Y algo cambió en el río
A la construcción de los nuevos puentes se suma ahora la estructura del viejo de Hierro. El antiguo puente, convertido en pasarela, está ya acabado y se podrá utilizar dentro de quince días
ANA VOZMEDIANO
Domingo, 23 de enero 2011, 10:17
Lo cuenta nuestro compañero Javier Sada en estas mismas páginas. Tal día como hoy de 1932, la estructura del puente de Hierro moderno era colocada en el lugar que ocupó hasta que fuera desmontado en el año 2008. Tenía que ser sustituido por el que ahora se llama de la Real Sociedad, mucho más amplio y con un papel protagónico en el tráfico de la ciudad.
Los avatares de esta envoltura de Hierro, pensada para carruajes y peatones, situada junto a las vías del ferrocarril, no habían terminado cuando una enorme grúa la desmontó hace dos años. La ciudadanía pidió que se conservara de alguna forma y el Ayuntamiento decidió que podía ser un elemento que, aunque estuviera fuera del agua, cumpliera con la función de tránsito de peatones y cerca del Urumea.
El hierro fue reparado y lucido y a finales de agosto comenzaron las obras para convertirlo en la pasarela que es ahora y que, en Riberas de Loiola, conecta el paseo fluvial y el que, en el nivel superior, recorre todo este tramo en la misma cota que la carretera.
La concejala de Obras y Proyectos, Duñike Agirrezabalaga, confirmó que las obras de esta pasarela, que seguirá llevando el nombre de puente de Hierro, están ya acabadas. Se ha realizado el montaje metálico, así como la tarima que eleva el paso en su interior para que las paredes, de altura considerable en esta posición, sirvan de barandilla. Una de sus partes queda sólo como imagen y no como paso.
«Sólo falta la plantación de esquejes, las obras de jardinería, que se van a hacer de forma rápida. Dentro de quince días, la gente podrá utilizarla». Y lo hará para llegar hasta esta zona que llega hasta el puente de la Real Sociedad desde la pasarela de Mikel Laboa.
Tanto esta última, que ha acercado el parque de Cristina Enea a Amara y Loiola, como esta nueva que ha aprovechado la estructura de hierro del viejo puente, son algunas de las construcciones que propician que la vista sobre el río haya cambiado tanto.
La construcción del cuarto puente, el de Mundaiz, una obra de Francisco Fernández Ordóñez, resultó un hito en la ciudad. Surgía sobre las aguas después de años y años en los que el Urumea, en su tramo más conocido, contara con los tres puentes 'de toda la vida': el más antiguo, el de Santa Catalina; el de María Cristina y el del Kursaal. Tras la curva que hace el río se encontraban (y se encuentran) otros como el de Egia, que tiene por nombre Sarasola, el que cruza hacia los cuarteles, conocido como Urdinzu o el de Txomin, bautizado como Espartxo.
Los nuevos
El cuarto puente, el bautizado como el de Mundaiz, se inagura el 13 de mayo del año 2000 y los desconchados que luce van a ser reparados este año. Costó seiscientos millones de las antiguas pesetas, pero el concepto de ciudad exige ya entonces la construcción de otro más, a la altura del hotel Amara Plaza, y exige también sustituir al de Hierro. Porque si en 1932 era necesario cambiar la estructura, ahora había que tener en cuenta el papel del puente en la circulación global de la ciudad. Un rol que no puede cumplir con sus dos carriles, uno de entrada y otro de salida, y con su estrechísima acera.
Se convoca un concurso de ideas y el ganador plantea un amplio espacio peatonal de más de cinco metros de anchura que conecta con lo que es ahora la plaza de la II República. Una barandilla que permite una panorámica del río hasta ese momento inédita.
Más de dos años de obra, algunos retrasos y cuatro carriles que cambian de forma notable la circulación hacia Amara y la salida de la ciudad son el resultado. En el futuro experimentará cambios, ya que el que se encuentra a su lado, el ferroviario, también debe ser remodelado para adaptarse a la llegada de la alta velocidad. El diseño tuvo también en cuenta esta peculiaridad y, en ese lado que colinda con el tren, se optó por una especie de claustro cerrado que lo aislara.
Nuevo cambio en la perspectiva sobre el río y en las fotos aéreas de la ciudad. Se inauguraba el 24 de julio del pasado año y, para más novedades en esa panorámica sobre el Urumea, el conocido como quinto puente, mantenía unas obras más que accidentadas. Bautizado como lehendakari José Antonio Agirre, debía estar acabado antes que el sexto, pero incidentes de todo tipo prolongaron unos trabajos que estuvieron interrumpidos en diferentes ocasiones.
Agirrezabalaga reconoce que las obras se complicarn más de lo previsto. Se decidió cambiar el material para ahorrar 300.000 euros de los 4 millones de presupuesto, lo que se consiguió sustituyendo el acero inoxidable a acero convencional. La modificación provocó que se anulara el contrato con la primera empresa y tuviera que contarse con otra. Tampoco la realización de los nudos de engarce de los arcos metálicos que se llevaron a cabo en Asturias fue una operación fácil y la soldadura se complicó más de lo previsto. No se cumplió el primer plazo previsto para la conclusión de los trabajos, diciembre de 2009 y no fue hasta la pasada Nochebuena cuando fue inagurado.
Su color blanco, la barandilla de cristal, y el empleo de cerámica en los encuentros con el muro de encauzamiento del río y en el pavimento de una de las aceras pretenden recordar la arquitectura modernista en este diseño de LKS. Esa cerámica colocada en el lateral aguas arriba ha sido una idea del artista Manu Muniategiandikoetxea y juega con piezas hexagonales de ocho colores distintos, que visto en la perspectiva del viandante, pretende evocar la imagen de una marisma fluvial. Los tonos verdosos y los azulados se intercalan con los blancos y los grises.
Más datos... Es mucho más liso que el puente de Mundaiz cuya curvatura impide ver el río y permite una panorámica completa del Urumea a través de su barandilla transparente.
«Todos son puentes diferentes en su diseño», recalca la concejala de Obras y Proyectos.