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Dos cámaras toman imágenes del lugar donde se hallaba el artefacto. [ALFREDO ALDAI / EFE]
POLÍTICA

El comando Bizkaia preparaba un atentado inminente con la bomba hallada en Getxo

El artefacto explosivo, compuesto por 40 kilos de amonal, estaba instalado en un barril de cerveza y fue desactivado por la Ertzaintza. Fue localizado de forma casual por una persona en una zona de huertas.

O.B. DE OTÁLORA

Viernes, 1 de febrero 2008, 09:06

BILBAO. DV. Todas las luces rojas en la lucha antiterrorista se encendieron ayer tras el hallazgo en la localidad vizcaína de Getxo de una potente bomba de ETA compuesta por cuarenta kilos de amonal ocultos en un barril de cerveza. El explosivo estaba ya mezclado y sólo faltaba por colocarle el detonador, lo que indica que quienes la habían fabricado se disponían a utilizarla de manera inminente. Según todos los expertos de la lucha antiterrorista, el artefacto habría sido elaborado por el comando Bizkaia, el único grupo de ETA que permanece en activo tras las sucesivas caídas de células etarras en Francia y España.

La bomba había sido localizada de forma casual por un paseante el martes por la noche en una zona conocida como Estrada de Diliz. Se trata de un área de huertas, con pequeños bosques y caseríos aislados, situado no muy lejos del Club Hípico La Galea, entre los barrios de Santa María de Getxo y Azkorri. Este vecino avisó el miércoles por la mañana a la Policía Local de Getxo, que envió una patrulla a examinar el objeto, un barril de cerveza del que salían unos cables eléctricos, abandonado en un camino sin salida que conducía a un caserío.

Los agentes sospecharon que podía contener una bomba y entonces avisaron a la Ertzaintza.

La Policía autónoma llegó a la Estrada de Diliz a las doce y media de la mañana. No acudieron a examinar el artefacto de inmediato. Getxo fue escenario el pasado 11 de noviembre de un atentado- trampa de la banda, en el que el comando Bizkaia intentó asesinar a los ertzainas que acudían a examinar una amenaza de bomba en los juzgados de la localidad. Ayer, la Er-tzaintza tomó todas las precauciones posibles ante el temor a que ETA hubiera colocado algún tipo de dispositivo en la zona con el objetivo de matar a los policías vascos que acudiesen a examinar el barril de cerveza.

Tras casi cinco horas de trabajo, cuando comprobaron que no había ninguna celada, los artificieros procedieron a desactivar la bomba. Los miembros de la Policía científica continuaron posteriormente la recogida de pruebas en el terreno en busca de evidencias de los etarras que habían manipulado el artefacto. Asimismo, la Ertzaintza interrogó a dos vagabundos que se refugian de manera habitual una casa abandonada de las inmediaciones.

El barril de cerveza contenía alrededor de cuarenta kilos de amonal así como cordón detonante. Los etarras no le habían colocado el detonador ni había evidencias sobre si iban a utilizar un temporizador o un mando a distancia. ETA emplea los recipientes metálicos para dirigir la carga explosiva de sus bombas hacia puntos concretos, a modo de cañón. De la misma forma, el barril hubiera producido abundante metralla en caso de estallar.

Bomba abandonada

Según un comunicado oficial del Departamento de Interior, el hallazgo parece apuntar a «una entrega de material entre miembros de ETA, posiblemente con la intención final de utilizar el recipiente como un artefacto explosivo para la comisión de un atentado». Según los expertos, el montaje de la bomba se corresponde a una fase en la que los terroristas ya han elegido el objetivo y decidió atentar contra él, ya que el reparto de material se realiza de manera habitual con los componentes explosivos separados para evitar que un error en la manipulación produzca una explosión fortuita. Las mismas fuentes especulaban ayer con la posibilidad de que los miembros del comando Bizkaia estuvieran montando la bomba en el camino de Estrada de Diliz y decidieran abandonarla y huir a toda prisa cuando, por causas que se desconocen, se sintieron descubiertos. Las circunstancias, en este sentido, son similares a las registradas en diciembre de 2006, cuando un embrionario comando Bizkaia se dio a la fuga y abandonó en un camino de Amorebieta cincuenta kilos de explosivos al sospechar que habían sido detectados por las fuerzas de seguridad.

Dos miembros del talde fueron detenidos en la frontera cuando pretendían huir a Francia. En la célula también militaba Saioa Sánchez, la etarra arrestada más tarde en Francia como sospechosa de haber asesinado a dos guardias civiles en Capbretón. Tras la caída, el grupo fue sustituido por los liberados -a sueldo de la organización- Jurdan Martitegi Lizaso y Arkaitz Goikoetxea. Ambos son los presuntos responsables de todos los atentados cometidos en el País Vasco desde el fin de la tregua.

Su rastro ha aparecido, entre otros atentados, en el ataque a la Guardia Civil de Durango, en los ataques a los juzgados de Getxo y Sestao, en la bomba lapa colocada contra un escolta en Bilbao y en la explosión registrada en la comisaría de la Ertzaintza de Zarautz.

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