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Bengoetxea VI y un gran Larunbe derrotan en un abarrotado Labrit a Olaizola II y Untoria
pelota | campeonato de parejas

Bengoetxea VI y un gran Larunbe derrotan en un abarrotado Labrit a Olaizola II y Untoria

Logran el primer punto en el arranque de la liguilla de semifinales tras ir perdiendo 6-0 y 12-3 y protagonizar después una gran remontada

ENRIQUE ECHEVARREN

Sábado, 11 de marzo 2017, 22:54

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Oinatz Bengoetxea y Mikel Larunbe ya tienen en su poder el primer punto de la liguilla de semifinales del Campeonato de Parejas merced a su victoria, con remontada incluida, sobre Aimar Olaizola y Álvaro Untoria en un abarrotado Labrit de Pamplona. Que la bombonera registrase su octavo lleno definitivo ha dejado de ser noticia. Volverá a completar su aforo en las dos jornadas que restan antes de la final, independientemente de quiénes jueguen y de lo que haya en juego. Y se llenará hasta los topes en el homenaje de despedida a Abel Barriola, anunciado para el sábado 6 de mayo. Ya no debe quedar papel a la venta.

Bengoetxea VI y Larunbe lograron un triunfo balsámico, que les sirve para afrontar lo que queda de liguilla con otra cara. La de tonto se les quedó al inicio del partido, cuando fueron dos marionetas en manos de Aimar Olaizola. El titiritero de Goizueta hizo lo que quiso con ellos. El Labrit es un frontón que le viene como anillo al dedo. No solo a él, sino a todo el que ataca. Y atacar es lo que mejor sabe hacer el menor de la saga de los Olaizola.

Aimar encontró un filón en la defensa de Larunbe. El zaguero de Galdakao saltó a la cancha amedrentado, sin confianza. Encajó dos saques consecutivos sin ningún misterio. Limpio de polvo la lona superior con ambas manos y después envió una pelota a la contracancha con la derecha además de dejar pelota franca al vigente campeón (6-0).

Oinatz estaba de figurante, sin poder hacer nada. No es un papel que le gusta realizar al leitzarra. Tres arranques suyos de rabia parecieron reconducir sus opciones, pero Aimar sequía haciendo y deshaciendo a su antojo. Larunbe no podía quitarle pelota y Bengoetxea VI, muy a su pesar, ejercía de recadista. Untoria había cumplido su papel con decoro hasta ese momento (12-3).

El partido parecía tener dueño. Aimar estaba dando un tratado de remates. A esas alturas de partido ya había cobrado siete, de todas las facturas, y tres saques. No había quien le frenase. Pero con Oinatz en la cancha todo puede pasar.

El primer descanso obligatorio los azules ya habían solicitado uno con anterioridad no les sentó nada bien a los hasta ese momento dominadores del duelo. A Untoria se le cayó la primera pelota con la zurda. Fue una premonición. La diferencia continuaba siendo jugosa (12-5), pero a partir de ahí Larunbe asentó las zapatillas en el suelo y comenzó a soltarle a la pelota. Un nuevo error del zaguero riojano, esta vez con la derecha, levantó el ánimo a sus contrarios. Ahí estaba la mina de oro.

Zarpazo al rebote

Larunbe probó con un zarpazo de derecha que encontró acomodo en el rebote y Aimar erraba al restar de aire para ayudar a su compañero. Poco a poco la diferencia se fue reduciendo (13-12). Aimar y Untoria pidieron un descanso para frenar la sangría. Aquello tenía mala pinta. Dos coletazos de Aimar devolvieron la ilusión a los colorados (15-12). No por mucho tiempo.

Oinatz y Larunbe comenzaron a pleno rendimiento como pareja, mientras bajaban las prestaciones de los contrarios, sobre todo las del zaguero de Nájera. Larunbe se había hecho con el dominio de los cuadros largos de forma exhultante. Untoria no era capaz de toserle y Oinatz ahora sí tenía oportunidades de entrar al remate (15-18). Tres tantos antes (15-15), en el único empate que hubo en todo el partido, hubo cierta polémica al no dar vuelta los jueces una estorbada de Oinatz Bengoetxea tras haber parado antes la pelota en el txoko. Aimar protestó airadamente, pero no hubiese llegado nunca a esa pelota.

De ahí hasta el final, Bengoetxea y Larunbe supieron mantener la distancia en el luminoso. Ni Aimar ni Untoria daban síntomas de poder voltear el luminoso. El goizuetarra necesitaba más ayuda. Se la jugó en el último saque y le salió cruz. Falta por tiro largo. Los vencedores fueron mucha más pareja.

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