Relevo en Atzegi del Bajo Deba
Maite Narbaiza deja el puesto de delegada de la asociación después de 16 años. Las familias de Atzegi celebraron su encuentro anual con el estreno como delegados de Carmen Simón y José Antonio Juárez
FÉLIX MORQUECHO
Martes, 27 de mayo 2014, 00:17
El pasado fin de semana contó con muchos motivos de celebración, algunos programados y otros sorpresivos. Uno de los que estaban bien marcados en su calendario era el 'Encuentro de familias de Atzegi', una cita que cumplía su edición número 17. La Asociación Guipuzcoana en favor de las personas con discapacidad intelectual reunió a monitores, personas con distintos grados de discapacidad y sus familias.
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Familias.
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158 familias forman la delegación de Atzegi en el Bajo Deba.
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Colaboradores.
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115 personas colaboran con una aportación económica anual para el desarrollo de su actividad.
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Atzegizale.
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700 personas han dado su nombre comprometiéndose simplemente a tener una actitud positiva hacia las personas con discapacidad intelectual.
Este encuentro no fue uno más, ya que supone el relevo al frente de la delegación de Atzegi en el Bajo Deba. Maite Narbaiza deja el puesto de delegada a Carmen Simón. Ella compartirá responsabilidad con su marido José Antonio Juárez. Son 16 los años que Maite Narbaiza ha pasado como responsable comarcal de Atzegi y tanto ella como Carmen Simón señalan los cambios que se han vivido en este periodo. «No había contacto entre las familias afectadas de la comarca. Antes todo se hacía en San Sebastián» recuerdan.
Desde entonces se han dado muchos pasos y aunque queden resquicios se van eliminando los tabúes a la hora de convivir con personas con algún tipo de discapacidad física. Atzegi nació hace algo más de medio siglo de las familias, y sus responsables defienden su importancia. «El profesional lucha, pero somos las familias las que podemos hacerlo con mayor motivación» señala Carmen Simón. Ella reconoce el apoyo que le supuso la visita de una madre en el momento en que nació su segunda hija con síndrome de down. «Para mí fue una ayuda y un referente» señala.
Los cambios que se han dado en las dos últimas décadas abarcan desde cuestiones sociales al apoyo que reciben para su tiempo libre. «Maite entró con muchas ganas y mucha ilusión, creyendo en las personas y para las personas» explica la nueva delegada. «Gracias a ella conseguimos el local de Txolarte donde los chavales a partir de los 16 años puedan hacer actividades de tiempo libre los fines de semana, y durante la semana se dan clases de informática y de danza». Además, sus gestiones consiguieron un local en la calle Ardanza donde se instaló el centro Garagune, una instalación que funciona como centro de día para personas con discapacidad intelectual.
Muchos casos diferentes
A pesar de que el avance de la sociedad ha ayudado a normalizar el trato a las personas con discapacidad, hay barreras difíciles de franquear. A menudo se identifica Atzegi con el síndrome de down. Sin embargo, hay otros casos con dificultades añadidas. «Con un síndrome de down, inmediatamente se detecta el problema, pero hay un montón de casos diferentes» señalan. «Hay gente que va a la escuela, se ve que va un poco atrás, pero resulta que tiene una discapacidad y no llega. Esos están en Atzegi aunque pueden tener un aspecto perfectamente normal». La falta de unos rasgos físicos que evidencian una discapacidad conlleva una dificultad a la hora de que las familias asuman el problema. «Es duro asumir esos casos. Se echa la culpa a la escuela, al entorno... Y hay gente que ve Atzegi como algo para gente con discapacidades muy profundas, cree que su familiar no pertenece a este grupo, pero claro que tienen un sitio en Atzegi».
Cada persona es un mundo y en el caso de quienes tienen una discapacidad intelectual eso no es diferente. Por eso cada individuo tiene su itinerario. Hay quienes participan en el programa 'Pauso berriak' y trabajan integrados en una empresa. «No es fácil, supone una exigencia, hay que estar con los demás trabajadores y eso requiere un esfuerzo, incluso a la hora de comportarse» señalan. Por eso también hay quienes prefieren ir directamente a los talleres protegidos Gureak. También hay quien por necesidad o por decisión de la familia vive de forma más independiente. Para ello la asociación cuenta con un piso en Eibar que comparten ocho personas con diferentes grados de discapacidad. Son pasos que continúan el camino emprendido y que las responsables de Atzegi no piensan abandonar.
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