«Oteiza nunca pudo renunciar a su obra de Arantzazu y volvió para completarla»

Si hoy la obra escultórica de Jorge Oteiza (Orio, 1908-San Sebastián, 2003) en la basílica de Arantzazu constituye un referente ineludible en la historia del país y de su cultura, en los años cincuenta sus catorce apóstoles no fueron bien entendidos por las élites eclesiásticas. Su conjunto escultórico se prohibió en varias ocasiones, hasta que en junio de 1969, el escultor oriotarra consiguó culminar e instalar su obra.

La historia es conocida, pero parece «necesario» ponerla en valor cuando se cumplen 50 años de la colocación de su obra en la fachada del santuario. La Fundación Museo Jorge Oteiza, la Fundación Arantzazu Gaur y los Franciscanos de Arantzazu han programado una serie de actos y exposiciones para conmemorar esta efeméride y difundir su valor artístico y cultural a través del proyecto 'Oteiza y la estatuaria de Arantzazu, 1950-1969'.

Según explica la comisaria y conservadora del Museo Oteiza, Elena Martín, «para Oteiza, fue su proyecto más importante y comprometido. Nunca pudo renunciar a su proyecto de Arantzazu y en el año 1968 volvió para completar su obra».

Se trata de la obra pública más destacada llevada a cabo por Oteiza y que constituye «un referente ineludible en la historia del país y de su cultura». Por todo ello, Gandiaga Topagunea acogerá el 21 de septiembre el acto de conmemoración del 50 aniversario, una jornada que irá precedida por sendas exposiciones que se inaugurarán en ese mismo lugar el 28 de junio y en el Museo Oteiza el día 19 de ese mes.

En el museo de Alzuza se mostrará hasta el 27 de octubre más de un centenar de estudios escultóricos en yeso, piezas en su mayoría inéditas, para poder entender el desarrollo de las búsquedas simbólicas y conceptuales de ese friso en el que aunó «los conceptos del arte abstracto en una obra figurativa», destaca Martín.

También hasta el 27 de estará abierta la exposición de Gandiaga Topagunea, organizada como un relato cronológico de la intervención de Oteiza en Arantzazu, un edificio que los franciscanos encargaron a los arquitectos Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga, y en el que también participaron los artistas Lucio Muñoz, Eduardo Chillida y Néstor Basterretxea.

Una publicación, que se editará como una revista divulgativa, visitas guiadas a las exposiciones y talleres pedagógicos son otras de las actividades que se han organizado y que cuentan con el apoyo de la Diputación de Gipuzkoa, Kutxa Fundazioa, así como la colaboración del departamento de Cultura y Política Lingüística Gobierno Vasco, Acción Cultural Española, el Ayuntamiento de Egüés y la Asociación Arantzazuko Adiskideak.