Zubieta retoma la obra de la incineradora seis años después de la primera piedra

Llegaron ayer y hoy se pondrán a trabajar. Las excavadoras empiezan hoy a mover la tierra estancada durante seis años en los altos de Zubieta. El terreno ha permanecido estático durante todo este tiempo mientras el debate se posaba sobre barros movedizos. A partir de hoy se invierte la situación. El solar donde se construirá la incineradora albergará movimiento físico de máquinas y obreros, apagando, de facto, la discusión sobre la gestión de residuos.

El Gobierno foral bipartito (PNV y PSE) evidencia hoy el cumplimiento de una promesa inaugurando las obras del Complejo Medioambiental de Gipuzkoa. La responsabilidad compartida por dos formaciones cuyos puntos de vista sobre residuos han confluido tanto en la oposición -contra el modelo de EH Bildu- como en el Gobierno, se visualizará en la foto de hoy, protagonizada por el diputado general, Markel Olano (PNV) y el diputado foral de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio (PSE).

No habrá primera piedra, por mucho que la tradición estipule que el arranque de una obra que se ha vendido como proyecto prioritario para una institución tenga su acto simbólico. En realidad, ni sería la primera, ni habría piedra. Primero porque el 17 de marzo de 2011, el mismo diputado general ya puso el que se pretendía que fuera el primero de los pedruscos de la planta de valorización energética, entonces con ayuda del alcalde de Donostia, Odón Elorza (PSE). Segundo, porque lo inmediato en los terrenos de Arzabaleta será acondicionar el suelo movilizando tierras de un lugar para otro. El comienzo de la urbanización y primeras obras de cimentación están previstos para finales de mayo o principios de junio. La nueva planta se ha redimensionado. La de 2011 se diseñó ante la necesidad de tratar 213.000 toneladas de residuos al año. La estimación de hoy es que Gipuzkoa requiere tratar 163.000 toneladas anuales.

Las excavadoras que hoy empezarán a dar forma a la superficie donde se levantarán la incineradora y la planta de tratamiento mecánico biológico llegaron ayer, justo a tiempo para que la foto institucional de hoy tenga un fondo propio de obras que denote actividad frente al inmovilismo de los últimos años.

Obra de 200 millones

Las ha contratado la UTE constructora formada para llevar a cabo la fase de construcción de la infraestructura. La constituyen Urbaser, las guipuzcoanas Altuna y Uria, Murias, Moyua y LKS, más la alemana Steinmuller Babcock, la empresa que aportará la tecnología de los hornos de la incineradora, un referente mundial en esta materia, con 460 unidades de combustión instaladas y 49 plantas de este tipo a lo largo de todo el mundo.

Esta unión de empresas facturará cerca de 200 millones de euros a la sociedad concesionaria del proyecto, Ekondakin, donde están representadas las mencionadas cuatro firmas guipuzcoanas, Urbaser y Meridiam Investments, el gestor de fondos de inversión que ha conseguido de los mercados internacionales la financiación necesaria para empezar a efectuar pagos como el que supone la contratación de las excavadoras.

Las cuatro firmas guipuzcoanas serán, además de socias de la UTE constructora, con una participación de algo menos del 30% de la sociedad, proveedoras decisivas en la primera fase de la obra. Pero, según fuentes de Ekondakin, la participación local en el proyecto va más allá y garantiza «que todo lo relativo a la obra civil que hará de continente de la tecnología alemana sea de origen local, es decir, algo más de la mitad de los 200 millones de inversión».