Al contrario que le sucedió el sábado a la prueba de Estella, las previsiones meteorológicas anuncian que la Itzulia se librará del mal tiempo, frecuente ... en estas fechas iniciales de la primavera, aunque también hemos vividos ediciones sin lluvia y con temperaturas agradables. Sucede que la memoria, selectiva la mayoría de las ocasiones, se queda con los días malos. Tampoco el Tour de Flandes se distingue por el sol, pero allí nadie se queja del tiempo. El frío no es el mayor enemigo de los ciclistas. Las verdaderas dificultades aparecen cuando te mojas. En esos casos, no hace falta que estés a cinco grados para sufrir. Incluso si el termómetro marca diez, corres riesgo de telele en las bajadas.
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Una vez más, la carrera reúne una participación interesante, con figuras de primer nivel. La presencia de Pogacar la habría redondeado. Sin embargo, no es momento de acordarnos de los que faltan, sino de centrarnos en los que vienen. Destaca Roglic, el último ganador, bien arropado por Vingegaard. Ya fueron primero y segundo el año pasado. La pareja del Jumbo, el imprevisible Evenepoel, un Higuita del que conviene no olvidarse y el bloque Ineos garantizan movimiento. No son corredores ni equipos defensivos. Han recuperado los ataques a 70 kilómetros de meta, suerte que parecía descartada por el ciclismo moderno. Bienvenidos.
El Ineos no domina como el antiguo Sky, pero observo que adopta una actitud ofensiva allí donde corre y posee varias bazas: Luis Felipe Martínez, Adam Yates, el joven Carlos Rodríguez... Habrá que prestarles atención. También traen a un vencedor del Tour como Geraint Thomas. Incógnita.
Roglic, Vingegaard y Evenepoel, sin olvidarnos de Higuita, garantizan el ciclismo de ataque
Resta por descubrir otra excelente carta a priori, la de Alaphilippe, ausente de la competición las últimas semanas. Si se encuentra bien, este recorrido rompepiernas se adapta a sus cualidades como corredor y será un aspirante firme a conseguir más de una victoria de etapa.
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La baja por enfermedad del prometedor Ayuso nos permite mirar a jóvenes locales como Igor Arrieta y Xabier Mikel Azparren. Querrán dejarse ver.
La crono, mejor de inicio
Soy partidario de situar la contrarreloj el primer día de carrera. La Vuelta al País Vasco se distinguió durante muchas ediciones por decidirse el último día en una crono. Pienso que el actual formato obliga a los equipos a tomar una actitud ofensiva a partir de mañana. Ojo al trazado técnico de Hondarribia, con subidas, bajadas, virajes y el empedrado como el del casco antiguo, donde parece que se te va a desmontar la bicicleta. Habrá diferencias pero la prueba seguirá viva.
Me atrevo a escribir que estamos ante una edición menos montañosa que las anteriores a pesar de los abundantes finales en alto. La mayor dureza está concentrada el último día, si bien las otras etapas son traicioneras, con finales semejantes a los en su día tradicionales en el Giro y a los hoy en día habituales en la Vuelta.
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Soy de los afortunados que he seguido el ciclismo por televisión desde que arrancó la temporada. Lo hago a través de Eurosport, algo que no ocurre con Televisión Española. Tampoco estamos para lanzar cohetes con Euskal Telebista porque tengo la sensación de que su número de carreras retransmitidas va a menos. En la Itzulia, eso sí, harán un despliegue de la talla de la prueba. No podía ser menos.
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