Alex Rigola: «El 23F la mayor parte de la población se quedó en casa»
Àlex Rigola Director de teatro ·
El director catalán presenta hoy y mañana en Donostia la obra '23F. Anatomía de un instante', basada en la novela de Javier CercasLa compañía Heartbreak Hotel, con los actores Pep Cruz, Xavi Sáez, Eudald Font y Roser Vilajosana al frente, ofrecerá '23F. Anatomía de un instante', basada ... en la novela de Javier Cercas, en el Teatro Victoria Eugenia hoy y mañana a las siete de la tarde. Una función que nos traslada mediante una reproducción casi documental a los hechos del golpe de Estado en 1981 y a algunos de sus principales personajes: Suárez, Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo. «Los únicos que no se escondieron bajo sus escaños», recuerda Rigola, que dice haber llevado al teatro «la crónica de ese gesto, la crónica de un golpe de Estado y la crónica de unos años decisivos en el nacimiento de nuestra democracia».
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– ¿A qué se refiere cuando dice que esta obra de teatro es una muñeca rusa?
– Me refiero a que no se habla solo del 23F en sí. Se narra el cambio más brutal que ha vivido España en los últimos tiempos. Lo que fue el paso de la dictadura a la democracia sin que la dictadura hubiera caído, que eso hubiera sido muy diferente. Empezamos desde un hecho como el propio golpe para abrir un abanico en el tiempo y no sólo con el principal personaje, Suárez, también de todos los que acaban siendo los héroes de la reconciliación.
– ¿Cómo fue el abordaje a la novela de Cercas a la hora de llevarla al escenario?
– Al leerla por primera vez cuando se publicó ya vi una estructura de contenido muy potente porque no solo recordaba unos hechos conocidos, sino que en ella se hacían públicos otros que poca gente conocía. La novela habla de la complejidad del ser humano, de hasta qué punto los malos no son malos ni los buenos tan buenos. Y de cómo dos partes que no se podían encontrar acabaron buscando un camino para avanzar como sociedad.
– ¿Cuál es el retrato de esos personajes reales y ahora teatrales?
– Son representación de diferentes ideales que coexistían. Son quienes acaban ayudando a que se produzca un cambio o, al menos, están al frente. Son los visibles, a los que nos podemos acercar. La obra tiene un principio y un final, que es el 23F, pero en medio vamos pasando por todos aquellos años tras la muerte de Franco para saber dónde estaban esas personas en esos momentos, mentalmente y psicológicamente, para entender luego el impacto que supuso el golpe de Estado. Cuando entraron los guardias disparando, muchos de esos políticos que están ahí posiblemente piensan que van a morir y a pesar de eso unos pocos se mantienen firmes, sentados en sus escaños.
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«Hacemos teatro político, pero no en el sentido de intentar que los espectadores acaben tomando partido»
– ¿La obra forma parte del teatro documento?
– No exactamente. Algo sí tiene, pero ya Cercas dice que no es un ensayo, que es una novela. No me queda claro porque lo dijo, quizás sea una forma de protegerse porque se cuentan muchas cosas, verdades todas. Hay mucha leyenda sobre el 23F y no sabemos qué es verdad o no, pero no vale la pena perderse en elucubraciones, los sucesos ya son suficientemente fuertes.
– ¿Es teatro político?
– Lo es porque por parte de los personajes hay posicionamientos político, éticos y sociales. Y no es teatro político en el sentido de intentar que los espectadores acaben tomando partido. No hacemos posicionamientos políticos sobre los hechos, los observamos. El 23F fue un momento político, social y también psicológico porque al fin y al cabo lo que me interesa son los pequeños saltos en la ética de cada uno de sus protagonistas. A veces empatizamos con ellos pensando en cómo te situarías tú en un momento así.
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– ¿Qué ofrece la función a los contemporáneos del 23 F y, por otro lado, a los jóvenes?
– A los jóvenes les suena de lejos, incluso a una actriz que tengo que no llega a los 30 años le sonaba el nombre de Tejero, pero hasta ahí. Esta obra y la novela no sirven para contar el 23F. Son una excusa para contar el cambio tan fuerte que representa pasar de la dictadura a esta democracia. Para los que lo vivimos más de cerca la distancia nos crea bastantes relatos. El primero es que como población no hicimos nada. La gente se fue a su casa, casi nadie salió a las calles y las universidades estaban vacías, ni siquiera los estudiantes salieron. Es verdad que algunos reaccionaron, como el sindicato de la Policía Nacional, El País, Cambio 16, el PSUC, pero muy pocos hicieron declaraciones en contra del golpe dos horas después de que se produjera. Supongo que aún estaba presente el miedo de la dictadura recién acabada.
– ¿La figura del Rey?
– Creo que se habló poco de su irresponsabilidad anterior al golpe. Él estaba molesto con Suárez y quería cambiarlo, para lo que fue hablando con partidos políticos, militares, etc, cuando ya era el monarca de un país democrático. Por lo tanto debió callar y no lo hizo. Y puede que, involuntariamente, eso fue uno de los hechos importantes que ayudó a que algunos militares se tomaran la palabra al pie de la letra. Otra cosa importante anterior al golpe es que, con las prisas por acabar con Suárez, el PSOE se reunió con el general Armada y hablaron de hacer un gobierno de coalición presidido por un militar. Eso es inaudito.
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