Eibar
Miteco y EVE llaman a las empresas a contar con los Certificados de Ahorro EnergéticoLos instituciones explican el sistema que «paga por cada kilovatio que se deja de consumir» y que Euskadi apenas está utilizando
El Izarra Centre de Ermua acogió este miércoles un congreso singular: por primera vez, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), ... el Ente Vasco de la Energía (EVE) y los principales agentes del sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE) se sentaron en una misma sala para lanzar un mensaje claro a empresas, comunidades de vecinos y administraciones públicas vascas. «Hay dinero encima de la mesa por cada kilovatio que se deja de consumir y no lo estamos aprovechando».
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La jornada, organizada por el Ayuntamiento de Ermua y Margube, consultora de sostenibilidad nacida en Eibar y hoy radicada en Ermua, única pyme vasca acreditada por ENAC para verificar ahorros energéticos dentro del sistema estatal de CAE. Su papel es clave: comprobar que los expedientes son correctos y que los ahorros que se declaran son reales.
En un momento del congreso, los organizadores quisieron despejar la primera duda: ¿qué es exactamente un CAE? «Es un reconocimiento oficial por haber realizado una medida que reduce el consumo de energía», explicó Maria Benito de Margube. Cambiar halógenos por iluminación LED, sustituir un coche convencional por uno eléctrico, instalar variadores de velocidad en motores industriales o rehabilitar energéticamente una fachada son ejemplos de actuaciones que generan ahorro. Ese ahorro se cuantifica, se convierte en un certificado y, a partir de ahí, se monetiza. «Dicho claro: te pagan por ahorrar», resumen los técnicos. El beneficio, por tanto, es doble: menos factura energética y una contraprestación económica adicional.
Los CAE no deben confundirse con los certificados de eficiencia energética de los edificios. Estos últimos clasifican un inmueble según su comportamiento energético. Los CAE, en cambio, están ligados a actuaciones concretas que han supuesto un ahorro medible y verificable.En el congreso se expusieron casos reales que ilustran el potencial del sistema. Uno de los más llamativos tiene como protagonista un variador de velocidad instalado en un proceso industrial. «La inversión rondó los 20.000 euros, pero el ahorro de energía generado equivalía a unos 100.000 euros en certificados», señalaron . Es decir, la contraprestación económica derivada de los CAE quintuplicó la inversión inicial.Esto es posible porque el valor del certificado no se calcula en función del dinero gastado en la obra, sino de la energía que se deja de consumir durante su vida útil. Cuanto mayor es el ahorro, más ingresos genera el CAE. «El problema que en Euskadi los expedientes presentados son bajísimos, en comparación con otros territorios. Por ello, animamos a las empresas a modernizar los sistemas energéticos».
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Euskadi, a la cola
Pese a este potencial, los datos muestran que Euskadi está muy por detrás de otras comunidades autónomas. Según el indicador del propio MITECO, en el País Vasco apenas se han ejecutado unas 219 actuaciones con CAE. «Si comparamos, en Castilla y León hay cerca de 5.800 actuaciones y en Cataluña, 955. Y en Euskadi hablamos de 50.000 o 60.000 empresas», subrayan desde Margube.
La consecuencia es evidente: las empresas industriales corren el riesgo de perder competitividad frente a territorios donde las empresas reducen costes energéticos y, además, cobran por esos ahorros. ¿Por qué un instrumento tan ventajoso tiene tan poca implantación?
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Las intervenciones de la jornada coincidían en dos diagnósticos: falta de información y cierta desconfianza. Cuando vamos a explicar el sistema a una empresa, la reacción habitual es '¿dónde está la trampa?, esto no puede ser tan bueno, relata el equipo de Margube. «No estamos acostumbrados a que nos den algo sin pedir nada a cambio». En realidad, el proceso para la empresa es sencillo. Su papel se limita a ejecutar la actuación de eficiencia energética y contactar con una entidad homologada para que gestione el expediente. «Toda la parte farragosa —cálculos, documentación, trámites con la administración— la asumen las empresas especializadas. El promotor solo tiene que esperar a que le ingresen el dinero», señalan. Otra confusión habitual es pensar que los CAE son una subvención más.
Los certificados se generan año a año en función del ahorro logrado y se retribuyen con mayor rapidez. «Mientras una ayuda clásica puede tardar un año o más en cobrarse, los CAE suelen materializarse en tres o cuatro meses», apuntan los organizadores.
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Además, salvo cuando la ayuda procede del Fondo Nacional de Eficiencia Energética, los CAE son compatibles con subvenciones. La combinación puede ser muy ventajosa. El ejemplo de las rehabilitaciones de fachada es elocuente. Muchas comunidades de propietarios de Eibar y Ermua han recibido ayudas del Gobierno Vasco para mejorar el aislamiento de sus edificios. A ese apoyo público han sumado después los certificados de ahorro generados por la reducción del consumo de calefacción. «En estas comunidades, el ahorro global obtenido gracias a los CAE se sitúa entre 200.000 y 300.000 euros, ligado a más de 2 gigavatios hora de energía no consumida», detallan.
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