Julen Altzelai: «Entrené con Martínez de Irujo y Olaizola»

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ulen Altzelai es una persona activa, de esas a las que las 24 horas del día se le hacen cortas. Si no está jugando a pelota, está corriendo por el monte y sino, trabajando. «No me gusta descansar. Si por mi fuera ni dormiría». La vida en Alkiza es justo lo contrario. Un lugar en el que la tranquilidad y la paz de la vida en la montaña, y algo aislada del resto de municipios, son señas de identidad. Sin embargo, y por complicado que parezca, para Julen no hay lugar en el mundo mejor para vivir. «La calidad de vida es altísima».

Es ese equilibrio el que hace que nuestro protagonista hable tan bien de su hogar. «En dos palabras: Alkiza es deporte y naturaleza». Un binomio perfecto para un expelotari semiprofesional que ha dejado a un lado el frontón para dedicarse al mundo gastronómico. Más concretamente, a un producto tradicional como es el talo. «Siempre me ha dado pena cómo se ha tratado esta comida. Era algo pesado. Yo me lo tenía que comer con la txistorra o acompañado, solo no podía. Me propuse trabajar para hacer de él un producto de calidad». Así nació Ekotaloa en 2019, con sede en Alkiza, la colaboración de los agricultores de Alkiza y la ayuda del molino, también en Alkiza. «Todo se queda en casa».

Pese a que su vida ligada a los frontones haya quedado atrás, Julen sigue manteniendo su pasión por el deporte. «Recuerdo con cariño la pelota. Durante mi etapa entrené con grandes nombres como Martínez de Irujo u Olaizola y gané algún torneo importante como el de Elgeta, Zaldibar o Lezama», rememora con emoción. Pero las lesiones truncaron su sueño. «Me rompí los ligamentos un par de veces». De hecho, uno de los especialistas a los que acudió le aseguró que «esa rodilla le daría mucha guerra» y que «no podría volver a hacer deporte nunca más». Ahora es atleta en un equipo donde compite en carreras por la montaña. «Me propuse llevarle la contraria a aquel doctor y trabajé muy duro para poderme recuperar». De ahí que su 'txoko' favorito sea Mendiola. «Me encanta. No solo por su apariencia, que me recuerda a un volcán, sino por toda la historia que he vivido ahí. Recuerdo que cuando era más pequeño iba a estudiar allí, que cuando hice las clases para tener la titulación de parapente también entrenaba ahí y ahora, cuando salgo a correr, suelo acabar en la cima». Sencillamente para Julen, Alkiza es «el lugar idóneo para desarrollarte como deportista».

Por cómo describe su casa, parece que se trata del mismísimo Edén, pero «no es oro todo lo que reluce». A sus 34 años el cuerpo le pide marcha y «de eso no hay mucho». «La juerga está muy lejos. De lunes a viernes se puede decir que sólo hay un plan: quedar en la plaza del pueblo y estar con la gente. No hay nada. Es un ambiente más familiar y de calma que de marcha. Ni siquiera hay 'pintxopote'. Quitando las fiestas del pueblo, esa tranquilidad de la que hablábamos, a veces es demasiada». apunta entre risas.

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