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Las diez noticias clave de la jornada
El Nanogune, el centro Joxe Mari Korta, la Facultad de Químicas y el Donostia International Physics Center arropan al nuevo centro mixto CSIC-UPV./ AYGÜÉS
CIENCIA

La apertura del centro CSIC-UPV en octubre consolidará a Ibaeta como polo científico

El Physics Center, el Nanogune, el centro Korta y la Facultad de Químicas rodean al nuevo Centro de Física de Materiales. Aprovecharán las sinergias que surjan entre ellos para potenciar la investigación

JUANMA VELASCO

Domingo, 14 de junio 2009, 10:35

DV. La investigación científica de prestigio en el País Vasco no vive sólo de tener o no tener la sede de la Fuente Europea de Espalación de Neutrones, que finalmente recala en Suecia. Existen otros focos de investigación que irradian innovación por los cuatro costados.

El ejemplo más evidente se encuentra en Donostia, en el campus de Ibaeta. La masa crítica de científicos de alto nivel que hoy en día se concentra en pocos metros no tiene parangón en los alrededores. Tanto es así, que ya hay quien empieza a conocer a este rinconcito denso en mentes pensantes como

A partir de otoño, al póker de ases que hasta ahora formaban en Ibaeta el Donostia International Physics Center, el centro de investigación Joxe Mari Korta, el CIC Nanogune y la Facultad de Químicas, se le suma la nueva sede del Centro de Física de Materiales de la UPV y el CSIC (Consejo Superior de Investigación Científicas, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación). Juntos consolidarán un potente polo de desarrollo científico en física de materiales y nanotecnología, que aprovechará las sinergias para «potenciar la actividad investigadora».

«Salto cualitativo»

El centro mixto del CSIC-UPV lleva cerca de diez años trabajando en Donostia sin sede propia. Los científicos realizan su labor repartidos entre el DIPC, la Facultad de Químicas y el centro Korta. «El hecho de contar con un edificio propio va a suponer un salto cualitativo», asegura Juan Colmenero, director del centro mixto. Gracias a este salto, el centro aspira a convertirse en «un referente internacional» y a atraer a «promesas de jóvenes científicos».

Pero, ¿qué se investiga en este centro? La tecnología actual requiere del desarrollo de nuevos y más avanzados materiales que luego se usan en campos tan diversos como la aeronáutica, la medicina o la construcción. El Centro de Física de Materiales de Donostia se dedica a investigar cómo funcionan los materiales existentes para ser capaces de diseñar materiales a medida, incluso a escala nanométrica, es decir, la millonésima de un milímetro.

Lo que nació como una unidad asociada al centro de materiales de Madrid del CSIC, en 1999, fue dando pasos hasta convertirse en un centro mixto auspiciado por las dos instituciones. El punto de inflexión llegó hace cuatro años. Un comité internacional evaluó de forma positiva el plan estratégico presentado por el centro, a instancia del CSIC, en el que se presentaba «la necesidad de contar con un edificio propio e incrementar el número de plazas de investigadores, hasta equiparar el número de científicos de la UPV con los del CSIC».

El plan 2005-2009 fue aprobado y actualmente trabajan 32 científicos titulares, además de técnicos de apoyo, personal de administración, post doctorales y estudiantes que elevan a un centenar el número de personas del centro.

La construcción del edificio se decidió en 2006, aunque el arranque de las obras tuvo que esperar hasta el comienzo de 2008. En el acuerdo -«un ejemplo de colaboración institucional»-, la UPV cedió una parcela, ubicada en la trasera del edifico Korta junto a la facultad de Químicas. El CSIC puso 7,5 millones de euros para su construcción. «El edificio estará terminado en octubre, aunque el trabajo a pleno rendimiento de los científicos llegará a comienzos de 2010», recalca Colmenero. No en vano, el traslado del material de los laboratorios se prevé difícil y lento. «Además, hay equipamiento nuevo -la UPV y el CSIC acordaron un millón de euros- que es necesario instalar previamente».

Suelo antivibratorio

El nuevo edificio dispone de 4.500 metros cuadrados útiles repartidos en cuatro plantas. Cuenta con 12 laboratorios de 50 metros cuadrados cada uno. «Cinco de ellos se encuentran en el semisótano. Tienen unas características especiales de suelo antivibratorio flotante, independiente del edificio. Esto es debido a que varias de las técnicas que se van a instalar allí son muy sofisticadas, algunas de ellas relacionadas con la nanotecnología, y exigen unos condicionamientos de antivibración y aislamiento», añade. Además, las instalaciones comprenden 38 despachos, ocho módulos polivalentes de 50 metros cuadrados, biblioteca, cafetería, sala de conferencias, de reuniones...

Una vez que los científicos trabajen en la nueva sede a pleno rendimiento, el centro se enfrentará a un futuro prometedor. «Todos los científicos que trabajan aquí tienen calidad internacional y en muchos casos son grupos reconocidos a escala mundial», explica el director. También abordará su última fase de crecimiento que le llevará en ocho años a aumentar su número de plazas de investigadores y personal hasta «no más de 120 personas».

jmvelasco

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