Iker Álvarez: «No me tratan distinto por ser famoso»

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noeta tiene poco más de 2.000 habitantes. Para algunos serán muchos, para otros pocos y habrá quien piense que son suficientes. Lo cierto es que habría que multiplicar su población 260 veces para alcanzar el número de seguidores que tiene uno de sus vecinos, el influencer Iker Álvarez, quien no duda en atribuir parte de su fama a la «paz y el ambiente» que se respira en su pueblo.

Empezó en el mundo digital de la mano de su hermano. «Subíamos vídeos a YouTube de videojuegos, pero de manera poco constante». Por entonces Iker era un niño, pero esos ratos frente a la cámara sirvieron para que descubriera un 'hobby' que acabaría siendo su profesión. Los años pasaron, el contenido en redes quedó en un segundo plano, estudió el Bachillerato, un Grado Superior de Audiovisuales y llegó la pandemia. Un momento oscuro, pero lleno de nuevas oportunidades. «Estábamos todos aburridos en casa. La gente se descargó TikTok como remedio y yo también. Siempre me había gustado el mundo de la moda, de las zapatillas. Me animé y subí un vídeo. Al poco se hizo viral una publicación y... hasta hoy». Ahora la temática de su contenido es otra. «Enseño mi día a día. Si voy a un partido de la Real o de viaje subo alguna cosa, por ejemplo». El número de seguidores también ha crecido y en apenas unos años ha superado el medio millón de 'followers'entre todas sus redes sociales.

Los primeros en apoyarle fueron los amigos de su cuadrilla. Aunque no son sus mayores fans. «Ellos me siguen viendo como el Iker de siempre. En el grupo uno es mecánico, otro que trabaja en un concesionario y yo soy creador de contenido. Es un trabajo más». Ese trato lo extrapola también al resto de sus vecinos y es una de las cosas que más admira de su pueblo. «Aquí todo el mundo puede hacer lo que quiera sin que el resto le juzgue. No me tratan distinto por ser famoso», apunta. Algo que no pasa cuando sale de su zona de confort. «Cuando voy a Madrid termino agotado. La última vez estuve tres días y no paramos. De un evento a otro, visitas aquí, visitas allá... Hasta me piden fotos por la calle. Es llegar aquí y vuelve la paz».

Iker es feliz. Disfruta de su pasión y su vida llega cada vez a más personas. Aunque lo que más le llena es saber que su público es cercano a él. «El 1,6% de mis seguidores son de Donostia». Eso dicen las estadísticas de su cuenta de Instagram, «aunque seguramente se refiera a San Sebastián y al rededores». El dato puede parecer bajo, pero por lo que cuenta es algo «realmente difícil». «Lo normal es tener mucho público en ciudades grandes, no como Donostia y es algo que me enorgullece mucho. Cuando empecé me propuse hacerme conocido aquí y luego expandirme».

Ese último paso, el de tratar de llegar cada vez a un público mayor, puede conllevar a tomar decisiones que por el momento no quiere, pero que tarde o temprano cree que tendrá que tomar. «Lo más probable es que acabe yéndome a Madrid a vivir. Hay más posibilidades de ir a eventos, colaboraciones, marcas...». Eso será en un futuro. Por ahora, se queda en casa. Disfrutando en la misma plaza y con la misma gente que le ha visto crecer.

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