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Nueva casa. Algunas de las piezas en los 'peines' de Gordailua. Juantxo Lusa

La gran colección de arte de Gipuzkoa

Gordailua. La incorporación de las 1.200 obras procedentes de la colección de Fundación Kutxa, que finalizará en enero, reforzará el perfil artístico del centro foral de patrimonio

Lunes, 14 de diciembre 2020, 07:04

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Gordailua, el Centro de Colecciones Patrimoniales de la Diputación Foral de Gipuzkoa inaugurado en 2011, no es un museo. Aunque organiza visitas guiadas -la siguiente, 'Trabajar en auzolan: lavanderas e hilanderas', está anunciada para el próximo viernes, día 18-, no está abierto al público.

Si en lugar de ser un centro especialmente acondicionado para custodiar fondos de distinta naturaleza y titularidad, pensado para prestar servicio a la red de museos de Gipuzkoa, Gordailua fuera un museo, podría mostrar por primera vez en un único espacio la colección más completa de arte guipuzcoano.

Una colección que, de hecho, nunca ha existido como tal, ya que la ola de los museos de bellas artes que florecieron a lo largo del siglo XIX y a principios del XX pasó de largo por Gipuzkoa, cuya pinacoteca abierta al público más completa sigue siendo, desde 1932, la del Museo San Telmo de San Sebastián, de titularidad municipal.

No obstante, aunque Gordailua, el edificio con aspecto y prestaciones de cofre del tesoro situado en un polígono industrial de Irun no es ni será un museo, en su interior ya está tomando forma y acomodándose la gran colección de arte guipuzcoano, que ha dado un paso de gigante con la incorporación a los fondos preexistentes de las 1.200 piezas más valiosas y significativas de la colección de Kutxa Fundazioa.

En virtud de un acuerdo firmado por la Fundación y la Diputación Foral de Gipuzkoa el pasado mes de julio, el depósito se realiza inicialmente para un período de diez años. Una parte importante de la colección, que incluye pintura, escultura y obra gráfica, ya ha completado los procesos necesarios para que su incorporación a su nueva casa no acarree la presencia de hongos, insectos u otros acompañantes que puedan dañar a los ocupantes anteriores. La última partida, compuesta en gran medida por obra gráfica que se conservará en planeros, habrá completado el traslado para finales de enero.

En buen estado

Son las previsiones que realizaron hace un mes Harkaitz Millán, diputado foral de Cultura, y Ander Aizpurua, director de Kutxa Fundazioa, cuando dieron a conocer los detalles de la operación. Las confirma Carlos Olaetxea, director de Gordailua, que se muestra convencido de que la incorporación de estos nuevos fondos enriquecerá el perfil del centro.

Lo hará, obviamente, porque más de un millar de obras de valor contrastado no desembarcan todos los días en Gordailua. También porque con su presencia, y en combinación con los fondos existentes, permitirán realizar lecturas más completas de la historia del arte guipuzcoano.

«Tenemos que ir pensando en el modo de ir sacando a la luz esta gran colección»

Harkaitz Millán | Diputado de Cultura

Olaetxea, además, confía en que «ayudará a que haya más investigación artística, algo inexistente hasta la fecha, ya que prácticamente la única investigación que despierta interés y se realiza es en el terreno de la arqueología, y alguna cosa ocasional en temas de etnografía».

Ese monocultivo es hasta cierto punto comprensible, ya que la colección de materiales arqueológicos y paleontológicos que desde 2015 custodia Gordailua, es impresionante, y se cifra en torno a los 200.000 objetos.

Aunque muchísimo más discreta en número, la colección de arte que está tomando forma en Gordailua también es muy relevante. Sus principales componentes, recuerda Carlos Olaetxea, «son la colección de la Diputación, el fondo de San Telmo y la colección de Fundación Kutxa. La primera es predominantemente contemporánea, y está bajo el influjo que tuvo Arteleku. La de San Telmo es variada, y con la de Kutxa se completa un elenco importante de autores, sobre todo desde el siglo XIX hasta la más rabiosa actualidad».

Bajo distintas fórmulas, en los últimos años las familias de Rafael Ruiz Balerdi, Néstor Basterretxea y Daniel Txopitea también han ido depositando obra de esos artistas que son parte importante de la historia del arte guipuzcoano, y otro tanto ha hecho hace unos días el Ayuntamiento de Irun con 40 obras de Menchu Gal de su propiedad.

La colección, que sigue y y seguirá creciendo, le parece a Carlos Olaetxea «suficientemente interesante» para que atraiga la el interés de los investigadores. Pero no es la calidad de los fondos el único argumento que puede ayudar a modificar el perfil de los visitantes profesionales de Gordailua. «Disponemos de los laboratorios idóneos y los equipamientos necesarios para que realicen su trabajo en las mejores condiciones», apunta el director del servicio.

«Ayudará a que haya más investigación artística, inexistente hasta la fecha»

Carlos Olaetxea | Director de Gordailua

Gordailua cuenta también con unos servicios de restauración de primer orden, a los que no están teniendo que recurrir de manera especial con motivo de la llegada de las obras de la colección de Kutxa Fundazioa, ninguna de cuales «ha requerido grandes intervenciones, porque en general estaban en buen estado de conservación».

Incorporarlas a los almacenes de Gordailua tampoco ha acarreado problemas especiales, aunque está obligando a aprovechar un poco más el espacio. Carlos Olaetxea afirma que «la principal adaptación que se ha tenido que hacer es colocar una reja para un gran Montes Iturrioz que no cabía en los peines, pero por lo demás ha bastado con apretar todo un poco». Porque Gordailua se va llenando. Cuando llegaron los nuevos huéspedes el espacio se ocupó hasta el 80%. La «compactación» ha liberado un poco de espacio, haciendo que «en estos momentos nos queda libre un 30% del espacio».

Darla a conocer

Ese espacio disponible podría ir reduciéndose si sigue creciendo el interés por dejar obras y colecciones a cuidado de Gordailua. Carlos Olaetxea reconoce que «con la llegada de colecciones importantes el centro crece en prestigio, y eso genera un mayor interés». No parece que se esté produciendo un 'efecto llamada' generalizado, pero «si se están produciendo algunas propuestas, porque los propietarios se dan cuenta de que las obras están aquí en las mejores condiciones».

Gordailua, en cualquier caso, es mucho más que una caja de seguridad para custodiar colecciones, y una de sus principales funciones, además de «conservar y proteger», es «poner en valor el patrimonio cultural del Territorio». «Se está reuniendo un patrimonio muy importante, y tenemos que ir pensando en el modo de ir sacando a la luz esta gran colección», afirma el diputado foral de Cultura, Harkaitz Millán.

Esa tarea estará en gran medida en manos de «los investigadores y los comisarios que se interesen por la colección» y la den a conocer a través de trabajos y exposiciones. Otro paso, aun en fase incipiente, podría ser la incorporación del catálogo más completo del arte guipuzcoano a Emsime, el Catálogo Colectivo de los Museos de Euskadi, un recurso el línea que da acceso a más de 55.000 bienes culturales.

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