Y Donostia cantó 'ay Babilonio que marea'
El público llenó el fin de semana el Victoria Eugenia con 'La corte de faraón': del sexólogo que hizo de 'casto José' a la diana tamborrera que salvó a Putifar, la resaca de una zarzuela festiva
Fue una fiesta. El público que llenó el Victoria Eugenia sábado y domingo en las funciones de 'La corte de faraón' cantó la célebre 'ay ... va, ay va, ay Babilonio que marea', se rio con la diana de la tamborrada donostiarra que 'corta' la noche de bodas del guerrero Putifar y terminó ovacionando una obra que sigue resultando juguetona más de un siglo después de su estreno. Los rectores de la Asociación Lírica Sasibill se felicitaban ayer del éxito, «que nos da nuevas fuerzas para celebrar el año que viene nuestro 25 aniversario, que incluirá hasta tres zarzuelas», según revela Josean García, de esa compañía donostiarra 'amateur' en su funcionamiento pero ambiciosa en sus proyectos artísticos.
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La zarzuela engancha, y no solo a públicos veteranos: también jóvenes aficionados disfrutaron de la doble representación. El sábado 'La corte de faraón' «competía» con Julieta Venegas y el festival Boga Boga en Chillida Leku, y el domingo, con Robert Plant, el líder de Led Zeppelin, en el Kursaal. «Pero los modernos estamos aquí», bromeaba uno de los espectadores del Victoria Eugenia.
La obra con música de Vicente Lleó y libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios, bautizada irónicamente como una 'opereta bíblica', fue estrenada en el año 1910 «y parte de su humor erótico-festivo ha podido quedar superado por las nuevas costumbres sociales, pero el conjunto sigue siendo una fiesta que se contagia al espectador», reflexionaba ayer Arkaitz Mendoza, director musical.
«Era un desafío para nosotros, con un amplio reparto y un notable montaje, pero el esfuerzo ha merecido la pena, porque el público agotó las butacas desde semanas antes y parece que salió feliz», dice Josean García, director escénico.
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La vedette que se va a Judea
En ese reparto había artistas habituales de la compañía, como Elisa di Prieto, Marife Nogales o Ekaitz González de Urretxu, pero hubo dos nombres que se quedaron especialmente con el público. En el papel de 'el casto José', protagonista aunque se trata de una obra coral, destacó Jon Imanol Etxabe, que debutaba en un personaje tan largo. El joven actor usurbildarra, licenciado en canto en Musikene, trabaja como psicólogo y sexólogo y compagina esa labor profesional con su vertiente artística. Curiosamente, los juegos y equívocos sexuales son una constante de la obra. «Fue nuestra apuesta contar con él y cumplió sobradamente, porque conectó muy bien con los espectadores», explica García.
Lo mismo puede decirse de Alicia Montesquiu, 'artista invitada' para cantar el 'ay Babilonio que marea', «la canción que todo el mundo conoce e identifica con esta obra». En un papel más propio de vedette, Alicia hizo cantar al público y animó las funciones con sus juegos de palabras y ese «vámonos para Judea» que los más veteranos conocen por las viejas antologías televisivas de la zarzuela. «Pues sí que cantáis bien los donostiarras», se despidió Alicia Montesquiu. «Hoy Donostia ha cantado 'ay Babilonio que marea».
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«Hemos hecho un montaje clásico pero con algún 'añadido', como esa breve diana de la Tamborrada que sorprende al público», apunta García sobre esta historia de enredo que se desarrolla en el antiguo Egipto. Arkaitz Mendoza estaba también ayer feliz con el trabajo de los componentes del coro y de la orquesta, formada en buena parte con alumnos de Musikene. «Para muchos es una oportunidad de vivir una experiencia que va más allá de un concierto, porque hay que seguir el ritmo de la acción en función de los actores».
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