Alfredo Kraus, durante un ensayo en el Victoria Eugenia. :: KUTXA FOTOTEKA
LA CALLE DE LA MEMORIA

Lamentos por la única ópera en la Quincena

1970 Pese al éxito de 'Lucía de Lammermoor', con Kraus, se quejaban del «forzoso ayuno operístico»

MIKEL G. GURPEGUI

Miércoles, 18 de agosto 2010, 04:22

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Andan los melómanos donostiarras con hambre ópera. Como siempre, hace cuarenta años, en la presentación de la Quincena Musical donostiarra, también se destacaba el hecho de que su programa incluyera 'sólo' una ópera, algo que hoy se agradece pero que entonces sabía a muy poco.

En vísperas de la edición número XXXI de la Quincena (XIII enmarcada en aquellos Festivales de España), su director Francisco Ferrer hijo lo decía muy claro en una entrevista a DV: «Va una ópera, 'Lucía de Lammermoor', con divos: Alfredo Kraus y Cristina Deutekom. No da para más. Es muy caro montar un ciclo de ópera».

En 1970 aún estaban cercanos los extensos ciclos operísticos montados por la Quincena Musical. Pero, como decía con realismo Paco Ferrer, «hoy el divo se pone en los 5.000 dólares. Lo cual, decimos, que montar ópera en San Sebastián es ofrecer un aliciente caro. Solamente con fuertes subvenciones podría lograrse hacer este género musical asequible a todas las fortunas, pero las subvenciones están en el 'calderón' desde 1963, esperando la resolución final».

Aquella edición número 31 de nuestro festival de música clásica comenzaría el 20 de agosto y terminaría el 9 de septiembre. Tendría entre sus platos fuertes, además de la ópera de Donizetti con Alfredo Kraus, un ciclo con las nueve sinfonías de Beethoven. Con motivo de los doscientos años de su nacimiento, la Orquesta Nacional de España, con Rafael Frühbeck de Burgos a la batuta, ofrecería las nueve sinfonías. Para la novena contaron con la participación del Orfeón Donostiarra.

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Aquella Quincena centrada en Beethoven programó, además, al London's Festival Ballet y a la compañía de Antonio Gades.

En el periódico se comentaba ante la nueva edición que la Quincena «tiene ya una mayoría de edad y un reconocimiento internacional. (...) Tiene garra esta Quincena Musical, que debería ser actualizada en diversos sentidos, primeramente, en este tan preciso de tener en cuenta y que se refiere a las subvenciones. Los grandes espectáculos tienen sus exigencias. Es lo lógico. La Quincena Musical para San Sebastián es otro toque de prestigio».

Por cierto, que la representación de 'Lucía de Lammermoor', el 26 de agosto en el Victoria Eugenia, se celebró «en un clima de expectación y con la asistencia de mucho público, presentando la sala un aspecto brillantísimo, como en los grandes acontecimientos», comentaba José Luis de Salbide en DV.

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El crítico se deshizo en elogios hacia la «voz fresca, de timbre bello» de Alfredo Kraus: «Cantó bien el primer dúo, asimismo el segundo acto, en el que fue a más, de forma espléndida su primera romanza del cuadro último y en las postreras intervenciones (...) tuvo calidad, emoción, estilo y nervio».

El barítono Antonio Blancas y la soprano de impresionantes agudos Cristina Deutekom parece que también causaron sensación. «El entusiasmo del auditorio se desbordó, las ovaciones echaban humo y los bravos crearon un clima de apoteosis, con el público puesto en pie», escribía el crítico Salbide, que no perdía ocasión de lamentar lo que entonces se vivía como «el forzoso régimen de ayuno operístico que nos encontramos en San Sebastián».

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