Patrick Alfaya: «Nos ha salido una Quincena muy coral en todos los sentidos»
El director de la Quincena Musical asegura sentirse «muy orgulloso» del programa de esta edición, que comienza el próximo jueves
MARÍA JOSÉ CANO
Domingo, 31 de julio 2016, 08:37
En unos días dará comienzo la 77 edición de la Quincena Musical, de la que su principal responsable asegura sentirse «muy orgulloso». Desde el próximo jueves 4 hasta el 31 de agosto el auditorio del Kursaal, el teatro Victoria Eugenia y otro importante número de escenarios acogerán a variadas orquestas, coros, solistas y conjuntos de cámara en una oferta plural y de calidad.
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- Aunque en los últimos años ha manifestado su deseo de no diseñar ediciones temáticas, ¿se atrevería a poner un título a la próxima Quincena Musical?
- Yo diría que nos ha salido una Quincena muy coral en todos los sentidos, Por una parte, tenemos una importante reunión de coros, desde el Monteverdi que dirige Gardiner o el Balthasar-Neumann, a los de aquí como el Orfeón Donostiarra, el Pamplonés, el Easo, Andra Mari, Landarbaso o Conductus. Pero además, es una edición muy coral, porque es muy variada, aunque también es cierto que la Quincena siempre lo es. Este año escucharemos obras como la 'Pasión según san Mateo', de Bach; el 'Réquiem' de Mozart, la 'Tercera' de Mahler, la 'Novena' de Beethoven y el 'Te Deum' de Berlioz, obras que evidentemente son corales, pero que además son muy potentes y verdaderos pináculos dentro del mundo coral, cinco cimas. Y el 'Te Deum' es inmenso, grandioso.
- De hecho, reunirá a más de 400 intérpretes en el escenario en una clausura a lo grande.
- Así es. Vamos a tener que quitar cerca de 150 butacas del Kursaal para ampliar el escenario porque no entran. Hemos contratado a unos carpinteros para que nos construyan lo que nosotros llamamos unos 'quesitos' de madera que ensamblaremos a modo de puzzle para prolongar el espacio. Son piezas que se realizarán expresamente para el concierto, pero que almacenaremos por si alguien las necesita el día de mañana.
- ¿Este último concierto es el que destacaría a priori de entre los de este año?
- Bueno, este concierto es realmente importante, pero yo estoy especialmente orgulloso de la residencia que va a hacer la Budapest Festival Orchestra. Tener una agrupación de este nivel para tres programas distintos es un lujo. Y también estoy orgulloso con la presencia de la Coral Andra Mari en su cincuenta aniversario, de que cante la 'Novena' de Beethoven junto a la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt, dirigida por Philippe Herreweghe. Todos sabemos que Andra Mari está en una fase de reubicación y creo que es una gozada darle la oportunidad de cantar con estos magníficos maestros.
- ¿Tiene como objetivo este tipo de colaboraciones de intérpretes de casa con artistas consagrados?
- Yo creo que la Quincena Musical está también para esto, para dar oportunidad a nuestros intérpretes, en este caso a un coro como Andra Mari, de que trabaje con un maestro como Herreweghe y una orquesta como la de Radio Frankfurt. En mi opinión, Andra Mari realizó muy buen trabajo con la Mahler Chamber Orchestra el año pasado en Mozart y si bien otros programadores se habrían quedado en ese paso como algo puntual, nosotros hemos querido dar una cierta continuidad a estas iniciativas. Confío plenamente en Andra Mari como coro y creo que este tipo de colaboraciones pueden darle mucho.
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- En cuanto a la ópera, este año han programado 'Don Giovanni', pero en versión concierto. ¿Le preocupa que este año no haya ópera representada?
-Sinceramente, no. Me hubiera gustado haberla hecho, claro, y puedo decir con el 80% o el 90% de seguridad que el año que viene la habrá, pero hacerla este año y dejar un agujero en el presupuesto no es el método Alfaya.
- ¿Cree que la programación de esas grandes obras corales que ha citado compensa de alguna manera esa ausencia?
- Yo más bien diría que ha supuesto un esfuerzo enorme programarlas y también nos hemos esforzado en convencer, por ejemplo, a Herreweghe, de que cuente con Andra Mari para la 'Novena' y más cuando su coro estaba aquí unos días antes. Son pequeños o grandes esfuerzos, según se mire, pero opino que necesarios. Si el año pasado Andra Mari no hubiera hecho Mozart con la Mahler Chamber Orchestra me habría costado más convencer a Herreweghe y en un futuro decir a otro maestro que han trabajado con Herreweghe este año, hará más fácil la colaboración. Se trata de eso.
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- ¿Cómo está respondiendo el público a la oferta de estas grandes obras?
- Ha habido muy buena acogida. Algunos de estos conciertos ya están agotados y por ejemplo, para esta 'Novena' de la que hemos hablado, quedan sólo 60 entradas y falta cerca de un mes para que se celebre. Son datos excelentes.
- Ha citado el concierto de clausura, pero la primera gran cita sinfónica es nada menos que con John Eliot Gardiner. ¿Buscó una apuesta segura para la apertura del Kursaal?
- Sí y no. Efectivamente, Gardiner es un valor seguro, pero la 'Pasión según san Mateo' de Bach en verano, con una duración de tres horas y teniendo, por tanto, que empezar una hora antes, me suscitaba ciertas dudas en cuanto a respuesta de público. Pero Gardiner quería hacer la 'Pasión', así que nos pusimos de acuerdo con el festival de Santander y decidimos programarla. Las entradas se han agotado, pero me gustaría recordar al público que a última hora siempre hay alguna localidad disponible y que siempre guardamos alguna localidad para Ordu Gaztea, para que los jóvenes puedan acceder a estos conciertos por 3 euros.
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- ¿Este ha sido el concierto con más tirón de venta hasta el momento?
- No. Ha sido el de clausura con el 'Te Deum' de Berlioz. Las entradas sueltas que salieron a la venta, unas 500, después de contabilizar las de amigos de la Quincena y los abonos, se agotaron en menos de dos horas.
- Este concierto, y sólo este, se realiza en colaboración con DSS2016. ¿Ha echado en falta una mayor colaboración con ellos?
- No. Quizá al principio, cuando empezamos a diseñar esta edición, pero no es responsabilidad de los que están actualmente. Hubo un momento en el que no había interlocutores, nosotros teníamos que avanzar para poder programar y entiendo perfectamente que ahora Pablo Berástegui y su equipo no asuman la programación de la Quincena. Sinceramente, creo que no tienen por qué hacerlo. En su día -hablo de hace unos cuatro años- presentamos varios proyectos en torno a los valores que promulga la Capitalidad. Presentamos un plan a Santi Eraso que aceptó, luego nadie movió el tema, y cuando llegaron Pablo y compañía ya era tarde. Quisieron retomar la relación, hacer algo juntos y decidimos que el concierto de clausura era adecuado porque recoge esa idea de sociedad amplia y colaboración, puesto que une a dos orquestas de aquí, algo que no es nada fácil, y a coros con filosofías distintas.
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- ¿Qué presupuesto maneja la Quincena este año? ¿Es mayor o menor que en otras ediciones?
- Es bastante inferior al del año pasado, como unos 300.000 euros menos, pero no porque nos hayan recortado (que no), sino porque en los últimos años hemos estado viviendo de reservas acumuladas. El anterior consejo de administración insistió en que había que agotar las reservas porque si no, recortarían también las subvenciones, así que nos las gastamos en la edición de 2015 con la idea de que nos subieran la aportación y aunque lo han hecho, no ha igualado el dinero de las reservas. Pero me gustaría destacar que todos han tenido muy buena disposición. Hay que entender que este año están el 2016 y Tabakalera, y el dinero no llega. De cara al futuro soy optimista.
- Es el octavo año que está al frente del festival y el sexto con una programación totalmente elaborada por usted. ¿Diría que hay un sello Alfaya?
- La verdad, no lo sé. Tengo mis manías, mis virtudes, mis fobias, mis luces y mis sombras, como todos, pero lo cierto es que este festival funciona muy bien. Tiene una maquinaria que avanza sin grandes problemas, aunque hay que ir haciendo ajustes. Por ejemplo, a mí me encantaría desarrollar una línea más académica con Musikene, pero con los recortes de los últimos años no hemos podido hacerlo. Y en cuanto al 'sello Alfaya', creo que he aportado pequeñas cosas, como la Quincena Verde, los intentos de atraer a nuevos públicos a la música con Musikeler, conciertos de otros estilos o el proyecto 'Conversando', en el que invitamos a gente a conciertos, además del ya citado curso de técnica vocal.
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- La vertiente educativa de la Quincena parece ser uno de los deseos del festival. Al ya más que consolidado ciclo de órgano se ha añadido el curso de técnica vocal con Ana Luisa Chova que ha citado, que cumple ya su sexta edición.
- Sí, pero me gustaría hacer más cosas, como alguna ópera en pequeño formato con esas voces que realizan el curso o crear una academia orquestal de verano en colaboración con Musikene. Hay muy buenas ideas, pero todos tenemos los presupuestos muy ajustados. Iremos viendo.
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- Son proyectos pensados para el futuro, pero centrándonos en la edición que ahora empieza, ¿diría que hay alguna novedad importante?
- La mayor novedad está en los infantiles. En este aspecto crecemos bastante y me gustaría crecer aún más. La idea de mantener un espectáculo central, que será el 30 de agosto, y hacer alguna actividad todos los fines de semana es una novedad importante y algo que nos gustaría exportar a Quincena Andante y crecer en pueblos y en otras ciudades. Desgraciadamente, la gente sabe cada vez menos de música y se ha relegado de la enseñanza general. Los niños son como esponjas y quizá ahora vayan a los conciertos, escuchen y se olviden, pero quizá también dentro de unos años recuerden ese concierto al que asistieron y decidan repetir. La música se está muriendo porque la estamos matando, porque no la mostramos, no la enseñamos. Afortunadamente, Donostia es una isla en ese sentido y aún no ocurre, pero tenemos que educar para no matar la música.
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