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Imagen del atentado. /EL CORREO
Atentado de eta

Herido en Bilbao el escolta de un concejal del PSE tras explotar una bomba en su coche

La explosión, registrada a las 13.30 en el barrio de La Peña, se debe a una bomba lapa en el vehículo del escolta de un concejal del PSE en Galdakao.

BILBAO |

Martes, 9 de octubre 2007, 21:01

ETA atentó esta tarde en el barrio bilbaíno de La Peña contra Gabriel Ginés, el escolta de un concejal del PSE-EE de Galdakao, en cuyo coche profesional colocó una bomba-lapa. Ginés resultó herido con el 4% de su piel quemada, pero su vida no corre peligro.

El atentado tuvo lugar a la una y veinticinco de la tarde en la calle Zamakola. A esa hora, el escolta salió de su casa, arrancó su coche, un Renault Megane que utilizaba para los servicios de seguridad del edil socialista Juan Carlos Domingo, que se encontraba en Valencia de vacaciones, y avanzó unos metros, cuando la bomba situada, al parecer, en el depósito del coche hizo explosión.

El estallido se oyó en todo los alrededores y generó un incendio que calcinó también los dos coches de al lado. El hombre pudo ir por su propio pie hasta el cercano bar Txalos. Al lugar acudieron inmediatamente efectivos de los bomberos, la Ertzaintza, la Policía municipal y sanitarios que trasladaron a Ginés hasta el Hospital de Cruces.

El escolta, de 36 años, natural de Zaragoza y afiliado al PP, pudo ir andando hasta la ambulancia lo que hacía presumir que las heridas habían sido leves. Sin embargo, una vez llegado al hospital fue ingresado en la Unidad de Grandes Quemados con pronóstico grave aunque sólo tiene el 4% de su superficie quemada. Sufría quemaduras de segundo grado en la cara (región frontal, nasal y malar) y quemaduras de tercer grado en el dorso de mano derecho. Asimismo, presentaba una herida incisa no penetrante a nivel escapular derecho.

Tres viandantes que paseaban por el barrio bilbaíno de La Peña resultaron también heridos al ser alcanzados por la onda expansiva. Los heridos, con daños en los oídos, fueron atendidos por el personal médico desplazado hasta el lugar del atentado, sin que fuese necesario su traslado.

Mientras esto ocurría, los bomberos se afanaban en sofocar el fuego de los tres coches afectados. Tardaron pocos minutos en lograrlo, pero los tres vehículos quedaron totalmente calcinados.

Agentes de la Policía Municipal y la Ertzaintza acordonaron toda la zona de alrededor, la calle Campa Ibaizabal en un primer momento y buena parte del parque de La Peña después, donde se agolparon numerosos vecinos y curiosos para conocer lo ocurrido. También pudo verse allí desde el primer momento a los concejales del PP y del PSE-EE de Bilbao. Algo más tardaron la edil de EB Julia Madrazo y el alcalde Iñaki Azkuna, que acudió al lugar a las tres de la tarde y pudo acercarse hasta el lugar del atentado donde habló durante unos minutos con responsables policiales.

Zona concurrida

El atentado se produjo en la zona más concurrida y céntrica del barrio de la Peña, en la calle colindante a la plaza principal y a escasos metros de unos columpios para niños. La fortuna hizo, sin embargo, que no hubiese mucha gente en los alrededores en el momento de la explosión y que sólo tres viandantes resultaran levemente heridos. No en vano, en el momento de la explosión el coche pasaba junto al colegio Ibaizabal, donde los alumnos daban su última hora de clase antes de salir a comer.

El hecho de que los menores se encontraran tan cerca del atentado provocó gran nerviosismo y conmoción entre los padres que acudieron de inmediato a las puertas del colegio para recoger a sus hijos. El sobresalto, en cambio, no pasó de la mera anécdota para muchos de los alumnos que se tomaron con humor la interrupción de la clase, en el caso de los más afortunados. "Han retumbado todas las paredes, pero la profesora ha dicho que serían de las obras de al lado y ha seguido la clase. Hasta cuando han llegado las ambulancias y los coches de la Policía ha seguido sin creérselo", protestaba una alumna.

"?Y tú no has tenido miedo?-- le decía una madre a su hijo-- "Yo no- contestó orgulloso éste--. Estábamos en clase tan tranquilo y pum".

Con todo, la reacción entre la mayoría de los vecinos fue de desconcierto en los primeros minutos. Hasta la llegada de los policías y de los medios de comunicación, muchos achacaron a las cercanas obras, a un posible incendio o a la explosión de una bombona gas la sonora explosión.

"Acababa de aparcar el coche hacía diez minutos. Estaba entrando en la panadería y he escuchado el bombazo. Al principio pensé que había sido una bombona de gas, pero luego he visto todo el humo negro y me lo he imaginado. No se veía el parque", explicó Lola a sus vecinos, mientras esperaba angustiada a saber si su coche estaba entre los afectados.

Lo mismo esperaba dos horas después, el dueño de un Seat Toledo que en ese momento todavía desconocía si su coche era uno de los calcinados, como efectivamente comprobó más tarde.

José e Iñaki comentaban también lo ocurrido al otro lado del cordón policial. "Olía a goma quemada y el humo era una burrada", decía uno. Su compañero recordaba que el barrio de La Peña había sido escenario de otras acciones terroristas. "No es la primera vez. Hace diez años murió un policía aquí mismo", explicó, en referencia al guardia civil Fernando Giménez Pascual, asesinado con otra bomba lapa el 4 de abril de 1994 en esa misma calle Zamakola. Ocho años antes, el objetivo de ETA fue el policía nacional Manuel Fuentes Pedreira, asesinado a tiros en la parte del barrio que pertenece a Arrigorriaga.

El cordón policial se mantuvo durante varias horas, mientras los agentes de la Ertzaintza inspeccionaban la zona y el resto de coches de alrededor. La expectación vecinal fue decayendo a medida que pasaban las horas y sólo los dueños de los coches aparcados en las calles cortadas y los responsables de los comercios cercanos mantenían fija la mirada fija en el lugar del atentado, mientras las grúas se llevaban los tres coches calcinados.

Un kilo de amonal

El artefacto, según dijeron fuentes de la lucha antiterrorista, estaría compuesto por un kilo de amonal y habría sido colocado en la parte posterior derecha del coche, un Renault Megane, junto al depósito de gasolina.

La onda expansiva de la deflagración causó heridas leves a otras tres personas que fueron atendidas en el lugar por los servicios sanitarios y que presentaban lesiones localizadas en los oídos, indicó la Ertzaintza.

El escolta sufrió quemaduras de segundo grado en la cara, región frontal, nasal y malar, y de tercer grado en el dorso de la mano derecha, que, en conjunto, suponen el 4% de su cuerpo y su pronóstico es grave, según el parte emitido por el Hospital de Cruces (Barakaldo), en cuya Unidad de Grandes Quemados ha quedado ingresado.

La explosión, que calcinó el coche, alcanzó a otros vehículos y contenedores cercanos.

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