DESDE EL BULE

Ya tengo decidido mi voto

ALBERTO MOYANO

Sábado, 26 de febrero 2011, 05:01

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Teniendo en cuenta que afrontamos una época de incertidumbres en la que los viejos paradigmas se han venido abajo para dar paso a una nueva era mucho más híbrida, he decidido que en las próximas elecciones depositaré mi confianza en el único candidato que, a mi entender, ha comprendido la magnitud de los nuevos desafíos que en breve habremos de resolver. Pienso que se trata de una persona capaz de ejercer en solitario el liderazgo compartido, flexible en la exposición de sus principios, pero firme en la defensa de sus intereses personales. Un candidato acostumbrado a trabajar en equipos y, sobre todo, a someterlos, capaz de resolver cualquier problema desde una perspectiva transversal y de género. En mi modesta opinión, ha acreditado sobradamente a lo largo de su trayectoria al servicio del bien común un dominio magistral, no sólo del 'brain storming', sino también del 'power point'.

Además, su gestión nace con una vocación de país y contempla la pluralidad del territorio en clave de Eurociudad, asimilando la problemática en su conjunto como un reto al que sólo podremos dar respuesta como colectivo. En un entorno en permanente proceso de cambio, sabe que no podemos seguir aferrados a viejos dogmas, útiles sin duda en otros tiempos, pero obsoletos en un contexto en el que lo sostenible, lo multidisciplinar y el emprendizaje van ganando peso de forma que rozan ya la obesidad mórbida.

Por eso, en definitiva, creo que se trata de la persona ideal para resultar ininteligible en trilingüe, para trabajar en red, para danzar en torno al eje atlántico y capaz de aglutinar voluntades, siempre dentro de los diferentes ámbitos de decisión, a la par que conserva un margen de maniobra que le permita cambiar de dirección sobre la marcha, en el caso donostiarra, focalizada básicamente en los sábados por la noche. Y todo esto porque en la sociedad del conocimiento alumbrada al socaire de las nuevas tecnologías, los votantes hemos dejado de ser meros espectadores para convertirnos en un todo tremendamente narcoléptico, dicho sea sin ánimo de patrimonializar el sentimiento de un electorado de amplio espectro. En efecto: mi voto será para ése en el que están pensando.

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