Adiós a las cabinas telefónicas
El alto coste de mantenimiento y la poca utilización han conducido a que se convirtieran en un servicio residual
Las cabinas telefónicas han desaparecido del centro urbano de Eibar. La esperada operación de desmantelamiento arrastraba unos cuantos meses de retraso, pero al final ... se ha producido el mismo. La idea era que más o menos a lo largo de este año no quedara rastro de ellas. Y así será
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Operarios municipales se han encargado durante estos días de proceder a su retirada definitiva. La empresa de telecomunicaciones, propietaria de los dispositivos, estaba acelerando los trabajos estas últimas semanas y se ha conseguido así su retirada.
Actos vandálicos
El servicio que se ha venido prestando durante décadas a través de las Cabinas Telefónicas se había convertido en un servicio residual que ha sido reemplazado por otras alternativas de comunicación universalmente extendidas, accesibles y al alcance de la población en general.
La retirada de las cabinas telefónicas ha correspondido a los ayuntamientos de cada localidad
Su precaria imagen originaba que las cabinas fueran objeto de pintadas y de actos de vandalismo que hacían obligado proceder a su retirada. Su alto coste de mantenimiento, y su bajo uso han sido razones suficientes para proceder a su retirada.
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Por ello, este elemento esencial del mobiliario urbano hasta hace no tanto, aunque formó parte de la cultura popular y fue motivo de inspiración de artistas, ha llegado a su fin, aunque es justo decir que seguían siendo motivo de obras cinematográficas.
No obstante, las viejas cabinas se habían convertido, al menos en Eibar, en una molesta infraestructura por su mal estado, si bien a más de uno le sirvió en alguna ocasión para realizar una llamada de emergencia desde la calle. Fue hace un año cuando, por ley, se ordenó eliminar la obligación de este elemento de servicio universal relativa al suministro de una oferta suficiente de teléfonos públicos de pago. Además, el 31 de diciembre de 2021 finalizó la vigencia de Telefónica como operador designado a cubrir la citada oferta de cabinas que era fijada mediante Orden Ministerial.
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A partir de aquí, Telefónica se puso en contacto con los diversos ayuntamientos para emprender acciones orientadas a un desmontaje general y paulatino de la planta, que se realizaría teniendo en cuenta ese alcance global y cuyo desempeño estaba condicionado por el volumen de cabinas existentes y por las particularidades de los trabajos, procediendo a su desmantelamiento una vez que se disponía de los permisos que la ejecución.
En referencia a las consultas y peticiones concretas sobre su desmontaje, tanto por iniciativa de Telefónica como por parte de los distintos ayuntamientos, se habían mantenido conversaciones y comunicaciones con relación al desarrollo de las actuaciones en cada municipio para su retirada. Sin embargo, no existía tampoco un plan concreto con nombres, apellidos y fechas asignadas dado que, además de Telefónica, intervienen otros muchos agentes y factores, siendo su objetivo no contemplar su continuidad, en base a las posibilidades de actuación que se dieran en cada municipio, para realizar el desmontaje del conjunto de dispositivos. Estas cabinas telefónicas han sido uno de los servicios más longevos en la ya larga historia de Telefónica. La primera se instaló en 1928 y tenía que haber una cabina en cada pueblo de 1.000 habitantes, además de otra adicional por cada 3.000 personas más que viviesen allí, de forma que una localidad que tuviese 10.000 vecinos, por ejemplo, tenía que tener cuatro cabinas.
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En el caso de Eibar han sido las de Unzaga las que más tiempo han sobrevivido.
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