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Honoré, Powless y Mohoric entran en la meta del Boulevard. JOSÉ MARI LÓPEZ
Clásica de San Sebastián

Neilson Powless (EF) saca las pinturas de guerra

El estadounidense sorprende y gana la Clásica de San Sebastián al rematar el trabajo del Education First, el mejor equipo de la carrera

Sábado, 31 de julio 2021

Descendiente de la tribu Oneida, Neilson Powless (EF) es el primer nativo americano que gana la Clásica de San Sebastián. A sus antepasados se les ... atribuía una destreza sobrenatural para hacerse invisibles al enemigo, para mimetizarse con las rocas del bosque y sacar ventaja en la batalla, y el corredor dirigido por Juanma Garate pareció enlazar con la sabiduría de sus ancestros para no ser visto por Matej Mohoric (Bahrain) en la recta final y estrenar a lo grande su palmarés profesional, a los 24 años.

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El esloveno, clarísimo favorito tras sus dos triunfos de etapa en el Tour, cometió un error de cálculo grosero en el Boulevard donostiarra. Se precipitó en el sprint y cegado por su superioridad no vio que Powless venía con las pinturas de guerra. Al arrancar, supo que perdería. Lo supo él, lo supo el aficionado y lo supo, sobre todo, Powless, al que se le abrió el cielo ante los ojos.

El mal tiempo influyó, con algunas caídas; pareció una clásica de primavera o el Giro de Lombardía con su niebla de otoño

Remontó sobre la línea y coronó el trabajo del mejor equipo de la carrera, el Education First, que sacó de la lucha por la victoria a todos los favoritos con su ciclismo de ataque desde Erlaitz. La pizarra de Garate rompió los esquemas de la Clásica y fue un soplo de aire fresco para un ciclismo, el del World Tour, donde el control de los más fuertes suele ser implacable.

La creatividad de los americanos, una de las formaciones más modestas de la primera división, tuvo premio y salvó la carrera. No fue la mejor de las 40 ediciones de la Clásica, con los grandes nombres fuera de juego en el tramo decisivo. Todos los ojos estaban puestos en Julian Alaphilippe, pero el Deceuninck se jugo la baza de Mikkel Honoré en la fuga. Una decisión arriesgada, pero que pudo salirle bien al conjunto belga si el danés no se cae –por culpa de Mohoric– en la bajada de Igeldo. Se rehizo con un rodar poderosísimo y enlazó con el eslovemo y con Powless en La Concha, pero pagó el esfuerzo en el sprint. Sin la caída y con el error de Mohoric al lanzar la llegada habría sido un adversario de cuidado en meta.

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La carrera se decidió en Erlaitz, donde el EF pasó al ataque y los equipos de los favoritos no encontraron respuestas. El primero en moverse fue Simon Carr, ganador el año pasado de la Clásica de Ordizia. Por detrás, en el descenso se adelantaron los que a la postre coparían el podio más el italiano Lorenzo Rota (Intermarché), que se vio involucrado en la caída de Honoré y no pudo reemprender la marcha tan rápido como el danés por un problema mecánico. El peso en el grupo de favoritos lo asumió el Trek de Mollema –nueve veces ya entre los diez primeros de la Clásica, con un triunfo (2016)–, pero la diferencia crecía en vez de recortarse.

Deceuninck, con gente para trabajar, decidió no hacerlo. UAE (Ayuso, Ulissi, Covi) tampoco mostró gran convicción. Jumbo (Vingegaard) e Ineos (Moscon y Bernal), ninguna. Antes de llegar a la única subida a Murgil, con más de un minuto de renta, ya estaba claro que la victoria sería para los escapados.

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Vale la pizarra

La Clásica volvía al calendario World Tour tras la suspensión del año pasado por el coronavirus y regresaba con la eliminación de uno de los pasos por Murgil, el muro de Igeldo. Las conversaciones de los días previos se centraban en analizar cómo podía afectar al desarrollo de la carrera.

La clave

Erlaitz decide y Murgil no influye

La Clásica del regreso tras la supensión de 2020 se resolvió en un escenario inesperado, Erlaitz, donde el EF decidió mover la carrera, tanto en la subida como en la bajada. Los ciclistas que cogieron ventaja en ese tramo acabarían jugándose la victoria en el Boulevard, ya que esta vez el paso por Murgil, el muro de Igeldo, no decidió nada.

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La respuesta estuvo en la pizarra de Garate, segundo en la Clásica de 2007 al ser batido en el Boulevard por el italiano Leonardo Bertagnoli. El irundarra se sacó ayer la espina a través de Powless, con un triunfo que da aire a un equipo acostumbrado a luchar por la supervivencia. El director del EF eliminó Murgil de la ecuación. No decidió nada.

Es lo más interesante del alto nivel, la capacidad de los deportistas, con su nivel y su creatividad, de explorar nuevos caminos. Powless y Mohoric, sobre todo (Honoré corrió a la defensiva), se inventaron una nueva forma de disputar la Clásica e hicieron buenos los dibujos de la pizarra del irundarra.

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El ganador

Un experto en escapadas

Neilson Powless no estaba en ningún pronóstico para la victoria ya que el americano no tenía ningún triunfo en su palmarés hasta ayer. Integrante del bloque de carreras por etapas del EF, al californiano se le tiene por un experto en meterse en escapadas de calidad. ha protagonizado buenas cabalgadas en el Tour, por ejemplo, pero su capacidad de remate estaba inédita.

El mal tiempo que acompañó a los ciclistas influyó, sobre todo con algunas caídas en la parte final. Pareció una clásica de primavera o el Giro de Lombardía con su niebla de otoño. De esas sombras surgió Powless con sus pinturas de guerra para lograr una victoria que dejó a todo el mundo con la boca abierta.

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