La hoja de ruta de la izquierda abertzale prevé pedir a ETA el final definitivo de la violencia
Los dirigentes del sector independentista se reservan el momento de dar un paso más en función de las exigencias judiciales a Sortu. Creen que legalizar al nuevo partido «certificaría el final del ciclo» marcado por la violencia
JORGE SAINZ
Domingo, 27 de febrero 2011, 05:15
«El 7 de febrero en el Euskalduna se cerró la persiana del ciclo político-militar. Bukatu da». Estas palabras, pronunciadas por un influyente dirigente de la izquierda abertzale, reflejan el sentimiento prácticamente unánime existente en el seno de la formación ilegalizada tras la presentación del nuevo partido, Sortu, y sus estatutos. El rechazo explícito a la violencia de ETA y a eventuales atentados en el futuro, recogido en el documento, constituyen argumentos suficientes, a juicio de quienes han participado en ese paso, para volver a la legalidad y, por consiguiente, a las elecciones forales y municipales de mayo.
Pero el panorama no está tan claro. El Gobierno y la Fiscalía se aprestan a impugnar el registro de la nueva formación y representantes político y públicos como el vicepresidente Rubalcaba, el lehendakari o víctimas del terrorismo han puesto el foco en una nueva «prueba del algodón»: Que la izquierda abertzale pida expresamente a ETA que desaparezca. Una exigencia que el mundo de la antigua Batasuna acoge con aparente tranquilidad, en el convencimiento absoluto de que ETA no va a volver a atentar. Pero aún en el caso de que no se cumplan estas previsiones, la hoja de ruta de la izquierda abertzale prevé pedir a la organización armada el final definitivo de la violencia, según fuentes solventes de la coalición ilegalizada. Una petición que, más allá de cómo pudiera ser formulada, supondría un desmarque inédito con respecto al terrorismo.
Sus dirigentes, por tanto, se reservan el momento de dar ese nuevo paso adelante, en forma de petición a ETA, si es preciso. Una decisión en línea con lo que el propio Rufi Etxeberria ha venido sugiriendo en diferentes entrevistas: que si los tribunales elevan sus exigencias más allá de la literalidad de la Ley de Partidos en que se han basado los estatutos de Sortu, será «el momento oportuno» en el que los promotores del nuevo partido «tendrán que atender» a dichos «requerimientos».
Pese a todo, los representantes de la izquierda abertzale consideran que esa petición a ETA para que deje la violencia definitivamente ya se la han trasladado a través del artículo 1 del Acuerdo de Gernika, firmado el pasado septiembre por el mundo de Batasuna junto a EA, Aralar y Alternatiba. Dicho texto reclama «un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional como expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada».
En todo caso, la izquierda aber-tzale está dispuesta a clarificar ese punto para que no ofrezca resquicios y sea interiorizado por la opinión pública y los jueces. Consideran además que la tregua unilateral decretada el pasado 10 de enero, sin que el Gobierno haya pedido ni dado nada a cambio, ya es una garantía de irreversibilidad por parte de la organización armada.
Otro argumento que esgrime la izquierda abertzale para avalar su apuesta exclusiva por las vías políticas está en los nuevos estatutos, que obligan a todo el que quiera ser concejal a no justificar y rechazar la violencia, bajo advertencia de expulsión. Unas bases políticas que interpelan por tanto a la izquierda abertzale a no dar marcha atrás y comprometen su credibilidad.
Futuro sin violencia
El mundo de Batasuna se encuentra ahora en una situación de 'impasse', a la espera de las decisiones que adopte el Tribunal Supremo, que se ha comprometido a pronunciarse sobre la legalidad de Sortu antes de las elecciones. El nuevo partido trabaja en la elaboración de candidaturas y presentando su proyecto a agentes políticos vascos e internacionales. Mientras, la izquierda abertzale confecciona su programas, pueblo a pueblo, bajo el lema 'Herri programa'.
Los principales interlocutores del sector político independentista insisten en que el proceso hacia el final de la violencia es irreversible y no tiene marcha atrás, incluso aunque no sean legalizados para las elecciones forales y municipales, un escenario para el que, aseguran, están preparados. No obstante, confían en hacerse presentes en las urnas del 22 de mayo, aunque su 'hoja de ruta' incluye la posibilidad de que el retorno a las instituciones se produzca como muy tarde en las autonómicas de 2013, en un escenario de ausencia de violencia que debería estar totalmente consolidado.
La irreversibilidad de su apuesta política se basa en que el proceso interno de la izquierda abertzale, que arranca el 14 de noviembre de 2009 con el manifiesto de Alsasua, ha sido «el debate con mayúsculas», en el que se hizo gran autocrítica sobre el fallido proceso de 2006 y las conversaciones de Loiola. De ese debate ha surgido «el mayor cambio estratégico de su historia». La sombra de ETA vuelve, no obstante, a proyectarse sobre la izquierda abertzale, ante la presión de instituciones y partidos para que pida su desaparición. Frente a ello, la formación independentista está convencida de que la organización armada no volverá a atentar. El mundo político de Batasuna ha retirado cualquier respaldo o justificación a la lucha armada y un eventual atentado, que no contemplan ni como hipótesis, no tendría ningún respaldo de las bases políticas y sociales, todo lo contrario. «Ya no hay agua en esa piscina», explican gráficamente las fuentes consultadas. De esta forma, la izquierda abertzale política se va alejando de ETA en el pulso interno y aspira a que la organización armada le siga en ese camino, sin escisiones. En este sentido, los medios consultados entienden que las especulaciones desatadas esta semana sobre posibles rupturas internas en ETA sólo buscan contaminar el debate sobre la legalización de Sortu.
Y es que los dirigentes independentistas creen que hasta el propio Gobierno español es consciente de que la violencia ha terminado. Así interpretan las recientes palabras del vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que declaró en el Congreso que «creo que esta tregua es la definitiva».
El papel de los presos de la organización es también considerado clave por los líderes independentistas. En línea con lo expresado por Rufi Etxeberria el viernes en una entrevista, la izquierda abertzale considera que el colectivo de reclusos de ETA respalda la nueva apuesta de la izquierda abertzale, sobre la base de sus últimos pronunciamientos públicos, el último ayer mismo, y sus negociaciones para incorporarse al Acuerdo de Gernika.
Con todos estos ingredientes, la izquierda abertzale considera que la legalización de Sortu supondría un espaldarazo definitivo hacia la pacificación y normalización de Euskal Herria. «Sería poner el sello de certificación de que acaba un ciclo», el de la lucha política y militar, y «empieza otro nuevo, el de la vía sólo política», zanja un destacado dirigente del mundo de la izquierda aber-tzale.