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Aspecto que presenta enla actualidad la escultura 'Ruido del Abismo'en el atrio de la sede de Kutxabank. ARTYCO

Los 'abismos' de Mendiburu recuperan todo su esplendor

Los dos grandes murales escultóricos del artista hondarribiarra en la sede donostiarra de Kutxabank recuperan su aspecto original tras un proceso de limpieza y puesta a punto

Alberto Moyano

San Sebastián

Miércoles, 28 de diciembre 2022, 08:04

El escultor Remigio Mendiburu (Hondarribia, 1931-Barcelona, 1990) recibió a mediados de los años setenta un encargo singular de la Caja de Ahorros Provincial de ... Gipuzkoa: realizar dos grandes esculturas que se instalarían en el atrio de su nueve sede de la calle Garibai de Donostia y que se inauguraría en 1977. El resultado fue 'Viento del Abismo' y 'Ruido del Abismo', las dos obras más ambiciosas de cuantas realizó el escultor hondarribiarra y que desde entonces lucen en el edificio que ahora es sede de Kutxabank. Durante este verano, las dos grandes esculturas murales fueron sometidas a un proceso de rehabilitación que ha permitido recuperar su aspecto original, de un rojizo anaranjado, y que garantiza su conservación en los próximos años.

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Azucena Prior, responsable de la empresa gasteiztarra Artyco. Arte, Restauración y Conservación, indica que «el conjunto escultórico no presentaba problemas estructurales, ni de conservación, pero sí es cierto que su ubicación -en una semi-intemperie, junto al tráfico rodado y al alcance del público-, habían alterado su aspecto». El decoloramiento de la madera «complicaba su lectura» y difuminaba «la unidad estética» que ha quedado subsanada tras la intervención de la firma de Vitoria. Su trabajo se ha centrado en «la recuperación de los valores plásticos del artista respetando la concepción original de la obra». Además, la intervención garantiza la «conservación futura» de las obras a través del «tratamiento» específico del que han sido objeto las esculturas.

Los datos

  • Obras 'Viento del Abismo'y 'Ruido del Abismo'. Ubicadas en el atrio de la sede donostiarra de Kutxabank (c/Garibai).

  • Construidas a mediados de los setenta en madera de haya, están conformadas por 150 piezas cada una, estructuradas en cinco módulos y ensambladas con espigas de acacia.

  • El peso de las dos esculturas es de diez toneladas.

Según explica Prior, «los cambios de temperatura y humedad habían provocado una pérdida de la unidad estética debido a la decoloración» de los murales escultóricos en algunas zonas más expuestas al sol. «Lo que hemos hecho ha sido un trabajo de conservación y limpieza» que se ha llevado a cabo durante dos meses por un equipo de hasta cinco personas. El presupuesto ha sido de 35.295,70 euros, a cargo de Kutxa Fundazioa, propietaria de la obra.

Desde Artyco explican que las dos obra «estaban bien cuidadas porque periódicamente se habían llevado a cabo trabajos de mantenimiento». En esta ocasión, «han sido más profundos». Para acometer los trabajos, en esta ocasión los técnicos de la empresa han estudiado previamente a fondo las dos piezas «para entender cómo estaba construidas» y recuperar las tonalidades originales que Mendiburu había obtenido de la utilización de aceites naturales.

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Aunque se ha realizado el mantenimiento de las esculturas periódicamente. esta vez la intervención ha sido «más profunda»

'Viento del Abismo' y 'Ruido del Abismo' no forman parte del patrimonio artístico público de Donostia, pero el hecho de que estén ubicadas en un enclave de libre acceso a los clientes de la entidad y a los peatones en general han permitido que formen parte desde hace décadas de la iconografía escultórica de la ciudad en el imaginario popular. Se trata de dos piezas escultóricas construidas en madera de haya que, con sus seis metros de altura por cuatro de anchura y uno de profundidad, rozan el gigantismo. Nunca antes, ni después Mendiburu trabajó con tanta materia: diez toneladas de madera. Unas 150 piezas estructuradas en cinco módulos, ensambladas con espigas de acacia conforman cada una de las obras.

Carpintería tradicional

Ninguna de estas cifras da sin embargo cuenta de la magnitud del trabajo de Mendiburu, en el que tal y como señala el subdirector del Museo Oteiza y experto en la obra del artista de Hondarribia, Juan Pablo Huércanos, entra en juego otra magnitud: el tiempo. «Esta obra nos habla de nuestra debilidad y de nuestra fortaleza, nos recuerda que todos estamos construidos a base de fragmentos», afirma.

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«La obra habla de nuestra debilidad y fortaleza, nos recuerda que todos estamos construidosa base de fragmentos»

A mediados de los setenta, Remigio Mendiburu es un artista del Grupo Gaur que tras trabajar en materiales como el latón, el bronce, el acero inoxidable o el hormigón, durante su estancia en Intza, en el valle de Araitz, comienza a gestar lo que será una nueva etapa creativa, caracterizada por el uso de la madera y el recurso a las técnicas de la carpintería tradicional de ribera. Es en ese momento cuando Mendiburu acomete la creación de dos obras llamadas a convertirse en un hito de su trayectoria artística.

Huércanos se remite a una entrevista que realizó el artista durante la instalación de la obra en la que aseguraba que el espacio «no le ha impuesto nada» para explicar que la forma no se determina por un diseño previo, sino que es el resultado del proceso constructivo. La pugna entre el propio ser del artista, la materia con la que trabaja y el tiempo de realización de la obra son los factores que determinan la forma final de la escultura».

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