David Trueba fotografiado en la reciente Seminci de Valladolid, que clausuró 'Siempre es invierno'. RODRIGO JIMÉNEZ

David Trueba

Director de cine
«Los jóvenes no temen el autoritarismo porque no lo han conocido»

Estrena en cines 'Siempre es invierno', crónica de la reconstrucción amorosa de un joven arquitecto en brazos de una mujer madura

Viernes, 7 de noviembre 2025, 01:00

En 'Siempre es invierno', David Trueba (Madrid, 1969) ha llevado al cine por primera vez una novela suya. Publicada hace diez años, 'Blitz' contaba ... la crisis sentimental y profesional de un joven arquitecto, que encontraba consuelo a sus heridas en una mujer mucho mayor que él. David Verdaguer, Isabelle Renauld y Amaia Salamanca protagonizan un filme que clausuró la Seminci y llega hoy a los cines.

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– Por primera vez se adapta a sí mismo. ¿Cómo ha sido la experiencia?

– Siempre tuve la sensación de que 'Blitz' podía llevarse al cine. A estas alturas, me encuentro en una situación en la que tengo una mirada más equilibrada entre el hombre joven y la mujer madura, ahora estoy más cerca de ella.

– Me gusta que la ruptura de la pareja protagonista tenga lugar en un sitio con tan poco glamour como un kebab. En la vida, los sucesos trascendentales no nos ocurren como en las películas.

– Exactamente. Esos lugares sin pretensiones de ser nada acaban por ser los sitios donde transcurre nuestra vida. El cine no nos lleva a esos lugares, prefiere la espectacularidad.

– Cuando pensamos en la relación entre una mujer madura y un hombre joven nos viene a la cabeza 'El graduado'.

– Es una obra maestra, me encanta y se la pongo a mis hijos y amigos. Pero ha dejado para los anales el estereotipo de la mujer manipuladora. En 'El graduado', el personaje de la señora Robinson se opone al amor verdadero cuando aparece. Ella es el personaje más interesante. Si nosotros nos hubiéramos cruzado con una mujer como Anne Bancroft a los 20 años probablemente habría sido lo mejor que nos hubiera pasado en la vida.

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– ¿Cómo afrontó el rodaje de las escenas íntimas?

– Cuando las haces con dos veinteañeros también tienes que tener muchísimo tacto. Son escenas con mucha exposición al pudor, al nuestro y al de los actores. Hay que hablarlo mucho antes, ensayarlas coreográficamente y ser infinitamente delicado. Siempre lo he hecho así, incluso antes de que existieran los coordinadores de intimidad. Se genera una incomodidad hasta que se convierten casi en un chiste, a la media hora todo es absurdo y te vas relajando. En esta película el equipo era muy joven, y alguno me confesó que sentía incomodidad. No hemos normalizado el cuerpo de una mujer mayor, está completamente oculto, es algo vergonzoso, ajeno a la iconografía erótica. Ya no vemos ni las arrugas de un rostro. Es terrible.

– El año que viene se cumplen 30 de su debú en el cine con 'La buena vida'. ¿Tiene el mismo sentido para usted escribir libros y dirigir películas?

– Sí. El sentido final es muy similar, la propuesta de comunicación con el lector y el espectador. Todo lo demás, el proceso de elaboración, no se parece en casi nada. Sigo queriendo contar algo a cada persona en su intimidad y ver el efecto que tiene lo que tú propones y su experiencia sentimental.

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– ¿Cree que el cine ocupa el mismo lugar que ocupaba antes?

– No. Debemos ser generosos con una sociedad que ha multiplicado los entretenimientos, el cine ya no es el único espacio de evasión de la realidad. Con la llegada de internet y la hipercomunicación, el cine pasa a ser un elemento más. Antes lo normal era que nos formáramos emocional y estéticamente en el cine. Ahora los chicos eligen otros modelos de comportamiento y estética: el deporte, el mundo digital, la televisión, las redes sociales... Antes eran casi únicamente los actores. Ojo, que el cine haya rebajado su rango social no significa que lo haya perdido del todo. Tontos seríamos si lo enterráramos antes de tiempo, como pasa con los periódicos, que compiten en un mundo mucho más hostil, con menos hegemonía. A veces, me critican los periódicos tradicionales y me enseñan las redes sociales. Y yo les respondo si no se dan cuenta de que están hablando de cosas que han puesto sobre el tablero los diarios tradicionales.

Liderazgos fuertes

– Usted es periodista de formación. ¿Piensa que la gente está bien informada?

– Claro que no. Hablo de todos aquellos que han elegido informarse solo a través de titulares, salteados, desde una red dominada por no se sabe quién, porque no hay nadie detrás para hacerse responsable de los errores. Es una lectura de la realidad completamente superficial, telegráfica, basada en los elementos más chocantes. El efecto principal es hacer sentir informado a quien en realidad no lo está. Por eso la sociedad se mueve a base de latigazos emocionales que se olvidan a las dos semanas. Si fuera tan profunda la conmoción de un suceso no se olvidaría tan rápido.

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– Acaba de publicar un breve ensayo en Anagrama, 'Mi 69', donde habla de su formación sentimental y de una generación que concebía la juventud desde la izquierda. ¿Qué hacemos con los hijos de derechas?

– En el libro cuento que el despertar político pasaba por sacudirse el autoritarismo. Incluso la izquierda era consciente de que los países del Este bajo la bota soviética no representaban el ideal, la gente se iba de Cuba, había manifestaciones de estudiantes en la antigua Checoslovaquia, la represión brutal en Hungría... Los univesitarios del mundo estaban en contra de esas figuras sometedoras en el poder, querían otra cosa. Pensar que los jóvenes se han hecho de derechas es una visión reduccionista. Creo que demandan liderazgos fuertes porque no han conocido lo que es vivir bajo el autoritarismo paterno, gubernamental, mediático... Como no lo conocen no lo temen.

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