En estos días muchos han podido pasear de nuevo ante prometedores carteles de películas, recuperar la excitación con títulos llenos de incógnitas o de promesas ... y darse maratones de cine inédito y esperado. Todo parecido a lo que hemos entendido siempre por un festival de cine. Con todas las distancias impuestas, en lo físico, anímico y convivencial, con la conversación y el debate trasladados a las redes sociales en lugar de los bares, el arranque del D'A Film Festival de Barcelona a través de la plataforma Filmin, que continúa hasta el domingo, y ya ha deparado algunos de los gozos perdidos por ahora con tanta cancelación y aplazamiento en las tradicionales sedes. Aunque sea con esa sensación de sucedáneo, de quiero y no puedo.
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También estamos experimentando nuevas sensaciones:no hemos hecho más que empezar y ya nos estamos agobiando. Antes uno se lamentaba de no poder ir al D'A, o a Sitges o a Venecia, fuera por distancia, falta de dinero u ocupación laboral. Lo lamentaba en lo que dura un suspiro y ya podía dedicarse a sus menesteres. Ahora si todo va a estar a nuestro alcance a golpe de mando a distancia, se nos montan las fechas de cada edición e intuimos que no vamos a ver ni la portada de las programaciones correspondientes con tanto maratón de diez días en las pantallas domésticas. Agobio placentero, en todo caso.
Pero no todo es tan gratificante ni sencillo. Trasladarse a la virtualidad no está siendo fácil para los festivales bien establecidos. El South By Southwest que empezaba justamente aquel viernes 13 en que todo cambió, hizo lo que pudo para ofrecer sus restos 'online' pero no parece que tuvo mucha repercusión. Otros, con algo más de tiempo, han logrado ofrecer una programación solvente 'online', caso de Cinema du Réel, dedicado al documental desde hace décadas en París. Pero algunos usuarios se han lamentado porque los visionados están restringidos, solo puede acceder un número de usuarios y, como ocurre con las butacas de un cine, las entradas se agotan. Esto puede dotar de un entrañable aroma a Cannes, enfados incluidos.
Empiezan las fechas de estreno para los cines: 'Blanco en blanco', premiada en Venecia, el 31 de julio
Pero es normal. Los festivales competitivos tienen sus reglas y sus categorías. En los grandes, se exige que la película esté virgen o no haya pasado por otros festivales, según los casos, en base a los reglamentos de la FIAPF, según las categorías. ¿Para los pases 'online' seguirán funcionando las mismas reglas? ¿Un nuevo director que se preste a poner su película en un festival 'online' no estará anulando oportunidades quizás mejores en otro? Abrir todas las puertas virtuales puede perjudicar luego a los cines cuando se estrenen esas películas.
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De momento, un nuevo festival asomará este mes en Filmin, en su traslado virtual, el Docs de Barcelona, del 19 al 31 de mayo: nueva oportunidad para foráneos de conocerlo.
Y, buena noticia, las distribuidoras de cine de autor empiezan a anunciar con fecha ya fijada estrenos para la desescalada. Elamedia estrenará en cines el 31 de julio 'Blanco en blanco', la película de Théo Court que logró el año pasado el Premio al Mejor Director en Orizzonti y Fipresci de las Secciones Paralelas en la Mostra de Venecia. Otro festival que está en el aire.
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