«Seguro que habrá alguna sorpresa»

En él han depositado las joyas de una colección cuya primera valoración conjunta realizó Rafael Munoa cuando la fusión de la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián y la Caja de Ahorros Provincial de Gipuzkoa trajo consigo la integración de sus colecciones de arte, cuyas piezas «tienen orígenes muy distintos, lo que aporta valor y variedad».

«Hay, por ejemplo, obras que proceden del Monte de Piedad. Cuando la guerra hubo gente que las dejó allí, y aunque muchos volvieron después a por ellas otros no lo hicieron. También existía la costumbre de encargar obra a un artista local cuando se abría una sucursal. En el caso de la Provincial, mucha de la obra procedía de los concursos que organizaba (Artistas Noveles, Pintores del Bidasoa...). A partir de los años 90 ya hay una política más consciente de compra».

Ese conjunto amplio y diverso de obras de arte volvió a ser valorado en 2019 por el historiador del arte y comisario Mikel Lertxundi, atendiendo «a su valor histórico y artístico, y se identificaron las más importantes: un total de 1.500 de gran valor patrimonial». Unas 300 han quedado fuera del traslado a Gordailua, «porque algunas habían sido hechas para un lugar concreto, y otras seguirán en nuestras sedes».

A Ane Abalde le parece especialmente importante que la suma de los fondos de Kutxa Fundazioa -«que en su mayor parte, en torno al 80%, son de artistas guipuzcoanos»- a los que previamente ya estaban en Gordailua, contribuya «a que se forme una gran colección de arte guipuzcoano», que la Fundación ayudará a que siga creciendo tras haber reactivado su política de compras.

«La mayoría son obras conocidas, pero seguro que habrá alguna sorpresa», anticipa Abalde. Podría venir de la mano de la beca de investigación incluida en el acuerdo entre Kutxa y Gordailua, a la que tanto Ane Abalde como Carlos Olaetxea conceden mucha importancia.