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ANÁLISIS

Munto, el ejemplo a evitar

Me gustaría denunciar la postura del Ayuntamiento al considerar el Catálogo de Patrimonio Urbanístico como un simple listado de elementos modificable a voluntad y desprovisto de cualquier eficacia vinculante

ALBERTO FDEZ. D' ARLAS

Martes, 21 de julio 2009, 10:19

Me gustaría denunciar la postura del Ayuntamiento al considerar el Catálogo de Patrimonio Urbanístico como un simple listado de elementos modificable a voluntad y desprovisto de cualquier eficacia vinculante. El caso más claro lo ofrece la pretendida eliminación del caserío Munto, calificado por el Plan General de 1995 como un «elemento relevante que contribuye a identificar y configurar la imagen urbana y la memoria histórica de la ciudad». Su anunciada descatalogación no resulta defendible, puesto que no se ha producido ninguna alteración objetiva de las circunstancias que en su día motivaron la declaración de interés. Una buscada situación de abandono no debería poder esgrimirse, en ningún caso, como excusa para justificar el derribo. A la Administración municipal le corresponde velar por la integridad del patrimonio cultural de la ciudad, cuya conservación es de interés público y debería prevalecer, en todo caso, frente a las eventuales apetencias de promotores. Evidentemente, la controvertida desaparición de Munto no se explica por el solo deseo de implantar en su solar un jardín -como interesadamente se ha querido filtrar- sino porque la intrincada operación urbanística programada se saldaría con la edificabilidad de una nueva y jugosa parcela residencial. Lucrativo negocio de unos pocos, a costa del patrimonio histórico. Mucho nos tememos que actuaciones de este cariz vayan a generalizarse en los próximos años. La normativa asociada al nuevo Plan General contempla expresamente la posible eliminación discrecional de elementos inscritos en el Catálogo de Patrimonio, según convenga. Por otra parte, se nos anuncia la inclusión de 1.023 edificios protegidos dentro del denominado Grado IV, cuya conservación deberá entenderse supeditada a la no concurrencia «de objetivos urbanísticos de mayor importancia relativa».

La desvergüenza del planeador municipal alcanza aquí cotas difíciles de superar. Los ciudadanos, desde luego, no estamos dispuestos a permitir estos abusos. El Consejo Asesor del Planeamiento Municipal acaba de pronunciarse en contra de la descatalogación y derribo de Munto, verdadero compendio de irregularidades y paradigma de una política de gestión del espacio urbano que merece nuestro más profundo rechazo.

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