El tolosarra Borja Bordonabe crea su primera pieza de baile basándose en los momentos de debilidad personal y soledad. I. APRAIZ
Tolosa

La soledad se rinde a la danza

El coreógrafo y bailarín Borja Bordonabe ha creado 'Solo', una pieza de danza que se inspira en la soledad y muestra un viaje emocional al interior de las personas

E. Arandia

Tolosa

Domingo, 9 de octubre 2022

Dicen que Edgar Degas, pintor impresionista que retrató la vida parisina del siglo XIX en cuyo arte irrumpió la danza, bailó durante toda su vida ... la danza de la soledad. Las aparentes dulces y refinadas bailarinas de sus cuadros, en cambio, no reflejan si no la oscuridad y soledad que vivía su autor en el París de la época. Durante la historia la soledad ha inspirado e influenciado a muchos creadores.

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'Solo' ha nacido de esos momentos de debilidad personal buscando reflexionar sobre ellos. En esta ocasión, la soledad sale a bailar al escenario y la coreografía se construye como un diálogo basado en su mayoría en la improvisación que tiene como objetivo encontrarse con el público dando lugar a una danza de participación que nos muestra más sobre nosotros mismos y nos invita a hacer un viaje de exploración a nuestro interior.

El coreógrafo y bailarín Borja Bordonabe (Tolosa, 1992) plantea un solo que lleva implícita la soledad en la escenografía. Es su primer trabajo en solitario, una creación que encierra la reflexión sobre los momentos de soledad a los que nos enfrentamos en muchos momentos de nuestras vidas.

La pieza, de trece minutos de duración, refleja una lucha interior con un recorrido donde poder coger fuerza, seguir adelante, dejar de esconderse y mostrarse como uno es. «Cualquiera puede esconderse, enfrentar los problemas, y buscar la solución es lo que te hace fuerte. Muchas veces mostramos una versión de nosotros que no es real. Nos ponemos capas y nos escondemos porque no queremos mostrar nuestra fragilidad. Una vez que vas cogiendo fuerza, en cambio, vas mostrando más sobre ti. Para mí 'Solo' es un viaje, donde no luchas contra la soledad, sino que te rindes ante ella y en ese proceso ves cosas que no verías al estar tan tapado o tan metido en ti mismo. La idea de escondernos para huir de nuestros problemas, de escondernos para no mostrar nuestra vulnerabilidad, hace que esos miedos e inseguridades vayan creciendo poco a poco. Como consecuencia, en ese pequeño 'escondite' nos sentimos cada día más cómodos, pero también más solos y solas», explica el tolosarra.

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El bailarín sigue unas pautas y movimientos marcados, pero se basó en la improvisación, una herramienta cada vez más común en la danza, como en la música: «La idea inicial no era esa, pero al final, casi todo es improvisación. Lo bueno de improvisar es que cada día surgen cosas nuevas y te sorprendes a ti mismo», afirma.

Creado en el espacio Dantzagunea de Errenteria, el espectáculo fue presentado en abril en las jornadas Labo Go de Kutxa Kultur Plaza y tras su estreno en el Festival de Danza de Pasaia se encuentra en pleno proceso de promoción del proyecto, que espera poder presentar en Tolosa próximamente.

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Del K-pop a Israel

En ese viaje emocional, el estilismo es una parte importante en la puesta en escena que protagoniza Borja, sólo sobre el escenario. Su figura se esconde bajo el ala de un sombrero de estilo pamela y una camisa de volantes que poco a poco, a través de diferentes movimientos, se deja descubrir. Para ello, ha contado con la colaboración de Sofía Browniebrown y de Irati Apraiz en la parte audiovisual.

Preguntado por las influencias, compañías, bailarines o artistas que puedan servir como referencia, Borja afirma que su inspiración no surge de una idea en concreto. Habla del K-pop y todo un movimiento que existe en la actualidad en torno a la danza contemporánea en Israel, y menciona que los proyectos y bailarines actuales en Euskadi le resultan también inspiradores.

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Tras su paso por Madrid y Berlín 'Solo' llega en un momento de auge de festivales de calle, de producciones independientes y de corta duración que en ocasiones conforman un mismo cartel o espectáculo.

Actualmente, el tolosarra compagina su actividad en la compañía de danza NODE, donde ha participado en el dúo 'Batu' –una producción de calle– y una producción larga titulada 'Arachno', con las clases de ballet que ofrece en el taller de danza Antonio María Labayen de Tolosa. «Los bailarines también necesitamos crear. Te das cuenta de que a veces el trabajo lo tienes que crear tú y en el proceso de trabajar para los demás te vienen ideas, vas pensando qué harías tú y cómo. En mi caso, he estado muchos años retrasando ese momento para hacer mi propio trabajo y por fin he decidido dar el paso», explica.

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Borja comenzó a los 13 años sus estudios de danza en la academia de Mentxu Medel Thalía. A los 18 se trasladó a Madrid donde realizó tercer curso en el grado profesional de danza clásica en el Conservatorio Profesional de Danza Fortea. Un año más tarde comenzó su primer curso de danza contemporánea en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma, donde tras seis años se graduó y puso fin a una «carrera de fondo» que se prolongó durante siete años en total.

Posteriormente, participó en diversos proyectos como óperas en el Teatro Real, en el Kursaal. Ha trabajado en coreografías de Pilar Villanueva, Pedro Verdayes o José Reches, también en el Talent Madrid con la compañía Neves, en óperas para el Teatro Real de Madrid como 'Das Rheingold' y 'Die Walküre' y para los Teatros del Canal La Italiana en Argel. Ha formado parte de una producción de la mano de Pasión Turca coreografiada por Patrick De Bana y representada en Bahrein llamada 'Dreams of a traveller', y ha colaborado con la compañía Dantzaz en el proyecto 'Atalak', con los coreógrafos de Led Silhouette.

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