Es el título del recital que ofrece esta tarde Bertrand Chamayou.
BERTRAND CHAMAYOU, PIANISTA

«Desconfío de los que aprovechan su fama para convertirse en directores»

Messiaen le inspiró a componer y vertebra su recital de hoy. El intérprete de Toulouse es uno de los solistas más destacados de la nueva generación de pianistas franceses

MARÍA JOSÉ CANO

Domingo, 31 de agosto 2008, 06:44

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Nació en Toulouse en 1981 y combina el piano con la composición. Hoy cierra el ciclo de conciertos de Chillida-Leku con un nuevo homenaje a Messiaen, compositor al que incluso plagió siendo niño con la composición de una especie de .

- Su concierto de esta tarde gira alrededor de Messiaen. ¿Es para usted un compositor de referencia?

- Sí, es un compositor que me apasiona desde mi infancia. Descubrí su música con 6 ó 7 años, y durante un tiempo Messiaen fue mi ídolo, me empujaba a querer convertirme en compositor antes de que me decantara por el piano. Sin embargo, aunque todavía hoy me gusta enormemente, no ocupa un lugar en mi corazón más importante que el que ocupan muchos otros compositores. De hecho, hasta ahora he tocado poco su música. Me he puesto a ello este año con la ocasión de su centenario. Para San Sebastián, tratándose de un concierto que gira en torno a la naturaleza, Messiaen tenía, sin lugar a dudas, su sitio como inimitable poeta del mundo de los pájaros. Trabajar a día de hoy esta música que conozco bien desde hace veinte años me hace muy feliz.

- ¿ Petites esquisses d'oiseaux, Regards des hauteurs y L'alouette calandrelle figuran entre las obras más interesantes para piano de Messiaen?

- No necesariamente. ¡El corpus pianístico de Messiaen es inmenso y no se pueden reducir las obras interesantes sólo a estas tres piezas! Mi preferencia va al gran ciclo , que toco con regularidad. Aquí sólo tocaré un extracto corto que trata sobre la naturaleza: la Las alturas representan el cielo y sus pájaros.

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- ¿Qué alicientes tienen estas piezas para el público?

- Los grandes ciclos de Messiaen siempre han tenido un gran impacto sobre el público, es algo de lo que me he dado cuenta en cada actuación. La gente siempre se queda pasmada ante la fuerza de tal declaración musical. Verdaderamente, se ha convertido en un 'clásico'. A veces su nombre sigue dando un poco de miedo, pero para quienes hacen el esfuerzo de venir a descubrir esta música, es casi siempre una revelación. En San Sebastián no toco uno de los grandes ciclos, nada de obras monumentales que podrían causar ese efecto. En mi programa Messiaen será el compositor de los pájaros, para dar color a un paisaje musical hecho de agua, viento, plantas, fuego, nubes.

- Messiaen le inspiró la composición de una especie de concierto para piano con sólo 10 años. ¿Qué le llevó a ello?

- Como decía antes, lo que quería de pequeño era ante todo convertirme en compositor, y Messiaen era un poco mi modelo. Así que, naturalmente, escribiendo ese concierto me inspiré en sus composiciones, ya que tenía las partituras.

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- En el recital de hoy usted también interpretará obras de Liszt, Debussy, Ravel y Scriabin. Háblenos de estas piezas.

- Todos estos compositores tienen en común haber escrito obras sobre la naturaleza. Liszt es realmente el primer 'impresionista' de la música, antes que los franceses. El agua estará representada por Ravel, Liszt y Debussy; el viento por Debussy; el fuego por Scriabin; las nubes por Liszt y, claro está, los pájaros por Messiaen. Todos estos elementos están mezclados dentro de un orden que he establecido y el programa entero será como un viaje de una hora, una suerte de evocación sonora de la naturaleza.

- ¿Son autores que forman un buen conjunto con Messiaen?

- Messiaen confesó haber estado muy inspirado por Debussy. Liszt ha inspirado casi todo el piano del siglo XX, y encontramos su eco de una manera muy clara en Messiaen. La escritura pianística de Ravel deriva directamente de Liszt, cosa que se podrá ver muy bien con los dos de cada uno de estos dos autores que pondré en paralelo en el programa. Ravel y Debussy han sido los dos grandes autores de principios del siglo XX, y se influyeron mucho el uno al otro. En cuanto a Scriabin, que está un poco aparte en este programa, tiene un parecido extraño con el universo de Messiaen, por una cierta dimensión mística, aunque es cristiana en Messiaen y esotérica en Scriabin. En todo caso, Scriabin está ahí para representar el fuego, con una pieza extraordinaria, , que tendrá como papel iluminar el concierto y clausurarlo. Hay lazos que se crean en todos los sentidos entre estas piezas y sus autores.

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- Usted es también compositor. ¿Lo necesita para expresarse de una manera más completa?

- Ya no compongo desde hace mucho. Pero en cualquier caso, sí, tengo una visión 'global' de la música. No me veo solamente como pianista. Ante todo soy músico, con una visión de la música desatada de mi instrumento. Me expreso ante el público con el piano, ya que es el medio que controlo más, de lejos, pero si hubiese sido por otro medio tampoco me hubiese molestado.

- ¿Cómo definiría su música?

- No la puedo definir, puesto que ya no compongo. Cuando era pequeño mi ídolo era Messiaen, como le decía, pero cuando paré con 13 años, mi modelo pasó a ser Stockhausen. No he continuado lo suficiente como para tener un estilo personal.

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- ¿Y la dirección de orquesta? ¿Le tienta?

- Sí, en el sentido de que me gusta considerar el oficio de músico de manera global. Pero desconfío de esa enfermedad que tienen muchas músicos y que consiste en aprovecharse de su popularidad para convertirse, bruscamente, y a menudo de forma mediocre, en directores de orquesta. Esta enfermedad está ligada a la sed de poder. No lo haré más que con el objetivo de servir a la música, y para eso tendré que seguir una formación primero. Si pienso no ser lo suficientemente bueno no lo haré.

-Tiene 27 años y una importante carrera. ¿Cree que el talento es algo innato o influye más el trabajo posterior?

- Los dos. Fatalmente, hay una parte innata. No creo realmente en el don divino, pero existen predisposiciones, aunque sólo sea la forma de tus manos, e incluso una aptitud para comprender que es diferente según las personas. Pero si bien es necesario estar dotado para convertirse en un buen músico, hay que trabajar muchísimo, canalizar ese don. Podemos perder un don si no estamos bien estructurados, al menos en la adolescencia. De niño puedes hacer lo que sea, pero a partir de la adolescencia, si estás verdaderamente dotado, entonces hay que ser muy riguroso.

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- Entre sus profesores figuran Maria Curcio en Londres y consejos, entre otros, del gran pianista Murray Perahia. ¿En la carrera de un músico es relevante la formación?

- Es capital. Cuando eres joven, eres muy maleable, ya que no sabes lo que quieres. La personalidad no está del todo definida: se fabrica con el contacto con las experiencias y las personas que vas encontrando. Así que los profesores son determinantes.

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- ¿A usted qué le aportaron sus maestros?

- Es muy largo de explicar. ¡Pero prácticamente todo! La manera en la que produzco un sonido en el piano, por ejemplo, se lo debo a dos cosas: a mi morfología y a mis profesores.

- ¿Tiene algún pianista ídolo?

- Por supuesto, los tuve cuando era más joven: una época fue Horowitz, otra Gould, otra Michelangeli, Backaus, Gieseking, Katchen... pero a día de hoy, escucho discos, voy a conciertos, y pueden influirme - y de hecho, mejor si es así- pero realmente no tengo un 'ídolo' único.

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- Según creo, a usted le interesan otros muchos aspectos de la cultura, desde Kafka o Joyce, a Picasso y Miró, pasando por Bergman y Fellini. ¿Hay que romper con el estereotipo de músicos encerrados en su mundo?

- Ciertamente. De hecho, los grandes pianistas del pasado como Rubinstein, Arrau o Magaloff eran personas muy cultivadas que tenían muchas ocupaciones además del piano. La música se alimenta de la vida. Si esta vida es pobre, prisionera de un instrumento, la música que sale de él está muerta. Esa historia de músico encerrado es un cliché. Algunos han abusado de eso por razones de marketing. Pero, a pesar de mi amor sin moderación por la vida y por todo lo que tiene que ofrecerme fuera de mi trabajo, ¡me hace falta pasar mucho tiempo al piano!

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- Tiene una apretada agenda de conciertos. ¿Le queda tiempo para disfrutar de sus aficiones? Creo que también ama el deporte.

- Se trata de equilibrar. Como le he dicho, no puedo vivir encadenado al piano, aunque sea muy trabajador. Hago muchas otras cosas, mis centros de interés son múltiples: libros, exposiciones, viajes, cine, cocina, restaurantes, deporte, y de vez en cuando, ¡no hago nada!

- Tras el concierto de hoy, ¿qué proyectos tiene?

- Son numerosos: me esperan muchos conciertos, en Francia, donde actúo muchísimo, pero también en el extranjero, donde estoy empezando a desarrollar mi carrera. Este otoño voy a encadenar una serie de conciertos en Alemania, en recital y concierto. Y continúo ocupándome de la promoción de mi disco de Mendelssohn, publicado recientemente.

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