El teatro Bellas Artes de San Sebastián tendrá una segunda oportunidad. Después de tres décadas cerrado y olvidado, el antiguo cinematógrafo donostiarra se convertirá en ... un alojamiento turístico de 84 habitaciones con tres plantas de parking subterráneo robotizado.
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Según el proyecto que la semana pasada obtuvo licencia municipal de obra –y al que ha tenido acceso El Diario Vasco–, la Sade, propietaria del inmueble, plantea construir un doble levante hasta igualar la altura con la del edificio anexo y destinar las tres primeras plantas a usos terciarios por determinar: bien hosteleros o bien comerciales.
El futuro Bellas Artes contará con 38 estudios, 36 apartamentos –los 12 situados en las plantas quinta y sexta, de dos dormitorios– y 4 suites en el torreón de esquina entre las calles Urbieta y Prim, además de dos estancias adaptadas para personas con discapacidad. La propuesta se limita a establecer unos usos vinculados a establecimientos de alojamientos, sin una precisión mayor, pero dado que la mayoría de las habitaciones dispondrán de cocina, lo más probable es que se comercialicen como apartahotel o apartamentos turísticos.
La reforma necesaria para transformar el teatro cumple los preceptos establecidos en el catálogo de patrimonio, que protege el Bellas Artes con un grado C. Esto significa que las fachadas deben conservarse –aunque sí se permite una ampliación de los ventanales– y la cúpula, que fue demolida por el estado de ruina en que se encontraba, será repuesta con acabado de pizarra.
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Las claves del proyecto
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5,6 millones invertirá la Sade, propietaria del edificio, en la obra, que durará dos años
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Licencia El proyecto constructivo incluye 38 estudios y36 apartamentos con cocina y cuatro suites
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Servicios El funcionamiento como apartahotel o complejo de apartamentos turísticosy su categoría, por definir
Dado el estado y antigüedad de este emblemátaico inmueble ubicado en el centro de San Sebastián, la solución técnica pasa por arriostrar las fachadas para posibilitar la excavación del estacionamiento con la ayuda de un muro pantalla de hormigón y vaciar el interior para adecuarlo a los nuevos usos. El presupuesto estimado de la intervención asciende a 5,6 millones de euros y el plazo de ejecución previsto es de 24 meses.
Con la aprobación de la licencia de obra del Bellas Artes se cierra un capítulo de 32 años de polémicas, tiranteces y pleitos en el que ni la propiedad ni los sucesivos gobiernos municipales habían sido capaces de encontrar un punto de entendimiento que satisficiera los intereses de ambas partes y evitara que el edificio terminara de caerse a pedazos.
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Tal y como recuerda la memoria del proyecto básico redactado por el arquitecto Joaquín Zubiria, el edificio del Bellas Artes fue construido en 1914 por Vicente Mendizabal según proyecto de Ramón Cortázar y durante el proceso experimentó «numerosas» modificaciones respecto al diseño original.
El final de la ciudad de San Sebastián
Desde un inicio se concibió como un edificio «singular», tanto por su situación en lo que entonces era el final de la ciudad por el sur del Ensanche como por su uso destinado a exhibir películas de cine, que «condicionó su configuración interna y externa», en particular la ausencia de ventanas tradicionales. Además de la sala de cine, en la planta alta había un salón de música que fue sede de los ensayos del Orfeón Donostiarra hasta 1974. Su distribución interior «se adaptaba a la tipología arquitectónica de teatro», con patio de butacas, palcos, anfiteatro, escenario, foso de orquesta, tramoya y camerinos. Carecía de hall, tan habitual en los teatros de la época, y la sala no presentaba ningún espacio distribuidor perimetral que «mejorara las condiciones acústicas» dado que estaba en contacto directo con la calle.
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La estructura empleada para su construcción fue de hormigón armado, lo que suponía una nueva tecnología en la Donostia de principios del siglo XX. El número de pilares interiores «se minimizó para favorecer la visibilidad» de los espectadores. En 1943 se acometió una reforma que afectó «principalmente» a la sala de cine y que consistió en modificar la disposición de las butacas en «curvas concéntricas al escenario», sustituirlas por unas más actuales con asiento y respaldo mullidos, modernizar la decoración, ampliar los lavabos y embellecer la escalera del primer anfiteatro.
Respecto a la cúpula, que estaba resuelta por medio de vigas curvas de hormigón que «se adaptaban a la forma de la misma», en 2015 se intervino con un derribo parcial por el «riesgo» que representaba. El edificio sufrió un incendio en 1982, año en que pasó a ser sede de la Orquesta Sinfónica de Euskadi hasta 1989, cuando cayó en desuso hasta nuestros días.
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La nueva cubierta del Bellas Arte se inspira en la tramoya del teatro
El proyecto de rehabilitación del Bellas Artes incluye la construcción de un doble levante - permitido por el Plan General de Ordenación Urbana de San Sebastián -, intervención que el arquitecto responsable define como «discreta y respetuosa» con el perfil del edificio con el objeto de «mantener su protagonismo». Se trata de un nuevo volumen de «carácter unitario», como si fuera el «elemento de tramoya del teatro». Con ello, el autor pretende alejarse de la imagen de incorporar «un edificio sobre otro», según explica.
Joaquín Zubiria acumula una larga trayectoria en la reconstrucción de edificios históricos. Hace 25 años fue el encargado de volver a poner en pie La Perla, el Café de La Concha, Bataplán y el Eguzki manteniendo el diseño original. También fue coautor del hotel Lasala Plaza, propiedad de la Sade, que vuelve a confiar en su experiencia para el antiguo cinematógrafo.
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