«El cine de animación cobra más fuerza cuando sus lenguajes se contradicen»
El director y guionista, ganador del Oscar por 'Padre e hija' en 2001, ha recibido el galardón Honorífico en Animadeba por su contribución al cine
Él sí, puede alardear de haber construido un universo propio y de ser uno de los nombres imprescindibles en la historia del cine de animación. ... Desde aquel corto, 'Padre e hija', que le valió el Oscar en 2001, hasta 'La tortuga roja', su primer largometraje en colaboración con el mítico Studio Ghibli, Michaël Dudok de Wit (Abcoude, Países Bajos, 1953) ha trazado mapas invisibles de la soledad, la memoria y la fragilidad humana.
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Su cine es un lenguaje hecho de silencios, pausas y susurros que conectan con lo más profundo del espectador. Casi 50 años de trayectoria han sido reconocidos en Animadeba, el festival de animación ya consolidado, referente en la industria cinematográfica vasca. El certamen debarra ha celebrado con orgullo su filmografía y creatividad, y le ha otorgado el galardón honorífico de esta 18 edición.
Una invitación a asomarnos a la imaginación de Dudok de Wit, cuya obra trasciende las imágenes animadas en movimiento para convertirse en huella del alma.
- Ha recibido el Premio Honorífico de Animadeba. ¿Cómo vive estos reconocimientos profesionales?
- Ha significado mucho para mí. Como narrador, uno espera que las historias resuenen en alguien, aunque no en todo el mundo, porque eso sería imposible. Lo habitual es que no tenga una idea clara de cómo reacciona el público a mis películas. Es imposible estar presente en todas las proyecciones. Por eso, cuando Aitor Oñederra, el director del festival, me escribió para invitarme, me sentí honrado y encantado. Tenía mucha curiosidad por conocer Deba.
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- ¿Y qué se ha llevado de esta visita?
- Según llegué, pasé la tarde con algunos de los miembros del equipo del festival e inmediatamente sentí un espíritu fuerte y amistoso, una energía fortísima. Ha sido una experiencia maravillosa.
- ¿Algo le ha sorprendido especialmente?
- Sí... Me ha llamado la atención cómo de presente está el euskera en la vida cotidiana. Fluye de manera muy natural y se siente como parte esencial de la identidad del lugar. Me ha parecido hermosísimo.
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- Su cine trata temas profundos como la soledad o la muerte desde un lenguaje visual muy poético. ¿Qué le ofrece la animación para explorar lo que las palabras no pueden?
- Muchísimo. Tengo un profundo respeto por el lenguaje verbal, pero no siempre es la mejor manera de expresarnos. La animación une muchos lenguajes: música, imagen, movimiento, sonido, ritmo, actuación… A veces incluso se contradicen entre sí, y eso hace que cobren mucha más fuerza.
«Nunca he necesitado sustancias para trabajar; mis sueños nocturnos son ricos, pero poco útiles para mis obras»
- En su taller 'La animación como lenguaje del inconsciente: creatividad, símbolos y flujo narrativo' habló del vínculo entre animación e inconsciente. ¿Cómo conecta usted con esa parte más profunda al crear?
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- Hay cuatro formas que me ayudan: soñar despierto, dibujar, estar alerta y explorarme a mí mismo. Soñar despierto es dejar que la mente vague. Dibujar también: dejo que la mano se mueva sola, hago garabatos. Estar alerta implica estar preparado para captar ideas en cualquier momento. Y, por último, me interesa mucho la psicología, el autoconocimiento y la espiritualidad. Nunca he necesitado sustancias para crear; mis sueños nocturnos son ricos, pero poco útiles para mi trabajo.
- ¿Hay partes de usted que solo emergen en sus películas?
- (...) De hecho, creo que algunas dimensiones sutiles de mí solo se revelan a través de mis obras. Probablemente ocurre lo mismo con algunas de las personas con las que trabajo, aunque nunca se lo he preguntado.
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- En trabajos suyos como 'Padre e hija' (ganador del Oscar) prescinde completamente del diálogo. ¿Qué busca en ese silencio?
- De niño convivía con muchos animales, y me fascinaba cómo se comunicaban sin hablar. No los entendía literalmente, pero sí intuitivamente. Esa experiencia me marcó. Hoy, cuando veo un zorro en mi jardín y cruzamos la mirada, siento lo mismo. El silencio en el cine puede crear un espacio para la intuición, como con los animales. Invita a sentir.
- En 'La tortuga roja', trabajó con Studio Ghibli. ¿Cómo influyó esa colaboración en su manera de hacer cine?
- Fue extraordinario. Tuve muchas conversaciones con Isao Takahata sobre aspectos sutiles de la narrativa, el ritmo, el simbolismo… Hablábamos siempre a través de intérprete, así que tuve que aprender a ser claro y conciso. Me pareció un hombre muy sabio. Lamentablemente, falleció.
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- ¿Supuso un punto de inflexión en su carrera?
- Sí, sin duda. Pasé nueve años trabajando en esa película. Echando la vista atrás, creo que ayudó a madurar, a entender que terminar una película es casi un milagro. También cambió mi manera de concebir el cine.
«Es una paradoja. Nada de lo que hago es perfecto. La imperfección puede hacer que una película sea más humana y auténtica»
- Ha dicho en varias entrevistas que «la imperfección, incluso lo inacabado, puede ser más evocador que lo perfectamente pulido». ¿Por qué?
- Porque deja espacio a la imaginación. La perfección es una paradoja: nada de lo que hago será perfecto, pero siempre lo intento. La imperfección puede hacer que una película se sienta más humana. Incluso puede aportar carisma, si es auténtica.
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- Su estilo visual ha sido muy coherente a lo largo de los años. ¿Cómo ha evolucionado su mirada artística?
-Con el tiempo he ido entendiendo mejor qué es lo que quiero expresar. Y eso me ha dado más claridad.
- ¿Cree que las nuevas generaciones están empezando a valorar más este tipo de cine pausado, esencial, contemplativo?
- Es cierto que hoy hay un exceso de estímulos rápidos y superficiales. ¿Existe también una nueva sensibilidad hacia lo lento? Me gustaría pensar que sí... pero honestamente, no lo sé. Espero que sí.
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Animadeba se despide con el premio a Vicario y la Sección Oficial
El festival continúa su curso con una programación que celebra tanto el talento consolidado como la nueva savia creativa. El certamen continúa desplegando su programa, además de la cartelera principal: proyecciones internacionales, retrospectivas, talleres y espacios de innovación conforman la agenda de esta 18 edición. La primera sesión de la competición oficial será este viernes a las 19.00 horas, mientras que el segundo pase será este sábado, a la misma hora, antes de la clausura. Esta noche será también homenajeada Begoña Vicario, en la gala EiTB Gaua que se celebrará a las 22.00. A la concesión del premio le acompaña una retrospectiva que pone en valor su papel de pionera de la animación vasca, ejercicio de mirada crítica, poética y profundamente humana.
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