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Ignacio Chillida y varios operarios colocan una de las obras que se podrán ver en la exposición de la Sala Kubo.
ARTE

Chillida Leku, por el buen camino

Las conversaciones entre la familia del escultor y el Gobierno Vasco permiten vislumbrar una reapertura del museo no muy lejana. La exposición 'Bideak' en la sala Kubo-Kutxa, otra en Londres junto a Miró y su participación en una colectiva en México reflejan la actualidad de la obra del artista

TERESA FLAÑO

Miércoles, 18 de junio 2014, 21:24

El nombre de Eduardo Chillida está de plena actualidad. Este jueves la Sala Kubo-Kutxa inaugurará la exposición 'Bideak', la primera en Donostia en más de veinte años dedicada a su escultor más internacional. A ésta se une la que se abrió la semana pasada en la galería Ordovas de Londres dedicada a su profunda amistad con Joan Miró desde que se conocieron en París en 1940 y que se consolidó en los veranos que pasaban en la residencia Maegth en Saint-Paul de Vence, al sur de Francia. Por último, el Museo del Palacio de Bellas Artes de México ha solicitado a la familia el préstamo de tres piezas para incluirlas en la magna exposición que bajo el título 'Soplo de luz' va a dedicar en el último trimestre del año al premio Nobel Octavio Paz con motivo del centenario de su nacimiento. Entre las obras destaca 'Arco de la Libertad', de 9.800 kilos.

  • 1

  • Pacto de silencio.

  • Las dos partes optan por no hablar hasta que no se concrete nada para no enturbiar las negociaciones.

  • 2

  • La fecha de 2016.

  • No tener abierto el museo para entonces se entendería como un gran fracaso .

  • 3

  • Buscar nuevas fórmulas para llegar a un acuerdo.

  • El más probable sería la compra por parte del Gobierno Vasco, aunque no con toda la obra que ahora alberga Chillida-Leku para así reducir el precio.'

Además, después de varios años de incertidumbre sobre el futuro del museo Chillida-Leku se vislumbra un futuro más optimista. Las negociaciones entre representantes del Gobierno Vasco y la familia del escultor para la reapertura del espacio están muy avanzadas, aunque la prudencia, en gran parte condicionada por la experiencia fallida de conversaciones con el ejecutivo anterior, ha llevado a las dos partes a realizar un pacto de silencio.

El viceconsejero de Cultura del Gobierno Vasco Joxean Muñoz ha reconocido en las últimas semanas que las negociaciones van por buen camino, pero también ha pedido que «nos dejen trabajar con discreción. La transparencia no es trabajar en un jardín de cristal. A veces, hay que hacerlo en un cuarto cerrado, de forma muy discreta, sin focos ni micrófonos». De todas formas, ante la pregunta de DV de si el acuerdo está cercano, aunque no se pronuncia de una forma concreta, sí señala que «esperamos poder comenzar a dar buenas noticias en poco tiempo» y sin mojarse sobre cuándo se podría hablar de un final feliz solo apunta que «la sensación es de optimismo».

La familia Chillida tampoco quiere pronunciarse, es más, prefiere curarse en salud. Así, por ejemplo, su hijo Ignacio, que en estos momentos ultima el montaje de la exposición 'Bideak' alarga los plazos y comenta que «ojalá esté abierto para el 2016, que es una fecha muy recurrente e importante para San Sebastián con motivo de la Capitalidad Cultural Europea». A este respecto la consejera de Cultura Cristina Uriarte ha señalado en alguna ocasión que «sería un auténtico fracaso que en 2016 Chillida-Leku estuviera muerto».

Cuando se retomaron las negociaciones, después del fallido intento del ejecutivo socialista, se tuvo claro por ambas partes que había que buscar vías imaginativas y alternativas. Uno de los primeros pasos por parte del Gobierno Vasco, una vez que se habían encauzado las conversaciones, fue encargar el 27 de septiembre del año pasado un informe a la firma Lord Cultural Resource, que se ha denominado 'Modelo de Gestión para el Museo Chillida-Leku' y que tuvo un coste de 17.980 euros sin incluir el IVA, en donde se plantea la posibilidad de reabrir el museo en colaboración con otras instituciones y patrocinadores privados. Pero solo se trata de un documento de trabajo en el que se recoge «una definición básica del modelo de centro de arte que se plantea, con sus objetivos, misión y visión, así como referencias internacionales de centros con singularidades y características parecidas» al museo hernaniarra. Muñoz ya ha hablado de que Chillida-Leku es «una obra en sí misma». La calificación de museo llevaría a buscar para que sea rentable y a una estructura muy compleja. «No creo que deberíamos estar pendientes del número de visitas».

Una de las alternativas que están barajando los encargados de las negociaciones, y que parece que es la más viable en estos momentos, pasa por la compra por parte del Gobierno Vasco de Chillida-Leku a la Fundación Chillida-Belzunce, pero adelgazando sus contenidos. El espacio se mantendría tal cual, con el caserío Zabalaga como centro neurálgico, aunque el número de obras se reduciría respecto a las que ahora alberga para, de esta forma, bajar notablemente la cifra a aportar por parte del ejecutivo que sería pagada en un pagado a lo largo de varios años en un calendario que se estaría fijando en la actualidad.

El 16 de agosto de 2010, cuando se cumplían diez años de la inauguración del museo, su director Luis Chillida ya insinuaba las dificultades que tenían para sacar adelante el espacio y la necesidad de que las instituciones entraran de forma directa en el proyecto. Dos meses después los herederos del escultor hablaban claramente del cierre temporal porque la familia sola no podía mantener el espacio que abierto al público generaba un déficit anual de 500.000 euros. La triste fecha fue el 31 de diciembre.

Ya entonces comenzaron las conversaciones de los miembros de la Fundación con las instituciones, principalmente el Gobierno Vasco, sin que se concretara nada. Es más, hubo momentos de verdadero desencuentro. Entonces, Luis Chillida comentaba que «la familia no ha querido erigirse como única gestora del museo sino que siempre hemos pretendido dejar claro que debemos tener derecho a decidir a nivel artístico sobre lo que se hace con la obra. Las instituciones no son permanentes, se marchan unos y llegan otros con ideas diferentes, lo que pretendemos es que haya estabilidad de cara al futuro».

Otros contactos

Todos los contactos mantenidos con el departamento de Cultura del Gobierno Vasco, entonces encabezado por Blanca Urgell, acabaron en sonados desencuentros. La familia exigía tres condiciones que consideraba irrenunciables: garantizar la unidad permanente de las colecciones en los terrenos de Chillida-Leku, conservar su carácter monográfico y la presencia de un representante de la familia en el patronato rector del futuro centro, con derecho a veto sobre las decisiones que ese órgano pudiera tomar en el futuro. En marzo de 2011 los Chillida decidieron zanjar las negociaciones y anunciaban el cierre definitivo porque «las instituciones cuestionan entre otras cosas el carácter monográfico del museos, que es una de las bases fundamentales del mismo». Después se volvieron a retomar en varias ocasiones sin efecto alguno. Con la llegada del nuevo gobierno nacionalista y la consejera Cristina Uriarte la situación estuvo en un principio en 'stand by', para en los últimos meses acelerarse.

Desde el principio la cuestión económica apenas ha trascendido a los medios de comunicación. Al parecer existía una primera cantidad tasada por el Gobierno Vasco cuando Miren Azkarate se encontraba al frente del departamento de Cultura: era de 112 millones de euros -cien por las obras y doce por los terrenos y el caserío Zabalaga-. También se hablaba de un peritaje realizado por Sotheby's todavía más antiguo que estimaba en 168 millones de euros el valor del conjunto de las obras de la colección de Chillida-Leku y en otros doce los terrenos.

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