Desde Lucena miran al reloj de San Martín

A lo largo de casi 100 años de historia, los diferentes maestros relojeros de la ciudad han asumido las funciones propias de mantener en hora el reloj.

Los trabajos los han venido desarrollando la familia Roldán y en los últimos 45 años el Taller de Relojería Vigo, que desde que desapareció la empresa fabricante del reloj ha hecho frente a las averías elaborando de forma artesanal las piezas necesarias.

Ahora, el Ayuntamiento lucentino ha puesto en marcha un concurso público para la contratación de su mantenimiento, reparación y conservación. El contrato municipal salió en julio a licitación por dos años y 8.144 euros queriendo, además, recuperar uno de los elementos del reloj actualmente sin actividad: la bola que corona el templete de la torre, cuyo mantenimiento y programación se incluye en el pliego de licitación para conseguir que baje justo antes de sonar los cuatro cuartos previos a las campanadas de Nochevieja.

Los técnicos municipales estipularon, en un plazo trimestral, la verificación, engrase y limpieza necesaria de la maquinaria del reloj, y semestral en el caso de las campanas. Además, el relojero debería velar por la correcta iluminación de las esferas, cuidando su adecuación, su estabilidad y estado de la numeración y agujas, así como del sincronismo horario de las mismas.

El taller de relojería que durante 45 años se ha hecho cargo del reloj, actualmente se encarga de media docena de ejemplares de estas características, en su mayoría con un siglo de edad, en municipios como Fernán Núñez, Osuna, Archidona o Lucena.

Pero el precio de licitación establecido para el concurso es incluso inferior al actual, que no se ha movido desde hace varios años y ha hecho que ninguna empresa se haya apuntado al proceso. Desde la oposición del Ayuntamiento y señalando la escasa cuantía del contrato, han buscado licitaciones similares para que el Ayuntamiento saque de nuevo la licitación con un montante superior. Tras buscar por el resto del Estado, han encontrado dos ejemplos a seguir: en Azkoitia y en Cartagena, que superan los 12.000 euros.