Fachadas que limpian el aire
Una empresa de Donostia, primer edificio del Estado revestido con cerámica descontaminante. El material transforma los gases nocivos de la polución en sustancias inocuas para el hombre
JUANMA VELASCO jmvelasco@diariovasco.com
Lunes, 14 de febrero 2011, 08:44
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Las jornadas anticiclónicas de la semana pasada han vuelto a poner de actualidad el problema de la contaminación que sufren las ciudades, a causa de las emisiones del tráfico y la industria. Sin llegar a los extremos de ciudades como Madrid y Barcelona, que últimamente han amanecido bajo una 'boina negra' de contaminación, lo cierto es que en Gipuzkoa las mediciones también han revelado estos días mayores niveles de polución en zonas como Lezo, Azpeitia y Zumarraga.
Además de la sensibilización necesaria para reducir las emisiones, en los últimos tiempos se han desarrollado importantes innovaciones para tratar de disminuir esta contaminación en los núcleos urbanos. Una de ellas se ha puesto en práctica en Donostia.
¿Se imaginan un edificio capaz de descontaminar el aire? El inmueble de una empresa del barrio de Rekalde es el primero del Estado provisto de una fachada capaz de limpiar la atmósfera como si fuera un árbol. Su revestimiento de cerámica recoge las emisiones contaminantes (NOx y HNO3) y los transforma por arte de magia en aire limpio.
Desarrollo con el CSIC
«Convierte las emisiones contaminantes de las ciudades en sustancias inocuas para las personas. Es decir, descontamina y purifica el aire», explica Carlos Iriarte, gerente de Larogei. Esta empresa guipuzcoana, dedicada a la distribución de productos para la construcción y decoración, reformó sus instalaciones de Rekalde a finales del año pasado revistiendo parte de su fachada con este material. «Son solo 100 metros cuadrados, pero con ellos pondremos nuestro granito de arena para limpiar el aire de la zona. No hay que olvidar que nuestra empresa se encuentra ubicada junto a la antigua N-I, que todavía soporta mucho tráfico», explica Iriarte.
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La cerámica en cuestión, de nombre Bionictile, es un innovador producto desarrollado por las empresas Ceracasa (Castellón) y FMC-Foret, en colaboración con el Instituto de Tecnología Química de la Universidad Politécnica de Valencia -en el que participa el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas)- y ReMa, consultoría e Ingeniería Ambiental.
Según explica Fran Raya, director de marketing y producto de Ceracasa, las piezas cerámicas Bionictile «llevan un esmalte catalizador que, en presencia de la luz solar y de la humedad ambiental, hace reaccionar las emisiones contaminantes (NOx) del aire de las ciudades y núcleos urbanos, transformándolos en sustancias inocuas para la salud humana».
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Los científicos que desarrollaron el producto se inspiraron en «la superficie de las hojas de los árboles». Aunque no es similar, el proceso que usa la cerámica Bionictile se acerca mucho al que realizan árboles y plantas para atrapar el CO2 de la atmósfera y convertirlo en oxígeno puro. «Mediante fotocatálisis, la cerámica transforma las partículas de óxido de nitrógeno (NOx) emitidas en la combustión en nitratos inofensivos, gracias a la acción de los rayos ultravioletas que contiene la radiación solar», explica Raya.
El esmalte catalizador de la cerámica (óxido de titanio TiO2) y el diseño de la superficie favorecen la reacción. No en vano, imita la rugosidad superficial y las formas irregulares microscópicas de las hojas de los árboles, lo que aumenta la superficie de contacto con el aire. Esta característica, trasladada a la cerámica, «favorece el proceso de fotocatalización con los rayos solares», por los que se purifica el aire.
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Cerámica testada
Según las pruebas realizadas, cada metro cuadrado de esta cerámica es capaz de descomponer cada hora 25,09 microgramos de óxidos de nitrógeno (NOx) que contaminan la atmósfera y son perjudiciales para el corazón y pulmones, y culpables de dolores de cabeza, erupciones de piel, conjuntivitis..., según estudios recientes.
Además de su toxicidad, los óxidos de nitrógeno (NOx) «reaccionan con los hidrocarburos sin quemar para formar ozono, causante principal de la lluvia ácida. Son gases que contribuyen al cambio climático y al calentamiento global del planeta y son más nocivos que el propio CO2», añade Raya.
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Una estimación sobre 200 edificios recubiertos de esta cerámica descontaminaría un volumen equivalente a 2.638 millones de m3 de aire al año. O, lo que es lo mismo, más de 400.000 personas podrían respirar durante un año aire libre del perjudicial NOx, según señalan sus creadores.
También pavimentos
El efecto de estas piezas permanece a lo largo de su ciclo de vida, por lo que, según defiende la firma azulejera que las ha desarrollado, se trata de una «propuesta de bajo coste para la sociedad» con la que poder «convertir los edificios en árboles y las ciudades en bosques de azulejos».
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En Larogei (Grupo Bilbu) han querido predicar con el ejemplo y, además de comercializar esta cerámica en Euskadi, cuentan desde finales de 2010 con el primer inmueble del Estado que tenga una fachada capaz de purificar el aire de su entorno. En breve estará listo otro edificio, una instalación deportiva de mayores dimensiones, en Castellón, la provincia donde se ha concebido esta innovación.
Además de las cerámicas descontaminantes para fachadas, en Larogei disponen de otras soluciones sostenibles que en breve se empezarán a aplicar. Una de ellas es el pavimento descontaminante bio-Innova, de la firma valenciana Fenollar. Varias empresas están barajando ya la posibilidad de colocar este tipo de baldosas en Euskadi. Como ocurre con la cerámica para fachadas, estas baldosas son capaces de reducir los óxidos de nitrógeno presentes en el aire, transformándolos en sustancias inocuas para la salud.
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