Solidarios y aprovechados

Pero la parte de crítica social que contiene 'Parásitos', en un hábil y fluido mix de comedia, tragedia, thriller, melodrama, emotividad y crudeza, nada tiene que ver con un Ken Loach. Tampoco va en la línea de Hirokazu Kore-eda, aunque lo parezca por esa familia que al principio convive en armonía en su sucio y abigarrado semisótano. Bong Joon-ho ya demostró en 'Memories of Murder' o 'The Host' habilidad e imaginación desbordantes para mezclar tonos y situaciones dispares y que todo encaje a la perfección, con su particular sentido de la ironía. Aquí narra cómo ese clan que subsiste en la decadencia se inserta en el hogar de unos nuevos ricos como sirvientes, sin que los dueños de la lujosa casa conozcan la relación que hay entre sus empleados. A partir de ahí, la sorpresa es contínua, Bong Joon-ho da un golpe de timón a cada rato sin efectismos, solo con las consecuencias de los actos de unos seres humanos que necesitan alternativamente aprovecharse del otro y notar su protección. Pura paradoja a la que el cineasta coreano saca chispas. Cada estudiado encuadre es deslumbrante tanto en lo estético como en las posibilidades de moldear ese recorrido de solidaridad, aprovechamiento y supervivencia familiar que no se parece a ningún otro y que hay que descubrir como una de las más estimulantes películas del año.