«El Boletín Oficial del Estado publicó que mi padre había fallecido en accidente»
PPLL
Domingo, 19 de febrero 2012, 03:02
- ¿Recuerda cómo ocurrió el atentado que acabó con la vida de su padre?
- Mi padre estaba desayunando en un bar de carretera que había enfrente de Arkaute y le pusieron una bomba en el coche. Se cree que fue alguien de la propia Ertzaintza quien informó de cuál era su rutina. No tenía escolta ni se molestaron en ponérsela. Estaba muy amenazado. Creo que las víctimas de aquellos años deberían ser especialmente cuidadas porque les ha faltado mucho apoyo. Hasta el 98 que yo empecé en Covite, a nosotros nadie nos llamó, ni nos escribió ni nada de nada. Lo mismo les ocurrió a otras muchas víctimas.
- ¿Se sintieron desprotegidos?
- Totalmente. Aquel día, en la capilla ardiente, mi madre y mi abuela pidieron que además de la ikurriña en el féretro se pusiera la bandera española y no les hicieron caso. Eso le costó un disgusto grande a mi familia y supuso que sus amigos militares no fueran a despedirse de él. Eran otros tiempos... Al día siguiente fue el entierro y ahí se acabó. Ninguna institución nos llamó, nadie, nadie, nadie... Cómo sería la dejación que había por parte de las instituciones que el Boletín Oficial del Estado publicó que había fallecido en accidente.
- ¿Cómo se vive con ese dolor?
- El recuerdo lo tienes todos los días. Sobrevivir a esto que nos ha pasado es un poco el legado que quiso dejarnos mi padre. «Seguir adelante aunque yo no esté, seguir estando ahí y no os marchéis del País Vasco», nos decía siempre. Estuvo amenazado mucho antes de que le mataran y no quiso irse. Cuando había peligro venía la Policía a casa, e igual se tenía que ir a las 3 de la mañana y desaparecer por un tiempo.
- ¿Tuvo ocasión de hablar con su padre de temas relacionados con el terrorismo? ¿Qué pensaba de todo eso?
- Se sentía muy vasco y muy español. No era nada nacionalista ni españolista. Siempre decía que quería mucho a esta tierra y estaba ilusionadísimo con la formación de la Ertzaintza porque creía que iba a ser bueno para la sociedad. Aunque había recibido muchas amenazas, siempre decía que no se marchaba porque no iba a ser vasco desde Benidorm. «Yo quiero estar aquí. Esto acabará y quiero dar la cara», decía. Era un militar muy atípico, muy tolerante, muy abierto de ideas y antifranquista, lo que le costó algún disgustillo. Pero lo que nos transmitía era que había que estar aquí, que era terrible lo que pasaba pero que se acabaría. En una ocasión dijo: «Cuando ETA empiece a asesinar a ertzainas, a 'ertzainitas', -como decía refiriéndose a policías de a pie-, la gente empezará a reaccionar».