La otra ventana al legado de Balenciaga
El catálogo oficial del museo es una completa aproximación a la obra del modisto
NEREA AZURMENDI
Miércoles, 1 de junio 2011, 09:37
Cristóbal Balenciaga Museoa desvelará hoy sus contenidos a los medios de comunicación; el próximo martes, 7 de junio, predominará en Getaria el aspecto social con motivo de la inauguración oficial que presidirá la Reina y tres días más tarde, el 10 de junio, la ciudadanía en general podrá por fin comprobar de primera mano el resultado de muchos años de trabajo y muchos millones de euros.
El museo no es, sin embargo, la única ventana que se abre estos días a la obra de Cristóbal Balenciaga. Su catálogo oficial, coeditado por el museo y la editorial donostiarra Nerea, constituye una completa aproximación al legado del maestro de maestros. Si la exposición permanente se ha diseñado con el objetivo de mostrar las características fundamentales de la obra del modisto getariarra, el catálogo pretende, en primera instancia, ser el reflejo de esa exposición permanente en la que, por razones de conservación, las piezas irán rotando.
Desde ese punto de vista, el catálogo recoge «una selección de las piezas más representativas de la colección» a través de las fotografías realizadas por el prestigioso fotógrafo Manuel Outmuro. Pero el libro, editado con extraordinario cuidado, es mucho más que eso, ya que a través de cuatro artículos de otros tantos especialistas en Balenciaga, y de una serie de útiles apartados complementarios -como un glosario o una cronología-, se convierte en una especie de compendio de lo más esencial del modisto, un pequeño museo Balenciaga que cualquiera puede tener en casa y admirar una y otra vez.
El volumen, que ya está en las librerías y del que se han realizado ediciones en castellano, euskera, francés e inglés, no es un libro barato, pero quien hojee las más de 400 páginas a lo largo de las cuales se despliegan 500 imágenes en color entenderá por qué cuesta 59,90 euros.
Las menciones a Cristóbal Balenciaga vienen siempre acompañadas de una serie de valoraciones -una serie no muy larga, por cierto-, que a primera vista parecen haberse convertido en meros lugares comunes: la pureza de formas, la sencillez, la esencia de la elegancia, la entrega al trabajo, el perfeccionismo, la técnica impecable...
Los textos de Miren Arzalluz, Marie-Andrée Jouve, Pierre Arizzoli-Clementel y Lourdes Cerrillo Rubio demuestran sin embargo con hechos, datos y testimonios que, pese a su apariencia, todas esas consideraciones recurrentes van más allá del tópico y que, efectivamente, en el mundo de la costura Cristóbal Balenciaga es la perfección. Miren Arzallus, conservadora del Museo Balenciaga, incide en su contribución al libro en los primeros años del maestro, período no muy conocido de la vida de Balenciaga sobre el que lleva años trabajando y que dio lugar el pasado año al libro 'Cristóbal Balenciaga. La forja del Maestro (1895-1936)', editado también por Nerea.
'Balenciaga en París' es el capítulo que sirve a Marie-Andrée Jouve, autora de una biografía del modisto que se publicó a finales de los años 80, para acercar a los lectores al hombre «extremadamente perfeccionista» que «vivía por y para su trabajo». Pierre Arizzoli-Clementel, que fue director del museo de Versalles, se centra en un aspecto muy específico del trabajo de Balenciaga: su relación privilegiada con los tejidos, «la materia prima de sus creaciones». Lourdes Cerrillo Rubio, profesora titular de Historia del Arte en la Universidad de Valladolid y, al igual que los restantes una de las principales especialistas internacionales en Balenciaga, expone una interesante visión del temperamento artístico de Balenciaga, esbozando un retrato relativamente novedoso y poco manido del maestro de maestros.
Si los textos, coordinados por Amalia Descalzo, especialista en historia de la moda e indumentaria histórica, ayudan a adentrarse y a entender el universo de Balenciaga, las descripciones de carácter técnico y artístico que acompañan a las fotografías de cada una de las piezas, realizadas por Amalia Descalzo y Lucina Llorente, son extraordinariamente útiles para comprender el modo en que ese universo se plasmó en sus obras. Y, aunque en relación con las obras maestras que constituyen el alma del libro pueden parecer trabajos menores, también resulta muy ilustrativo el capítulo dedicado a los complementos, un más que acertado broche final.