'Eskerrik asko' es 'multumesc'
Un estudiante de Donostia ha hecho un diccionario euskera-rumano
CRISTINA TURRAU
Viernes, 29 de enero 2010, 04:31
Todo empezó porque su padre le «daba mucho la lata» pidiéndole que le tradujera palabras del rumano al euskera. Raúl Baituc es un estudiante rumano de primero de Bachillerato del colegio La Asunción de Donostia que está a punto de terminar un diccionario euskera-rumano de cerca de 11.000 palabras. «Mi padre iba a los sitios y le apetecía tener unas nociones de euskera para comunicarse, palabras básicas como 'agur' o 'kaixo', pero cada día me iba pidiendo más», explica Raúl. «Llevábamos ya cien palabras, teníamos en hojas los términos básicos, los colores y los números y mis padres me animaron a seguir adelante».
Fue su madre, María, la que propuso ordenar el trabajo. Le sugirió que empezara por la letra 'A' y Raúl se animó a realizar una tarea más sistemática. Se basó en un diccionario de bolsillo euskera-castellano de 12.000 palabras. «Empecé hace un año. Al principio iba despacio, sin emocionarme demasiado. Hacía unas 20 palabras al día. Me agobiaba. Tenía que buscar la grafía correcta de cada palabra en rumano y pasarlas al ordenador. Era al menos una hora de trabajo».
En verano hubo un poco de parón, porque, «como a todo chaval, lo que te apetece es salir a la calle», y con el comienzo del curso llegó el gran empuje y el entusiasmo. «Hubo dos días de agosto en los que trabajé en el diccionario y traduje 1.000 palabras. Entonces me dije: 'puedo lograr más'. Y a partir de septiembre solía hacer unas 200 palabras por semana».
Hacia octubre iba por la letra 'H' y su padre decidió retarle. «Me dijo que había una chica que iba a hacer un diccionario de este tipo. Pensé que yo había empezado antes y que no tenía que pararme, así que redoblé mi interés». Sentía la responsabilidad de acabar el trabajo. «No puedes pasar diez años con un proyecto así. Yo me propuse acabarlo como tarde en dos años».
Lo ha conseguido en menos tiempo. «El diccionario está prácticamente acabado», dice. «Estamos en fase de corrección».
La familia es natural de Thimisoara y fue el padre, Pedro, quien planteó un día a su mujer la posibilidad de buscar un mejor futuro. «Había visto a mis padres pasar su vida confiando en que la situación mejoraría y eso nunca ocurrió», explica Pedro. Fue él quien llegó primero a España. A los cuatro meses llegó su mujer y Raúl, el único hijo de la pareja, se quedó dos años con sus abuelos para dar tiempo a sus padres a establecerse. Pedro trabajaba en Rumanía en el mantenimiento de calderas y en Donostia ha hecho «un poco de todo», incluidos los trabajos relacionados con su oficio.
Raúl llegó con 7 años y trabajó duro para ponerse al día. Es un buen estudiante. «Hasta que aprendí euskera memorizaba párrafos enteros», explica. «Me ayudaban mis padres». Habla rumano en casa y sus padres siempre le han animado a que también lo escriba.
La familia busca ahora una forma de poder editar el diccionario. «Nos hemos acercado a alguna institución para ver si podemos recibir alguna ayuda para llevar adelante nuestro propósito», dicen.