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A mano y reciclado.La calle Solana cuenta por segunda vez con un gran toldo tejido apunto y ganchillo. IÑIGO ROYO
Tolosa

Solana, a la sombra y el color del ganchillo

Luz y color ·

En una versión renovada, el gran toldo sorprende a vecinos y turistas que llegan a Tolosa

E. Arandia

Tolosa

Domingo, 21 de agosto 2022, 00:10

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Bajo la sombra del punto y el ganchillo, una explosión de colores se ha adueñado este verano de la calle Solana, convertida este mes en una visita obligada para los turistas y visitantes que llegados a Tolosa se pasean por el Casco Antiguo. El gran toldo ha conseguido acaparar el objetivo de todo aquel que busca retratar el encanto que caracteriza sus calles y se lanza a improvisar un selfie.

Detrás, se encuentra María Jesús Gómez, que regenta la tienda Eskuz de lanas y otros accesorios artesanales en esta calle, y ofrece clases de punto y ganchillo en su comercio, un auténtico «cajón de ideas».

Esta iniciativa nació de su «pasión» por tejer y la necesidad de contar con un toldo en la calle y especialmente en su comercio que aportara un poco de sombra para proteger el género del escaparate. Como bien indica su nombre, Solana es uno de los puntos de la Parte Vieja donde el sol calienta con más fuerza, pero la falta de altura en su local no le permite colocar uno. «En el norte cada vez nos vamos pareciendo más al sur en cuanto a las horas de luz. Pensé en aprovechar unas piezas que había tejido junto con mi grupo que comenzamos hace varios años a tejer para poner un toldo a la altura de la tienda. Esa era la idea inicial, pero pensé que sería bonito ampliarlo a toda la calle y crear uno más grande. En el primer proyecto hace ya tres años nos dio tiempo únicamente a tejer para media calle, y gustó tanto que nos animamos a crear algo más grande para toda la superficie», recuerda.

María José ha perdido la cuenta, pero calcula que en los 70 metros de largo y cuatro de ancho que ocupa el montaje en la calle, dejando libres las dos mangas de acera, habrá aproximadamente 2.000 kilos de lana, que se traducen a más de mil madejas.

Aquel año de pandemia cubrieron también la parte central de las 66 columnas del Tinglado, piezas que pudieron recuperar y reutilizar después y que ahora son parte del toldo de este año.

Tras un año de trabajo, las primeras piezas estaban terminadas para el mes de junio y se completaron en julio. Con la ayuda de la brigada municipal María Jesús instaló su nueva creación a principios de agosto durante tres días de trabajo y permanecerá expuesta hasta finales de octubre. «Dentro de las posibilidades que tenemos hemos intentado hacerlo lo mejor posible y estoy satisfecha con el resultado. Desde abajo visualizas las piezas de una forma, pero luego al colgarlas es complicado que queden totalmente tensas y estiradas. Esa era nuestra preocupación porque con el tiempo las piezas van cayendo por su propio peso», detalla.

El proyecto inicialmente contó con un grupo de 16 personas que comenzaron a tejer en 2018. Este último año, en cambio, se ha reducido a cinco, quienes han completado el trabajo. «Agradezco el trabajo y el apoyo de todo el equipo y la brigada, que me han ayudado a colocar el toldo», recalca.

No es la primera actividad que lleva a cabo esta tolosarra desde que abrió su comercio. Con el objetivo de dar vida a la calle más allá de las terrazas, se ha hecho un hueco en Solana con iniciativas como 'Tejiendo a la luz de las velas'. Desde hace cinco veranos, las tardes de los viernes, «siempre que hace bueno», junto a un grupo de compañeras aficionadas también a tejer salen a la entrada de su comercio a trabajar las agujas en corrillo. Este año también ha organizado 'La caravana de la lana', donde las tardes de los martes en junio las pasaron tejiendo en diferentes plazas y terrazas de Tolosa.

El toldo no solo proporciona sombra a paseantes y vecinos, también decora la calle de una forma particular que ha conseguido «emocionar» y atraer palabras de agradecimiento de muchos de los residentes.

Tejer también es de hombres

De todas las piezas la tolosarra destaca dos en concreto y hace un llamamiento a los hombres. «Me gustaría recordar que hay sillas de sobra, para todas y todos. Hombres hay, pero no quieren dar la cara. Algunas piezas del toldo las hizo Patxi, que ha sido pintor. Hace ganchillo, también punto y ha tejido el escudo de San Miguel de Aralar, el escudo de Gipuzkoa y otra pieza de unas flores que está al comienzo de la calle, junto a la floristería. En la pandemia descubrí que había muchos hombres que tejían en casa. Hay otra pieza que está gustando mucho. Hago arreglos especiales de paraguas; la gente me trae para reciclar y de esos arreglos saco piezas que posteriormente reciclo. Una de ellas está hecha con cinco partes diferentes de paraguas que las hemos unido con ganchillo», concluye.

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