, es también lo que tú pones como lector. Es un mundo maravilloso en el que se pasa muy muy bien.

-¿Y cómo animó a su hijo a leer?

-No tuve que animarle, en casa veía que un libro no era un objeto extraño ni quien lee un extraterrestre. Yo creo que eso es lo importante, que se vea como algo corriente, una cosa más de las que ayudan a vivir, como el comer, algo que se hace todos o casi todos los días.

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-Pero a usted la lectura le llegó acompañada de la afición a escribir.

-Sí, desde muy joven tenía clarísimo que quería ser escritora, es lo único en lo que no me equivoqué, porque en todo lo demás, no veas cómo me han arreado,.. pero creo que el escritor nace, no se hace.

-¿Qué importancia tuvo en ese deseo ser una niña tartamuda?

-Influyó muchísimo. Yo no me podía expresar sin que se rieran las otras niñas, así que lo hacía escribiendo.

¿Cómo lleva ahora ser la única mujer en la Real Academia de la Lengua?

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Bien pero espero no ser la única mucho tiempo. Haré todo lo que pueda, aunque no es que pueda mucho.

-¿Existe la literatura femenina?

-No existe; lo que hay son mujeres que escriben maravillosamente. Lo que existe es la literatura, la buena, la mala y la mediocre.

-En los años 40 no sería nada fácil para una mujer publicar un libro...

-No, pero lo conseguí porque era muy tozuda. Con 17 años fuí una y otra vez a la editorial con mi primer libro hasta que me recibieron, hasta que se lo leyeron y hasta que lo vi publicado. Me trataban como una cría pero luego vieron que allí había una escritora. Animada por el éxito escribí otro y quedó finalista en el premio Nadal.

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-Hablando de premios, ¿qué le parece todo el montaje que existe alrededor del Planeta?

-Yo de esas cosas no entiendo,.. creo que la literatura es otra cosa. Pero malo tampoco es porque gracias a estos premios tan espectáculares se hacen lectores. Un libro no existe si alguien no lo lee.

¿Usted piensa en el lector al escribir?

No especialmente. Escribo para mí, me digo y me busco, para encontrar a los demás.

-¿Es 'Olvidado Rey Gudú' la obra de la que más satisfecha se siente?

-Pues sí, (sonríe).

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-¿Cambiaría su experiencia por algo?

-No,.. porque es muy útil, sobre todo para escribir. Lo que pasa que experiencia, ¿sabes lo que quiere decir? Vejez.

-Pero no tendrá sólo aspectos negativos.

-Tampoco es tan mala. En la vejez yo me he encontrado cosas que en la juventud no me daba cuenta. La juventud se come la fruta verde, y eso da unos cólicos... La vejez te enseña a apreciar los buenos momentos. La vida te puede quitar cosas pero también te ofrece otras, y hay que saber ver esto.

-¿Y qué tal tratamos ahora a los mayores?

-Lo que hay que hacer es escucharles, que cuenten sus batallitas. Lo peor es que no te escuchen lo que quieres decir y te has guardado toda la vida. El anciano que puede contar sus cosas vive más feliz, si no va naciendo en él una mudez que acaba en un gran silencio.

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-¿Y cómo ve usted el futuro?

-Me preocupa el mundo que se avecina, que es una incógnita. Da unas vueltas terribles y vuelven a ocurrir cosas que pensábamos irrepetibles como las «limpiezas étnicas ». La especie humana no me enorgullece especialmente.

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