Homenaje a Eduardo Chillida

Viento universal

Desde su raíz vasca, Eduardo Chillida trascendió las fronteras hasta convertirse en patrimonio universal

Pedro Sánchez

Presidente del Gobierno

Miércoles, 3 de enero 2024

Conmemoramos el centenario de un hombre fundamental para el arte de nuestro país y de nuestro tiempo, Eduardo Chillida. Un artista que, desde su raíz vasca y profundamente cantábrica, trascendió las fronteras hasta convertirse en patrimonio universal, con esculturas repartidas en ciudades como San Sebastián, Madrid, Barcelona, Berlín, París o Washington. Un legado artístico que invita a profundizar en la posibilidad del encuentro a través de los espacios y al diálogo con la naturaleza, y un enorme trabajo humano que debemos preservar y difundir. Chillida nos dejó levantadas las preguntas, las mismas con las que él se cuestionaba: los límites del espacio, el paso del tiempo o los problemas de la materia.

El joven Eduardo abandonó sus estudios de Arquitectura en Madrid para fichar por la Real como portero en 1942, el año en que su aita, Pedro Chillida, era nombrado presidente del club txuri urdin. Su carrera como guardameta terminó por una lesión grave: tras cinco operaciones, tuvo que abandonar su carrera como futbolista.

Por fortuna para todos, retomó la actividad artística y encontró en la escultura su expresión natural. Cuando uno se sitúa frente a ese emblema que es el Peine del Viento, al pie del monte Igeldo, donde vivía, son el mar, la tierra y el aire los que nos interrogan por él. La bahía de Donostia es privilegiada en muchos sentidos, también en lo artístico. En uno de sus extremos está Oteiza y, en el otro, Chillida. Pasear por ella es unir a ambos: al artista del hueco y al herrero del horizonte.

Debemos recordar hoy que Eduardo Chillida también fue un pensador indispensable

En los trabajos de Chillida confluyen la modernidad de su filosofía con el arte clásico. Desde la formación grecolatina a la fragua, desde la biología a la abstracción, de la poesía a los fósiles. De ese minucioso análisis surge una obra reconocida con los premios más prestigiosos. España le concedió en 1997 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

Y aunque hace muchos años que Chillida forma parte de la Historia del Arte, debemos recordar hoy que también fue un pensador indispensable. Lo fue por la arquitectura teórica que respaldaba su obra, por la sensibilidad escondida tras las dimensiones colosales de sus esculturas, por su búsqueda de lo esencial y por el cuestionamiento con el que afrontaba la creación. Un artista que, defendiendo siempre el afecto a su tierra, comprendía muy bien aquello que nos hermana. Y que señalaba siempre hacia algo tan hermoso como el horizonte como patria común de todos y de todas.

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