Cine

Crítica de 'La tutoría': Reunión de madres

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Miércoles, 19 de febrero 2025, 01:00

  • Dirección y guion: Halfdan Ullmann Tøndel.

  • Intérpretes: Renate Reinsve, Ellen Dorrit Petersen.

  • Fotografía: Pål Ulvik Rokseth.

  • Música: Ella van der Woude.

  • Noruega-Países Bajos-Suecia-Alemania 2024

  • Cines: Trueba, Niessen.

  • Duración: 117 m.

Dos nombres propios que anotar. Uno, Halfdan Ullmann Tøndel, realizador sueco que obtuvo la Cámara de Oro de Cannes por este su primer largometraje, es ... nieto de Liv Ullmann e Ingmar Bergman. Su cine no se parece demasiado al de su abuelo, salvo en la rotundidad de su protagonista femenina.

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Dos, el de Renate Reinsve. A esta actriz noruega ya tendríamos que tenerle controlada, que nos robó el corazón con 'La peor persona del mundo' y está también en 'A different man'. En 'La tutoría' es más de media película. Lleva el peso de la historia, añade misterio y matices, baila y sobrevive a uno de esos 'tours de force' imposibles de sostener: un larguísimo ataque de risa a destiempo, que incomoda a sus interlocutores y al público.

'La tutoría' es intensa y claustrofóbica. En un colegio fuera del horario escolar, se reúnen para hablar una inexperta profesora, el equipo de dirección, Renate Reinsve como actriz y madre de Armand y los padres de Jon, el amigo de éste. Algo que no está claro pasó entre Armand y Jon, algo que los padres identifican como agresión sexual, aunque los chavales tengan tan solo seis años.

La película va desplegando poco a poco un mapa de desconfianzas, sospechas, posibles mentiras y turbiedades alrededor de los dos niños y sus padres, ante la ineficacia del equipo pedagógico, que esconde tras protocolos y palabras diplomáticas su no saber qué hacer ante un caso complejo.

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Estamos ante una propuesta densa y pesimista hacia el caos humano, a la que no beneficia cierta irregularidad en su tono y cierto lanzar hilos que a veces no se siguen. En todo caso, el debut de Halfdan Ullmann Tøndel tiene una energía arrolladora y sólo el magnetismo de Renate Reinsve y la escena final bajo la lluvia hacen que merezca la pena no perdérsela.

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