Actuación fuera de serie de Pello Bilbao. Lanzó ataques en los kilómetros finales, tanto para arriba como para abajo, además varias veces, remató en el ... sprint y demostró punta de velocidad para superar nada menos que a Alaphilippe. El de Gernika hizo gala de su capacidad de recuperación y también de fuerza en la recta de llegada.
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La mayoría, entre los que me incluyo, veíamos ya la segunda victoria consecutiva del campeón del mundo. Más teniendo en cuenta que llevaba a su lado a Evenepoel. Nadie podrá defender que el belga no le dejó a la distancia ideal. Volvió a hacerlo. Pero el francés se encontró con un corredor más rápido, quizá también más entero tras el desgaste de la doble subida a Opellora y Ozeka. Porque el maillot arcoíris estuvo en punta y atento a todos los movimientos en los últimos pasos por los dos puertos. Quizá pudo pagarlo en un sprint en el que parecía que iba a valer la misma foto de la víspera en Viana. Esta vez salió movida.
Ineos, sobre todo de la mano de Geraint Thomas, realizó un grandísimo trabajo. Controló la carrera, impuso un ritmo alto y condujo al pelotón en las aproximaciones a carreteras estrechas, que no estaban en tan mal estado como me había avisado José Mari Basualdo. Llamó la atención el escaso fruto recogido. Además, tuvieron la mala suerte de que Adam Yates, su hombre fuerte, sufrió una avería dentro del último kilómetro. No le supondrá pérdida de tiempo en la clasificación general, ya que estaba dentro de la zona de tres kilómetros y no era una llegada en alto.
Nada que reprochar a la estrategia y al trabajo de Ineos, si bien el conjunto inglés recogió poco fruto
No se le puede reprochar nada al conjunto inglés. La estrategia, más aún si tenemos en cuenta que el paso doble por el mismo circuito resta capacidad de sorpresa, era buena. Adam Yates lanzó sus ataques en puntos correctos. Sucede que las fuerzas, si nos guiamos por lo visto, están equilibradas.
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Me encantó el circuito final, muy duro. Supongo que a su creador, el amigo Roberto Laiseka, le habría hecho menos gracia si lo hubiera tenido que recorrer en bicicleta en lugar de en automóvil. Me recordó a las clásicas de Flandes con una diferencia: cemento en lugar de adoquines.
Roglic estuvo agazapado y dispuso de un solo compañero, pero bueno, en el selecto grupo de cabeza. Vingegaard, que causó una magnífica impresión, se encargó de controlar a los rivales. Dio una exhibición. El danés es un magnífico apoyo para el esloveno, que no tiene necesidad de hacer alardes, sobre todo cuando es consciente de lo que le espera el último día. Los segundos de ventaja adquiridos en la contrarreloj juegan a su favor, más aún si Evenepoel, el segundo clasificado, flaquea en las ascensiones.
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Ya saben que soy partidario de colocar la crono el primer día porque su resultado obliga a atacar tarde o temprano a quienes pretenden desbancar al líder. Ahora bien, hay quien opina que un recorrido tan duro como el de la etapa del último día con final en Arrate ejerce el mismo bloqueo que una contrarreloj. Infunde respeto y puede provocar que los aspirantes al triunfo final midan demasiado los esfuerzos, unos para atacar y otros para defender.
Corredores como Vingegaard, Adam Yates y Enric Mas causaron una excelente impresión en una jornada buena desde el punto de vista meteorológico, lo que siempre ayuda. Posiblemente el mallorquín de Movistar haya enfocado su carrera hacia la etapa del sábado en Arrate. Es la que mejor se adapta a sus cualidades de escalador. Le veo fuerte.
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