Lore Aldaregia: «Cantar en el coro ha sido todo para mí»

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ontada en su singular bicicleta, elegantemente vestida, siempre bien maquillada y acompañada por su imprescindible 'Bixkor'. Así recorre cada día las calles del centro de Beasain Lore Aldaregia, figura archiconocida en la localidad que, con 92 años recién cumplidos, sigue destacando por su vitalidad y amabilidad. Se trata de mucho más que de «una beasaindarra de pro», como ella se describe, es alguien especial, de las que ya no quedan. Figura imprescindible de la coral Loinaz durante décadas, serán pocos los beasaindarras que no la conocen. Tanto, que hace unos años hubo quienes se inspiraron en ella para la jornada de disfraces de las fiestas, algo que ella se tomó «con mucho humor».

«Me gusta despertarme pronto por la mañana, sobre las 9.30. Desayuno fuerte, para arrancar bien el día y preparo la comida. Me encanta cocinar, aunque ahora consume mucha de mi energía. Después, voy a hacer los recados en mi bicicleta, me gusta hacerlos en persona, para apreciar el género que hay y elegir. No soy rara, simplemente sé lo que quiero y lo elijo. Después, no fallo a mi mosto con limón del mediodía, y cuando mi hijo Jon cierra su tienda, a la una, vamos a comer. Por la tarde descanso un poco, tomo algo con las amigas, paseo a mi querido perro 'Bixkor', que me acompaña allá donde voy, y a las 21.00 puntual, llego a casa», resume Lore su día a día.

La segunda de tres hermanos, en su juventud trabajó en la tienda de ultramarinos que la familia tenía junto a la plaza San Martín. Echando la vista atrás, recuerda con cariño los ratos que compartía en el Batzoki con sus seres queridos jugando a cartas o en las entretenidas cenas. Pero si hay una actividad a la que Lore siempre ha estado unida es al canto. Pese a haberse 'retirado' hace unos cinco años, fue, es y será siempre una figura emblemática en la coral Loinatz. Desde su ingreso en el año 1946, Lore ha tenido una presencia constante –exceptuando unos pocos años en los que tras casarse llegaron los dos hijos, Luisma y Jon «y había que criarlos»–, participando en innumerables actuaciones con una devoción inquebrantable, ofreciendo conciertos en Londres y París, y cosechando importantes premios a lo largo de su carrera. «El coro ha sido todo para mí. Recorrer tantos escenarios, conocer a tanta gente... Además, lo pasábamos muy bien. Organizábamos cenas, excursiones...», reconoce con emoción. Ha sido décadas de compromiso, a los que ha impreso su carácter jovial y entusiasta».

Ahora lo que no perdona sus horas de terraza, compartiendo «los cuentos» con las amigas; así como pasar el tiempo con su hijo Jon. «Soy una persona activa. No me gusta pasar el tiempo en el sofá. Amo Beasain, lo tiene todo para mí y me siento muy querida aquí». subraya mientras se despide junto a su bici y fiel guardian 'Bixkor'.

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